''Vanpiro esiten'' es un meme que me hace especial gracia, pero que considero lo bastante complejo en si mismo como para ser tan generoso de prestarse a ser usado en situaciones muy diversas: ¿Lo decimos para hablar de los políticos? ¿Para referirnos a aquellas personas que todos hemos tenido en nuestra vida y que restan mucho más de lo que suman? Pues lamento no poder seguir justificando los matices de una expresión que tiene mucha más profundidad de lo que parece: voy a usarlo de forma literal, dado que quiero hablaros de Redfall.
Ya he malgastado un párrafo entero para explicar que el juego va de vampiros, pero nunca es tarde para ser algo más directo, así que empezaré por algo que quizás os sorprenda: mi relación con los juegos de Arkane es bastante extraña. Mi ciclo cuando el estudio saca una nueva propuesta siempre es el mismo: lo pruebo, no lo pillo a la primera, dejo el juego aparcado dos años, vuelvo a él, algo hace click y automáticamente pasa a mi top 20 videojuegos favoritos de la historia.
Me pasó con Dishonored, Dishonored 2, Dark Messiah, Prey y Deathloop sin excepción. Pero lo que me ocurrió con Redfall fue algo distinto; a Redfall lo calé desde los primeros cinco minutos de juego cuando lo pude probar en exclusiva durante algo más de hora y media. Y eso es, precisamente, lo que más me desencaja de todo, lo que no sé si habla muy bien o no tanto de un juego que me ha dejado con ganas de menos y a la vez de más.
Siempre que vengo a contarte lo que me ha parecido un juego que he podido probar antes de tiempo de cara a compartir unas impresiones iniciales, me gusta centrarme en el qué antes que en el cómo; en dar contexto a qué vieron mis ojos cuando lo jugaba antes de fusilar aquello con percepciones completamente subjetivas. A continuación, os resumo en unos cuantos puntos en qué consistió la demo que pude probar:
No soy una persona negativa. Siempre entro a los eventos de preview con la ilusión de alguien cuyo cerebro se encuentra saturado de hype por probar algo nuevo y de cafeína a partes iguales para aguantar el tipo por la mañana. Y, aún así, no pude evitar levantar una ceja al jugar a Redfall en más de una ocasión. Quería que el juego me flipara y mi primera impresión con él fue agridulce, igual que con el resto de juegos de Arkane.
Sin embargo, en esta ocasión mis entrañas no se dieron la vuelta mientras lo jugaba por encontrar en él una propuesta demasiado compleja y densa como en anteriores entregas del estudio, sino porque me desencajó muchísimo sentir que estaba jugando a un título de Arkane que no me estaba pareciendo eso en ningún momento. ¿Los motivos? Los siguientes:
No quiero ser agorero, ni un agrio, ni un enfadica. No quiero ser esa persona que deja de respirar por el mero hecho de que uno de sus estudios favoritos de videojuegos no le haya dado a probar el juego que esperaba. Pero lo que no quiero ser, por encima de todas las cosas, es deshonesto: a pesar de lo que os he contado antes de Redfall, el aviso de que se estaba acabando el tiempo de la prueba se sintió como una puñalada en el corazón.
Y fue entonces cuando noté cómo me fui reconciliando con el juego hasta que entendí que quizás era yo el que estaba mirándolo desde la perspectiva incorrecta. Al fin y al cabo voy a ir a seguir jugándolo de cabeza cuando salga por las siguientes razones:
Por una parte me apena sentir que Redfall no es tanto la visión que Arkane tiene de los mundos abiertos, sino más bien una recreación de la fórmula efectiva del género con algún que otro matiz de la idiosincrasia del estudio. Es un juego que me aterra y me hypea a partes iguales; una propuesta que me ha generado todo tipo de sensaciones encontradas.
Y no ha sido hasta este mismo momento en el que he escrito estas últimas palabras cuando me he dado cuenta de lo que me acaba de ocurrir aquí: con Redfall me ha pasado, efectivamente, lo mismo que comentaba antes con Dishonored, Dishonored 2, Dark Messiah, Prey y Deathloop. Ha sido como abrir los ojos por primera vez, solo que en esta ocasión ha sido en tiempo récord al sacarme de las tripas de forma activa lo que he sentido con el juego para poder compartirlo con vosotros y vosotras.
Mi primera impresión con Redfall ha sido agridulce, justo como me ha ocurrido con todos y cada uno de los juegos de Arkane, lo cual solo puede significar dos cosas: o Redfall ha sido honesto desde el minuto uno y todo lo que he contado aquí se acaba cumpliendo o el juego esconde mucho más de lo que estoy entendiendo en este mismo momento y pase a convertirse en uno de mis títulos favoritos de la historia. ¿Arkane lo ha vuelto a hacer? Arkane lo ha vuelto a hacer.
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