España ha cambiado: sus series son cada vez más potentes, y ya puede permitirse el lujo de competir en el mercado internacional sin parecer una industria de segunda categoría. Pero hubo una época en la que producir ficciones televisivas en nuestro país daba vergüenza ajena en muchos casos, ya sea por el interés que siempre tenían las cadenas en meter tramas familiares por doquier, o por un intento de cambiar de género que finalmente resulta fallido.
Aquí os dejamos un listado de las cinco peores series españolas de la última década según nuestros propios gustos; algunas de ellas, más cercanas de lo que nos gustaría decir, pero todas ellas deleznables y rápidamente olvidables.
Imagina que tienes dinero suficiente como para poder hacer una serie de piratas ambientada en localizaciones reales de Galicia, para contratar a un reparto de lujo formado por Óscar Jaenada y Silvia Abascal, y para demostrar que la ficción histórica tiene cabida en España. En lugar de eso, creas un guion deleznable, fichas a esos actores y los colocas junto a Pilar Rubio, y utilizas el maquillaje del primer 'todo a 100' que ves en la esquina de tu casa. Sí, señores, Piratas es la peor serie de la historia, y por ello fue vilmente criticada en su momento.
Meter en este listado una serie producida por Disney Media Distribution (y por Mediaset) resulta llamativo, pero es que El don de Alba, una adaptación de Entre fantasmas que incluso John Gray, creador de la serie original, se encargó de realizar en nuestro país, es una producción aburrida, sosa y carente de alma. Sorprende porque tenía todo a su favor: directores como Belén Macías o Koldo Serra en algunos de sus episodios, los jóvenes Patricia Montero y Martiño Rivas protagonizando la serie y una trama llamativa. El problema es que no deja de ser una burda copia que no funciona en prácticamente nada.
Comenzamos diciendo lo que muchos pensáis y no expresáis en voz alta: Los Serrano es una serie mala, bastante además, pero tiene algo que nos mantiene pegados a la pantalla pese a que sus creadores alarguen sus tramas de forma artificial. En 2015, en un intento de recuperar ese espíritu y contratando una vez más a Antonio Resines, Mediaset estrenó Aquí paz y después gloria, y tan solo la mantuvo en emisión 8 episodios porque ni sus responsables la veían. Su humor era rancio y la serie parecía hecha para otra época: de 3,7 millones de espectadores en su primer capítulo, se pasó a 429.000 en el último que se emitió.
La 1 promocionó hasta el hastío su mayor superproducción hasta la fecha, El Continental, pero la cadena se olvidó de que su principal responsable, Frank Ariza, es uno de los peores creadores que recordamos: artífice de Perdóname, Señor, Dreamland o Secretos de Estado, nada de lo que hace funciona, y en este caso, copiar a Peaky Blinders de forma descarada no le salvó. Aunque visualmente estaba lograda, la audiencia le dio la espalda de forma unánime.
Volvemos a hablar de Frank Ariza (o Eriza, porque eriza la piel con cada serie que lanza por lo mala que es). Intentar copiar Fama o Un paso adelante es factible, ya que no dejan de ser series juveniles en las que la música tiene una gran importancia, pero es que realmente este creador nos tomó por tontos. Promocionada como la mayor apuesta de Mediaset para 2014, el citado creador lo único que hace es tomar por tontos a los espectadores y hacernos creer que con poner tetas, lo tienen todo solucionado.
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