¿Alguna vez imaginaste que la comedia más sorprendente y cautivadora del año sería una mezcla entre un reality y un documental protagonizada por actores desconocidos? Pues bien, la respuesta a esta inusual pregunta se encuentra en El Jurado, una serie que ha llegado para redefinir el género cómico y que se ha convertido en una auténtica joya de la plataforma de Prime Video. Desde su debut hace apenas un mes, El Jurado se ha erigido como una de las mejores comedias de 2023.
El eslogan de El Jurado resume a la perfección el concepto detrás de esta obra maestra televisiva: "12 jueces. 11 actores". En la serie, nos adentramos en la vida de Ronald Gladden, un joven de 29 años y contratista solar de San Diego, que es convocado como jurado para un caso civil aparentemente trivial: una mujer adinerada demanda a uno de sus empleados de escasos recursos por daños y perjuicios a su empresa de fabricación de camisetas.
A lo largo del proceso judicial, seguimos los pasos habituales: esperar la llamada para ingresar a la sala del tribunal, ser evaluado tanto por la defensa como por la acusación, la selección del jurado, inspeccionar el lugar de los hechos y finalmente emitir el veredicto. Lo intrigante es que todo el proceso es capturado por cámaras para un programa que Ronald cree que es un documental sobre el proceso judicial americano.
Pero, aquí está el giro sorprendente: nada es lo que parece. Desde los otros miembros del jurado que interactúan con Ronald, hasta los abogados y el juez que participan en el caso, todos son actores. Han sido meticulosamente seleccionados para llevar a cabo un plan elaborado con un propósito claro: engañar a Ronald para que crea que está involucrado en un caso genuino. El engaño funciona a la perfección, y es esta intriga constante la que genera gran parte del humor y el atractivo de la serie.
En circunstancias normales, una producción televisiva puede tambalearse si su protagonista carece de habilidades interpretativas y presencia en pantalla. Sin embargo, El Jurado desafía esta norma, ya que Ronald, cuya expresión imperturbable es una constante durante todo el juicio, no es un actor profesional y no se esfuerza por aparentarlo. Su reacción ante situaciones inusuales, como cuando un compañero de jurado le pide que participe en un acto sexual extravagante, se caracteriza por una serenidad admirable en lugar de las típicas reacciones exageradas. Esta autenticidad refuerza aún más el concepto de la serie y añade un atractivo único.
La frescura de Ronald y su negativa a dejarse llevar por lo absurdo del juicio se convierten en un poderoso instrumento para vender la premisa. Su carácter aparentemente común y su falta de actuación contribuyen a la autenticidad de la serie, distinguiéndose de otros programas en los que los actores intentan "interpretar" a personas comunes. El contraste entre Ronald y los demás miembros del jurado, cada uno desempeñando un papel arquetípico, enriquece aún más la narrativa.
Pero esto no es todo, ya que, el elenco de personajes secundarios es un verdadero tesoro en El Jurado. Cada miembro del jurado, así como los abogados y acusados, están imbuidos de un humor hilarante que evoca momentos de The Office. Al igual que en esa serie, donde personajes como Stanley, Phyllis, Creed y otros complementaban el núcleo central, en El Jurado encontramos un conjunto colorido de personajes que aportan autenticidad y humor en igual medida. No es de extrañar, considerando que los creadores de El Jurado, Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, también trabajaron en The Office.
Desde Todd y sus extravagantes invenciones cibernéticas hasta Noah y su travesía de descubrimiento personal mientras sospecha de su novia infiel, cada personaje es una joya cómica en sí mismo. La serie aprovecha al máximo estos personajes, dándoles vida a través de las interpretaciones entregadas de un elenco de actores talentosos.
A pesar de basarse en engaños y falsedades, El Jurado irradia una calidez y sutileza sorprendentes. Aunque utiliza elementos cómicos a veces crudos, la serie evita caer en excesos, manteniendo una premisa elaborada pero moderada en su ejecución. Un ejemplo de esta moderación se observa cuando Ronald debe asegurarse de que Barb, una compañera del jurado, permanezca despierta durante el juicio. Aunque en un enfoque más superficial se habría abusado del recurso cómico, El Jurado opta por un enfoque más sutil y efectivo, destacando las reacciones de Ronald ante la situación en lugar de caer en lo predecible.
En el trasfondo del humor, El Jurado también despliega una dulzura que proviene en gran parte de Ronald. Su enfoque compasivo ante las situaciones, su protección a Todd y su habilidad para unir al grupo en momentos cruciales agregan capas emocionales a la trama. A pesar de no ser parte de la artimaña, son las respuestas genuinas de Ronald ante las situaciones prefabricadas las que dan su genial tono a la serie. Gracias a la actitud y el compromiso de Ronald, la serie se convierte en un retrato esperanzador y humano, que celebra la diversidad y resalta la importancia del sistema legal.
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