
Clair Obscur: Expedition 33 lo ha petado a lo loco este año, estamos de acuerdo, y no hay mucho que discutir. Son muchos los elementos que han terminado convirtiendo a esta obra como la gran protagonista de 2025... pero eso ha provocado que muchos otros títulos hayan quedado olvidados, a pesar de su enorme calidad. Uno de ellos, a título personal, no sólo me parece uno de los mejores juegos de todo el año, sino que creo que ha sido injustamente tratado por el mercado, por los premios y por la percepción general.
Estoy hablando de Lost Records: Bloom & Rage, el fantástico trabajo de Don't Nod Montréal con el equipo creativo original que nos trajo (nada más y nada menos) que el primer Life is Strange, obra que para mí continúa estando en la cúspide en cuanto a juegos de tomar decisiones se refiere. Y, de hecho, con este nuevo título consiguen traer el segundo mejor juego de su historia, imprescindible para cualquier jugador que adore el género o que quiera una experiencia narrativa bien suculenta.
Con el lío de licencias y de entregas de Life is Strange, es fácil haber perdido el rumbo al grupo de desarrollo encabezado por Michel Koch, pero te lo resumo rápidamente: este equipo (que formó el Don't Nod original), tan sólo trabajó de forma directa en el primer y el segundo Life is Strange, dejando el resto de la saga en manos de Deck Nine y Square Enix. No han tenido nada que ver en otros títulos de la saga como Life is Strange: True Colors o el más reciente Life is Strange: Double Exposure (cosa que se nota bastnate, si me permites). Este equipo se terminó transformando en Don't Nod Montréal (tampoco confundir con otras divisiones de la compañía), que nos han traído Lost Records: Bloom & Rage (y se encargarán del próximo gran proyecto para Netflix, que tiene toda la pinta de que será un juego de Stranger Things).
Contextualizado todo, ya tenemos el primer gran ingrediente para saber que Lost Records: Bloom & Rage es un título especial: su equipo creativo es soberbio, uno de los más destacados de los últimos años y que siempre aportan ideas fantásticas a nivel narrativo, haciendo que esto de los juegos centrados en la historia donde el jugador toma decisiones avance y nos sitúe en escenarios que hasta hace años no habíamos experimentado jamás.
Porque el fondo de Lost Records: Bloom & Rage es la historia de un pequeño grupo de adolescentes en los años 90, que se intercala con su reencuentro en los años presentes, pero su forma va mucho más allá. Cómo juega con estas dos líneas temporales, con los recuerdos y los comentarios de las protagonistas, la utilización de la cámara de vídeo (que el jugador puede utilizar con libertad) y sus decenas de influencias y fina escritura, nos dejan con una obra fabulosa.
Las referencias paranormales y de misterio al puro estilo Twin Peaks o Expediente X conforman una personalidad arrolladora: a nivel estético y sonoro es una maravilla (atención a su banda sonora), al igual que a nivel interpretativo. Todos los personajes están bien construidos y es sólo una mínima parte de lo que destaca en Lost Records: Bloom & Rage, pero que prefiero dejar de lado para no estropear la experiencia.
Es evidente que no es una obra que pueda encandilar a las masas, como sí ha hecho Clair Obscur: Expedition 33, pero que se centre en un nicho de jugadores más pequeño no quiere decir que no esté a la altura de las circunstancias. Para mí, es uno de los mejores juegos de 2025, uno de los más interesantes y que más trucos narrativos plantea. Consigue, tras diez años desde el lanzamiento del primer Life is Strange, que nos reencontremos con la Don't Nod más creativa y revolucionaria de la historia.
Un juego que no será tan recordado como otros grandes nombres que han aparecido en 2025, pero que me apetecía reivindicar: si no has jugado a Lost Records: Bloom & Rage todavía, es una gran recomendación. Y si el género te atrae o disfrutaste con propuestas anteriores de Don't Nod, lánzate de cabeza: para mí, aunque no llega a las cotas de aquella maravilla de 2015 protagonizada por Max y Chloe, nos devuelve a un estudio que echaba de menos tener en la industria actual.
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