Si se te hace un agujero en el pantalón, le pones un parche. Si se te hacen más, te cambias de pantalón. Semanas y semanas de especulación, rumores, y un misterio que no hacía más que atraer a más y más espectadores. Desde que "Dragon Ball Super" introdujo el Ultra Instinto (Migatte no Gokui), la trama del Torneo de Poder ha ido quedando más en un segundo plano para ceder el protagonismo al funcionamiento de la nueva transformación. Por que sí, para qué vamos a negarlo: Todos sabemos cómo terminará la competición (o al menos tenemos una idea aproximada). Pero lo que nadie sabe es qué pretenden hacer con el nuevo espectro de poder que parece haberse abierto en la franquicia, y que podría traer consigo nuevas historias. Pero Toriyama parece más preocupado en tener más "pium pium" y menos profundidad.
Goku Blanco, White Goku, Ultra Instinto perfecto, llámalo como quieras. Hace unas horas los miles de fans que tiene la franquicia alrededor de todo el mundo enloquecían con la nueva transformación del Saiyajin. El Migatte no Gokui ya fue introducido el pasado octubre con uno de los especiales más espectaculares que se recuerdan, pero los guionistas se guardaban un as en la manga. Y es que resulta que la transformación que se pudo ver estaba incompleta, y todavía le faltaba pasar por el bautizo clásico para poder autodenominarse nueva fase: el color de pelo.
Cuando Goku se transformó por primera vez en Super Saiyajin, nadie había visto nunca algo así en televisión, no al menos en Occidente, donde los misterios del shōnen todavía nos eran desconocidos a muchos. El truco de volver a los guerreros en máquinas de matar rubias, le duró a Toriyama más de 200 episodios, y no hubo necesidad de corregirla ni modificarla en ningún momento. El mangaka por aquella época todavía disfrutaba de una creatividad que a día de hoy brilla por su ausencia, y buscó la manera de representar las escalas de poder con soluciones bastante ingeniosas: Rayos, cambios de gestos, musculatura exagerada... todo seguía recordando a los orígenes, pero al mismo tiempo expandía el lore sin perder esencia. "Dragon Ball Super" sepultó todo esto con una falta de inspiración que a estas alturas ya no sorprende a nadie.
"¿Has visto la nueva transformación de Goku?", se oía por redes sociales y la calle tras la primera aparición del Super Saiyajin Blue. Dejando de lado la poca imaginación a la hora de atribuirle un nombre (Toriyama nunca ha sido ducho en poner nombres), el simple concepto de introducir un nuevo color de pelo dio comienzo a la barra libre de las malas decisiones. Del rojo del Super Saiyajin God, se pasaba al azul de esta nueva transformación, y los fans entendían ya por entonces, que se había terminado la época dorada de la creatividad. Muchos esperaban que estas fases evolucionaran a segundos niveles, o sufrieran pequeñas modificaciones estéticas, pero dejando de lado la combinación del Kaio Ken con el Super Saiyajin Blue (pega esto con aquello), Toriyama no estaba dispuesto a exprimirse tanto la cabeza.
No, no hubo ni Super Saiyajin Blue 2, ni nada por el estilo. Pasaron las semanas, y cada vez se fue perdiendo más la esperanza de ver una mejoría en los guerreros. En cambio la serie tenía en mente repetir, otra vez, la misma estrategia. "No pongamos el mismo diseño con una pequeña modificación", porque la gente podría confundirse. Es mejor volver a cambiar de pelo a Goku para que quede bien claro que el poder lo establecen los tintes. El problema es que ni siquiera este concepto lo llevan a su máxima expresión, reciclando diseños del pasado como si fueran plantillas que puedes disfrazas al más puro estilo Barbie.
A "Dragon Ball Super" le quedan tan solo unos pocos episodios para finalizar, y aunque Toei Animation todavía no ha confirmado una continuación, es más que evidente lo que se pretende. El nuevo Ultra Instinto marcará el punto de inflexión para otras historias en el futuro, y seguirá cavando todavía más en el ya profundo agujero que ha creado la desmesurada escala de poder. Seguirán llegando nuevos colores, y seguirán apareciendo nuevos enemigos más poderosos para enfrentarse a ellos. ¿Hasta cuándo? El arcoiris tiene 7 colores, pero Toriyama lleva tiempo soñando en los millones de gradientes diferentes que los separan.
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