La magia que rodea a los videojuegos que jugamos se enturbia un poco cuando nos damos cuenta de que muchos de ellos se han llevado a cabo bajo condiciones infrahumanas. Los desarrolladores que tan arduo trabajan se ven obligados a recurrir a jornadas laborales de cantidades ingentes de horas en lo que se denomina como ''crunch'', un fenómeno cada vez más popular en la industria. Y si decimos que es más popular no nos referimos a que cada vez se recurra más a él, sino que siempre ha estado ahí y es ahora cuando estamos empezando a darnos cuenta de ello. Así y por las situaciones vividas con títulos como Anthem o Fortnite, algunos sectores de la industria se han comenzado a movilizar por la creación de un sindicato que vele por los derechos laborales de los desarrolladores.
Lo bueno de estos movimientos es que se ha logrado que el público también comience a ser consciente de la situación y, por ende, se hable más de ello a nivel cotidiano. Algo que habría hecho que el problema también haya calado en algunos sectores políticos, tal y como demuestran las palabras del senador estadounidense Bernie Sanders, uno de los aspirantes a encabezar el partido demócrata de cara a la presidencia del país en las elecciones del próximo año 2020. Así, Sanders emitía un tuit en el que mostraba su apoyo a la creación de dicho sindicato y, sobre todo, a que exista un organismo centrado en cuidar las condiciones de trabajo de aquellos que se ganan la vida en la industria del videojuego (vía Gamasutra).
''La industria del videojuego generó 43 mil millones de ingresos el año pasado. Los trabajadores que son responsables de dicho beneficio merecen contar con el derecho de negociar de manera colectiva mediante la creación de un sindicato. Me alegra que ya existan algunos similares como el de The International Alliance of Theatrical Stage Employees o movimientos como el Game Workrers Unite juntando y organizando a los desarrolladores'', concretaba el senador.
Las palabras de Sanders reflejan un mayor interés por parte de sectores externos en la industria en tratar de solventar una situación que debe ser detenida cuanto antes. Ya no solo por los beneficios económicos que genere la industria de videojuegos sino por justicia con la ingente cantidad de horas de entretenimiento que aportan a sus usuarios.Y, teniendo en cuenta que no se trata de buscar culpables sino soluciones, lo cierto es que nunca puede resultar negativo concienciar de un problema de estas características. Porque si los desarrolladores han logrado crear esos juegos que tanto nos gustan y que nos han aportado algo más de felicidad a nuestras vidas, ¿por qué no apoyarles para que ellos consigan mejores condiciones en las suyas?
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