No solo era la dignificación del género, la calidad técnica del material, o la creatividad inherente a la historia. "My Hero Academia" consiguió conquistar a millones de personas de todo el mundo desde el manido shonen, con unos personajes carismáticos, una historia sencilla pero efectiva, y sí, también mucho humor. La comedia que Horikoshi Kohei insertaba en el manga no resultaba ser la papilla masticada habitual en la cultura nipona, sino algo mucho más absurdo e hilarante. All Might, Bakugo, Minoru, todos ellos encontraban un papel que contrastaba con el dramatismo de la historia, y que tejía un efecto embriagador del que ahora se apropia una nueva figura.
Una prueba multidisciplinar
Aspecto serio, tropos visuales que precondicionan, y un carácter del todo desconcertante. Con esas señas de identidad entra en acción Nighteye, quien antaño fuera compañero del propio All Might, y en cuya actual agencia profesional hace prácticas Mirio. Kohei siempre ha asociado una importancia material a los obstáculos colocados en el camino de Midoriya, ya fueran personas, pruebas o eventos; y ahora es este hombre de gafas empañadas quien se interpone entre el héroe y la Residencia de héroes. Claro, que no resulta extraño que todo el tercer episodio de la cuarta temporada haya posado su atención en él.
Las distintas salidas de Deku tras conseguir la Licencia de Héroe le empujaban, o bien, a esperar la llamada de algún famoso -cosa que no iba a suceder atendiendo a su historial-, o bien acudir de forma proactiva a alguna empresa para intentar superar un periodo de prueba, de cara a la consecución de un puesto fijo como compañero o socio. Su privilegiada posición como pupilo del One For All le regalaba lo que parecía un trato de favor inexcusable. Sin embargo, lo que el joven de pelo verde se encuentra al llegar a esa oficina decorada con merchandising de su referente, es una auténtica pesadilla de tretas dialécticas y física.
Señor cinismo
"Si sigo el ritmo de los demás, nunca alcanzaré al cima". Midoriya se topa con las reticencias de Nighteye, quien busca persuadirle tanto de forma amable como irrespetuosa. El heredero de All Might, no obstante, es consciente de los sacrificios que debe hacer para alcanzar su meta, y los lleva asumiendo desde que ingresó en la U.A.. Pronto las afrentas verbales cambian de tono, y el episodio se emborracha de intelectualismo. "¿Qué gano yo? ¿Qué aportas a la sociedad?". Mirai Sasaki (su nombre real), disfrazado de utilitarista, solo entiende la profesión como una rima incesante de la vida de su antiguo compañero. "¿Cómo serás de útil para los demás?".
Aunque la posición déspota de este personaje podría generar cierto rechazo, Bones recubre su presentación con una de las planificaciones artísticas más notables de los últimos años. No tanto a nivel de animación -igual de impresionante que de costumbre-, sino de simbolismo. De cómo y cuando se muestra 'qué', y el efecto que tiene sobre el desarrollo del episodio; su primera mitad está trufada de primerísimos planos en los que se busca potenciar la introspectiva mirada de Nighteye, y la resilencia invencible de Midoriya. A partir de ahí, el estudio comienza a ventilar la habitación con tomas más generales que permiten saborear la intensa prueba de 3 minutos que le impone el entrevistador al entrevistado.
No sorprende que, ante este afán por hablar desde lo visual, el anime alcance algunos de sus momentos más hilarantes de las últimas temporadas. Las expresiones faciales se convierten en paletas exageradas donde el humor nipón encuentra salidas realmente ingeniosas. Midoriya imitando el rostro de AllMight o Sasaki metiendo sus gafas en la cabeza de Deku, son solo algunas de las pinceladas que ayudan a encapsular todo tipo de sensaciones entre cuatro simples paredes. ¿"My Hero Academia" solo apuesta por la épica y el viaje del héroe? Kenji Nagaski estira y contrae el espacio y el tiempo demostrando que no, que el universo de Kohei está abierto a muchos más tonos y pretensiones.
"Ahora que no hay símbolo, la gente no quiere una luz tenue, sino una deslumbrante". Pese a suspender el ejercicio, Nighteye termina aceptando a Deku en su agencia. Lo hace por dos motivos evidentes, que cualquier espectador es capaz de reconocer si sigue el rastro de pistas que Bones no esconde; primero porque comprueba que el respeto y amor del joven hacia All Might está casi al nivel del suyo -no pisa ningún póster a pesar de seguir la estrategia de Gran Torino-, y segundo por el propio cariño que él mismo profesa a su compañero. Intrascendente es que Mirio fuera, en un principio, un candidato mucho más interesante para heredar el One For All, y que a este nuevo pretendiente le faltara todavía mucha experiencia.
Conclusión
Son, de nuevo, el tesón y la ilusión del protagonista los que mueven la trama hacia adelante. Los que hacen de la superación de lo imposible, una lección de carácter pedagógico que encaja de forma ideal en una audiencia mayoritariamente adolescente. ¿Le bastará a Midoriya solo con eso para superar los retos del futuro? Las capacidades de un don como Previsión, y el desconocimiento de cómo funciona el trabajo real, sugieren que no. La Shie Hassiaki y Chisaki pondrán la puntilla a esa visión naíf del mundo.
Bones rescata la vertiente más cómica de la obra de Kohei, con un episodio que aparca la trama principal, para ahondar en las particularidades de Nighteye. El duelo dialéctico y físico que Midoriya comparte con este cínico de escuela, tejen una experiencia increíblemente refrescante.
El cinismo de Mirai Sasaki
Gran selección de planos y manejo del ritmo
Humor fino y bien encajado
Nula presencia de otros personajes ajenos al escenario principal
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