Tras jugar a Pragmata puedo confirmar que Capcom no falla: me quedo hasta con lo que no me convencía

Todos hemos sentido algo parecido tras ver a Pragmata en estos últimos meses: Capcom es una apuesta segura en la industria actual, pero con esta nueva IP era imposible despejar algunas dudas, sobre todo en lo que respecta a su arriesgada propuesta de combate. Yo también me encontraba en esa encrucijada, creer o no creer, pero tras haber jugado media hora, puedo afirmar que las dudas sobre uno de sus aspectos más innovadores se han despejado.

Puzzles y combates, juntos y por separado

Pragmata es una apuesta original e innovadora, no cabe ninguna duda. Aunque podamos enmarcarlo fácilmente en el terreno del género de la aventura y la acción, al menos en lo poco que yo pude jugar, se sitúa en una mezcla entre acción desenfrenada y resolución continua de rompecabezas, pues hasta el sistema de combate está impregnado de ellos. Y es lo que más dudas nos generó después de que Capcom lo enseñara y, sinceramente, creo que es necesario probarlo antes de juzgar.

Los enemigos de Pragmata cuentan con escudos defensivos que debemos hackear para que nuestros disparos sean más efectivos, y ahí entra en juego Diana, la pequeña androide que acompaña a Hugh, el astronauta que controlamos, en los combates. Mientras apuntamos al enemigo con nuestra arma, aparecerá un pequeño puzzle en pantalla, donde debemos completar un recorrido en el interior de una cuadrícula intentando alcanzar la meta, que permite deshabilitar las defensas enemigas. Es entonces cuando podemos disparar, con diferentes tipos de armas, para tratar de hacer mucho daño.

Y esto se repite constantemente, incluso cuando hay varios enemigos en el escenario, lo que puede ser chocante y plantear dudas si, repito, sólo lo has visto y no has jugado. Mientras escribo estas líneas no tengo ni idea de si Capcom va a presentar alguna demo de Pragmata al gran público más allá de la Gamescom, pero espero de verdad que sí, para que puedas comprobarlo de primera mano: el sistema funciona y es muy divertido.

Porque cuando hackeamos a los enemigos utilizamos los botones frontales del mando para ir desplazándonos por la cuadrícula, no el pad de dirección, haciendo que sean movimientos muy naturales que podemos hacer casi sin pensar. Es muy satisfactorio tratar de completar el rompecabezas rápidamente para tratar de acabar con el enemigo, a lo que se suman algunas otras opciones y potenciadores que también aparecen en la cuadrícula y aumentan las posibilidades estratégicas.

En Pragmata, por tanto, es importante disparar a los enemigos como si de un shooter en tercera persona más tradicional se tratara, y contamos con acciones habituales como rodar para evitar los ataques o disparos enemigos, pero es igual de relevante completar ese hackeo que aparece en pantalla de forma constante. No se hace pesado, no trastoca el ritmo de los enfrentamientos y se acciona de forma muy intuitiva. Así que la gran duda que tenía se despejó rápidamente. Insisto en que ojalá puedas probarlo más pronto que tarde para que también puedas comprobarlo.

El pequeño segmento de Pragmata que jugué desembocaba en un enfrentamiento final contra un jefe, muy desafiante y complicado, en el que había que poner sobre la mesa todo lo aprendido en los minutos previos. No sólo se trataba de un enemigo mucho más grande que los anteriores, sino con un poder y posibilidades de ataque muy superiories que, ahí sí, pueden interrumpirte fácilmente si estás en mitad de un rompecabezas, haciendo que los tiempos sean esenciales.

El jefe es la prueba de fuego para saber si has comprendido de verdad este original sistema de combate de Pragmata, donde debes combinar la rapidez, la utilización correcta de las armas y, sobre todo, la mañana completando estos puzzles de hackeo mientras el enemigo se abalanza sobre ti y te lanza misiles. Tienes que tener siempre un ojo puesto en el rompecabezas y otro en los movimientos del enemigo, encontrando el momento justo donde hackear, aprovechar algún potenciador disponible en la cuadrícula, y atacar con todo.

Tras varios intentos, conseguí comprender exactamente lo que Pragmata quería de mí y de este innovador sistema, sintiéndome muy bien conmigo mismo y aplaudiendo este sistema de combate, que se siente fresco y ágil, mucho más de lo que pueda parecer. Correteas por el escenario, buscas un buen lugar, tratas de hackear, lo interrumpes para evitar el ataque, ruedas, consigues un nuevo arma del escenario, atacas al enemigo... todo ello de forma muy intuitiva, insisto.

Pero no todo es el combate

El punto más diferenciador de Pragmata, sin lugar a dudas, es su sistema de combate, pero no es lo único que haremos durante el juego. En este segmento tuve que avanzar con Hugh y Diana por una estación espacial situada en la Luna, repleta de salas, rompecabezas y plataformas. Al igual que con el combate, el sistema de exploración funciona a través de los hackeos, y tuve que enfrentarme a diferentes desafíos para poder avanzar.

Por ejemplo, explorar para encontrar el botón que accionara la puerta necesaria para avanzar o ir activando y desactivando diferentes elementos movibles del escenario para cruzar saltando de plataforma en plataforma. El mayor reto fue encontrarme con la típica puerta con varias cerraduras, teniendo que dar un paseo por los alrededores buscando dónde se encontraba cada uno de los cierres.

Aquí Pragmata es más tradicional, pero me gusta que siga aprovechando la excusa del hackeo para plantear situaciones y rompecabezas más allá de los combates, que se van sucediendo de forma bastante común durante la exploración de la estación. En general, tanto combatiendo como avanzando por los escenarios, en Pragmata importa mucho la resolución de estos rompecabezas, la mayoría bastante sencillos, aunque entiendo que se irán complicando paulatinamente.

Hugh y Diana, una relación que puede dar para mucho

Y no quiero marcharme sin destacar a los dos protagonistas de Pragmata, Hugh y Diana, porque creo que su historia puede ser el eje central de la obra y uno de los elementos que puede marcar la diferencia. El astronauta que controlamos acude a la Luna a investigar la estación, y se encuentra con Diana, un androide con aspecto de niña humana. Desde el principio deben colaborar para sobrevivir en la estación y tratar de descubrir qué está ocurriendo.

Hay secuencias cinemáticas, en el trozo que jugué, bastante habituales, así que supongo que serán el medio principal de narración de la historia. Aunque no se profundizó demasiado en su relación, creo que esta dupla puede ser muy interesante y ojalá se ahonde en ella de una forma innovadora, haciendo honor a su sistema de combate, y no quedándose en la superficie trazando el camino fácil: espero que no todo gire alrededor de Diana siendo un robot del que despiertan emociones y de Hugh sintiendo cariño por ella como si fuera humana; supongo que ya sabes por dónde voy.

Así que se me hace difícil sacar conclusiones, pero sí despejar algunas grandes dudas que tenía (y que sé que tú también). El sistema de combate es una maravilla, muy divertido, ágil y fresco, el verdadero punto álgido de Pragmata, al menos en esta pequeña prueba de media hora que tuve la suerte de disfrutar. Tengo más dudas sobre si la exploración va a ser igual de interesante y de si los rompecabezas más allá de los combates también, pero habrá que esperar a jugar más.

Pragmata tiene un potencial enorme, con un sistema de combate que debe probarse para comprenderse de verdad, pero que resulta ser uno de los más interesantes y novedosos que he visto en mucho tiempo. Capcom no ha fallado en los últimos años y, al menos de momento, no me da la impresión de que vaya a hacerlo con esta nueva apuesta. Hay que despejar otras dudas, pero lo que he probado me sirve para decirte que si esta nueva obra te llama la atención, no me extraña: puede ser una de las mejores sorpresas de 2026.