Ataque a los Titanes (Shingeki no Kyojin)
Analizado en Capítulo 3x14
Política de puntuación
Hajime Isayama era consciente que para infundir terror en sus lectores debía quebrar la jerarquía de poderes que preponderaba en el shonen. Debía hacer sentir débil al lector. Así tejió a "Ataque a los titanes" de un pesimismo insoportable fruto de la debilidad del humano frente al enemigo. Pero en ese maremágnum de desolación también introdujo las llaves de la salvación; un grupo de seleccionados preparados para romper el status quo.
Eren y el resto del Cuerpo de Exploradores regresaban a Shiganshina con el espíritu henchido tras haber desmontado una mentira sistémica, y haber comprendido cómo piensa el enemigo. Pero la balanza no tardaba en volver a posicionarse contra ellos. Wit Studio disponía un terreno de combate en el que los héroes tenían todas las de perder. ¿Cómo lograrían llegar hasta el sótano de Grisha sin perecer frente a dos flancos rivales al mismo tiempo?
La promoción de la nueva temporada había creado una falsa promesa de acción clásica que no ha tardado en verse manchada por la personalidad de la obra original. Sí, el estudio se tomaba medio año de tiempo para preparar la segunda mitad de la tercera temporada, pero no regalaría las explosiones y la sangre de cualquier manera. Esta semana "Ataque a los titanes" se mete de cabeza en el combate, y lo hace siguiendo sus propias reglas.
Erwin, por fin recompuesto tras todos los ataques a la moral que sufrió con la conspiración política, se erige de nuevo como comandante que es, y adopta una posición de estratega clave para el desarrollo de la batalla. Con Reiner y Berthold en acechando desde el interior del muro, y el Titán Bestia asediando desde el exterior, la única salida posible pasa por anteponer la pluma a la espada. Y es ahí donde Wit plasma la evolución de la adaptación.
En la segunda temporada la inclusión de Eren como fuerza armada hizo creer a los humanos que podían hacer frente al enemigo cara a cara. Pero pronto se demostró que esa táctica era un completo error. La potencia sin control no servía para nada, pero el comandante ahora por fin es consciente (no ha salido gratis). Con eso en mente moldea a su mejor arma para utilizarla de forma inteligente. ¿Significa eso que hay combate? No del todo.
El estudio logra ralentizar el tempo a pesar del contexto, y empuja a este episodio a una dinámica monólogos internos a través de los cuales va dibujando la estrategia de cada bando. No resulta extraño que en esa premisa Erwin aparezca reflejado con una de sus actuaciones más brillantes de toda la serie; distribuyendo a sus fuerzas para llevar a cabo una táctica muy concreta. Y lo más sorprendente de todo es que funciona ¿no?
Eren se convierte en un cebo para alejar a Reiner de los caballos -fundamentales para conseguir escapar-, Levi ocupa la posición de guardaespaldas de los animales, y Hange adopta el papel de golpe de efecto. Todo con el objetivo de contrarrestar la ofensiva de desgaste que ha planteado el enemigo. Sí, los titanes, más allá de los presentados en anteriores temporadas, ya no son una masa estúpida e impulsiva de gigantes.
Wit logra con habilidad subvertir las cualidades de cada bando; los humanos dejan de ser débiles y temperamentales, mientras que los Titanes abandonan esa imagen de puro músculo para comenzar a actuar con cierta inteligencia. "Ataque a los titanes" entra en un terreno en el que la sorpresa nace con facilidad de cualquier escena. ¿Es factible la idea de Erwin? Sí, pero acumulan tantos fallos del pasado, que el suspense se ha convertido en una lacra indisoluble.
En este caso sin embargo la presencia de las "lanzas trueno" lo cambian todo; una nueva carta sobre la mesa que desdibuja por completo las líneas de poder entre unos y otros. Tras unas escenas sostenidas e increíblemente tensas en las que el comandante se bate a muerte con el Titán Acorazado, Wit da inicio al vals de espadas. Recupera el lustro de antaño -tan añorado en la pasada temporada-, y encara la situación sin escatimar en talento.
En menos de 10 minutos el estudio es capaz de responder a los fans cumpliendo distintas promesas. Levi cuenta con unas cuantas escenas cargadas del gótico y la acidez propias del personaje, Armin encuentra un espacio para brillar como genio que es, y Eren vuelve a entrar en combate. Todo facturado con el nivel de animación más alto de la serie -maquillando el sakuga con cierto blur-, y con un montaje que convierte a la banda sonora en timonel de las emociones que suscitan las imágenes.
Y es que no se trata solo de ver al protagonista peleándose contra Reiner a puñetazo limpio. Es ver a Eren defendiendo su hogar con rencor y fuego en las venas. Es comprobar cómo Erwin se quita la careta y por fin acepta su hipocresía vendiendo a todos sus compañeros. Es volver a saborear la esperanza de una serie que no ha dejado de dar motivos para llorar, pero que sigue siendo capaz de engañarnos una vez más.
¿Es esta la definitiva? El intenso combate entre Eren y Reiner da paso a la llegada de las Valquirias. Hange irrumpe con sus lanzas trueno, y logra atravesar al Titán Acorazado rompiendo esa defensa hasta entonces impenetrable. Por primera vez desde que comenzó "Ataque a los titanes", los humanos consiguen una victoria. Pequeña, pero increíblemente valiosa de cara a lo que está por llegar. Y es que solo ha caído la punta de lanza del enemigo.
El Titán Bestia continúa asediando la ciudad desde fuera, se sigue sin conocer exactamente cuál es el papel de ese otro titán carga, y el paradero de Berthold continúa siendo un misterio. "Hay una montaña de cadáveres acumulados" bajo las botas de estos supervivientes, y quizás el sacrificio haya terminado mereciendo la pena. O quizás no. Seguro que no.