La batalla en los juzgados que rodea al tema de la adquisición de Activision Blizzard sigue estando al rojo vivo. A pesar de que Microsoft está realizando bastantes concesiones y está firmando acuerdos para llevar Call of Duty a las plataformas de Nintendo, NVIDIA GeForce y más durante al menos 10 años, Sony sigue empeñada en frustar sus planes. En la compañía japonesa temen que no puedan afrontar la pérdida de una franquicia tan importante como esta.
Ahora mismo el foco del conflicto está en el Reino Unido, donde la CMA (Autoridad de los Mercados y la Competencia) está analizando concienzudamente la situación para decidir si dan su visto bueno o no. En febrero Microsoft presentó un informe en el que detallaba sus planes a la hora de hacerse con Activision Blizzard, y ahora están saliendo a la luz las argumentaciones de otras empresas afectadas por esta compra, como es el caso de Sony.
Ante la oposición de PlayStation al acuerdo entre Microsoft y Activision Blizzard es fácil llegar a la conclusión de que los japoneses no quieren perder su posición dominante en el mercado. Es comprensible que existan dudas sobre qué terminaría pasando si se completase la adquisición, pero desde Microsoft siempre se mostraron dispuestos a mantener Call of Duty como una franquicia multiplataforma.
¿En qué quedará todo al final?
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