"El diablo a todas horas" es la nueva propuesta de Netflix, que sigue apostando por las películas originales para hacer, cada vez, un catálogo mucho más rico con títulos exclusivos que solo se puedan ver en la plataforma y así se atraigan a nuevos clientes. Así pues, en los últimos meses han llegado películas interesantes de la talla de "Proyecto Power", con Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt o "La Vieja Guardia", una película de acción protagonizada por Charlize Theron.
Todas estas películas tienen algo en común, están protagonizadas por grandes estrellas, una estrategia que Netflix ha repetido con "El diablo a todas horas", en la que encontramos a nombres tan cotizados como los de Tom Holland o Robert Pattinson pero con una diferencia. Mientras las otras películas mencionadas estaban enmarcadas en el género de acción y con un tono puramente palomitero, "El diablo a todas horas" es una película con un tono mucho más oscuro y que busca algo más que el simple entretenimiento.
La película dirigida por Antonio Campos, que hasta ahora era conocido por trabajos de la talla de "The Sinner" o proyectos menores, está basada en el libro de Donald Roy Pollock del mismo nombre, que narra la historia de unos sucesos violentos ocurridos en una etapa ubicada entre finales de los años 50, y mediados de los 60. Una época en la que mucha gente abrazaba el fanatismo religioso con el fin de justificar o ampararse, frente algunas de las miserias que vivían, y que sin duda forjó a fuego la mente de muchas personas coetaneas.
Una estructura muy interesante
Para contar esta historia, que en el fondo no es más que una sucesión de casualidades, Campos tiene claro que es vital profundizar en los personajes en las 2 horas y 18 minutos que dura la película. Para hacerlo, utiliza constantemente saltos en el tiempo, sobre todo al principio, una herramienta que si bien es arriesgada, el director emplea a la perfección. La construcción de los personajes es perfecta, mostrándonos los sucesos que han provocado la forma de ser de cada uno de ellos. Se sienten completamente vivos, en especial Tom Holland, que está absolutamente magnético, quitándose esa careta de solo poder gustar a un público más infantil.
La película trata de profundizar en las miserias de sus personajes para explicar que alguien que ha crecido con el mal muy presente, lo justifica en todas partes, a todas horas. En este sentido tenemos tres líneas narrativas distintas que al final se entrelazan en un tramo final apoteósico donde todo encaja. La primera frase del narrador de la película, que es omnisciente y cuenta la historia como si se tratase de un libro, habla de las casualidades que muchas veces no se sabe si son provocadas por el azar o por Dios, pero que muchas se produce el segundo escenario.
Y es aquí donde entra la crítica de Pollock al fanatismo religioso, y sobre todo, a esa época de desconocimiento en lo que una enfermedad como el cáncer era fruto de Dios, que estaba poniendo a prueba el afectado. El mensaje funciona muy bien, sobre todo gracias a un par de escenas muy crudas que trastocará al espectador más curtido que ejemplifica todo lo que nos quieren contar. Es cierto que esta estructura puede parecer un poco caótica al principio, pero conforma va avanzando la historia todo va encajando y sigue la misma línea, resultando en una historia compleja pero entendible, pero que puede dejar a algún espectador por el camino.
El miedo a lo desconocido
Y es que lo que quiere al fin y al cabo Campos es que entiendas que esta época era muy diferente. La proliferación en los años 50 y 60 de sectas, no solo relacionadas con el cristianismo, sino con todo tipo de cultos como el satanismo, aparecen cuando hay cosas que no se pueden explicar. En esta época convulsa, con una Segunda Guerra Mundial que acababa de trastocar el mundo, y con una Guerra Fría entre dos ambos que daba la sensación de que podía estallar una crisis en cualquier momento, apareció gente que bajo la profesión de predicador vivía como quería.
Es ahí donde entra el personaje de Robert Pattinson, un predicador con carisma que sabe vivir de sus palabras, pero que en el fondo sabe que todo es mentira y lo demuestra viviendo como quiere y haciendo lo que quiere. Este personaje, junto a la familia de acogida del de Tom Holland, más un asesino en serie que fotografía a jóvenes junto a su pareja para luego matarlos, se entrelazaran bajo una misma premisa: el fanatismo. Uno por ser fiel seguidor de su padre, el que no enseñaba a su hijo como era debido, pero que caló de manera muy potente en su mente, otro por creer que con la palabra todo es perdonado, y la última por seguir a un asesino por el simple hecho de tener protección y estabilidad en su vida.
Conclusión
"El diablo a todas horas" es una muy buena película. El reparto está espectacular, con un Tom Holland que demuestra que tiene registros para elegir, y un Robert Pattinson que va camino de marcar una época. Una película que te dejará con mal cuerpo, y con la que comprenderás el motivo por el que algunos se aferran a causas perdidas para poder entender cosas que no tienen explicación, o que si la tiene no está a su alcance ¿alguien ha dicho negacionistas del coronavirus?.
El diablo a todas horas es una gran película. Tanto Tom Holland como Robert Pattinson están impecables, y la atmósfera sórdida y gótica, junto a una historia que no se deja nada por el camino, es una experiencia absorbente que te hará reflexionar sobre temas tan complejos como la religión o el fanatismo