Desde hace mucho tiempo arrastro un sentimiento de culpa bastante grande. Por más que intento jugar a cualquier lanzamiento el juego se queda a medias, por más que intento retomar un juego de la biblioteca me da pereza volver a él. No hay nada que me atraiga y completar cualquier videojuego lo veía una completa odisea. ¿No os ha pasado que queréis jugar a algo, buscáis entre las opciones posibles pero luego no escogéis nada? A mi sí, tantas veces que incluso me he llegado a sentir mal por ello.
Siempre me he culpado de esa sensación, será la falta de tiempo, será el estrés, las tareas del día a día, esas eran algunas de las excusas que yo mismo me decía. Dándome golpes contra un muro, una y otra vez. Mi relación estos últimos años/meses con los videojuegos siempre ha sido un "no eres tu, soy yo". Estaba equivocado.
En este caso la culpa sí que es de los videojuegos o, al menos de ciertos videojuegos. Se da la casualidad que aunque llevo tiempo peleándome conmigo mismo por no adaptarme a los juegos que se lanzan, lo cierto es que he encontrado los juegos con los que sí nace esa emoción. Toca volver al pasado. Casualmente los títulos que más me han devuelto la ilusión por jugar han sido The Legend of Zelda: Ocarina of Time, gracias a la recomendación de un gran amigo y, recientemente, Final Fantasy X.
Este no es otro artículo más ensalzado los videojuegos retro o echándome en las manos de la nostalgia. Por ejemplo yo en su día no jugué a FFX y ahora sí que estoy disfrutando de él sin ningún problema. Hemos eliminado la nostalgia de la ecuación. Entonces, ¿qué reflexión me queda? Me queda pensar que realmente o yo no me he sabido adaptar a lo que son ahora los videojuegos o los videojuegos han evolucionado de una forma que no me representa. ¿Os suenan esos conceptos de estirar las historias como un chicle, meter misiones secundarias por meter o introducir el online con calzador? Pues eso.
He vuelto a juegos similares con los que crecí y esa esencia de los juegos de antaño sigue ahí. Esa magia sigue muy latente y la pienso seguir buscando en otras muchas entregas que en su día no disfruté. Ahí también me ayudarán los a veces criticados remakes.
Entonces os doy un consejo si estáis ahora mismo atravesando esa situación. Siéntate, piensa en qué te hacía feliz, en que concepto de juego te hacía feliz. No recurras directamente a él si no quieres jugar al mismo título, pero busca otros con la misma esencia o concepto, que a día de hoy con las opciones que hay de plataformas y mercados, te aseguro que existe. Cuando lo encuentres y lo juegues me cuentas. En el pasado está la respuesta.
Mi reflexión es única y personal y es posible que no te sirva en tu caso concreto, aunque también es posible que sí. Yo me estoy reencontrando con los videojuegos, pero tengo algo claro, nunca dejé de amarlos, y tú tampoco.
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