Os voy a ser sincero, encaminaba mi paseo a la proyección de "La Crónica Francesa" con unas ganas tremendas. Era Wes Anderson, uno de los directores más peculiares de la actualidad y con un sello propio que me chifla. Y era una promesa de carta de amor al periodismo, mi trabajo. El reparto también era, como siempre, espectacular e infinito: Bill Murray, Léa Seydoux, Thimotée Chalamet, Saoirse Ronan, Benicio del Toro, Tilda Swinton, Adrien Brody, Frances McDormand, Owen Wilson, Elisabeth Moss, Willem Dafoe... Todo, pero todo, me hacía soñar con una gran película. Por eso, mi sensación al salir fue algo agridulce.
"La Crónica Francesa", que se estrena el próximo viernes 22 de octubre en cines, es un compendio de diferentes historietas cubiertas por los periodistas de una publicación, "The French Dispatch", situada en la ficticia ciudad francesa de Ennui-sur-Blasé. La vida entre rejas de un pintor vanguardista condenado por asesinato, la revolución de unos estudiantes en los años 60 o la historia de la propia revista y su editor Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray) son algunas de las fábulas que el bueno de Anderson nos presenta en la película. Pero, ¿cuál es el resultado de este políptico?
Ensalzamiento de su propio estilo
La principal sensación con la que salí del cine es la de que acababa de ver casi dos horas de Wes Anderson dándose palmaditas en la espalda. El tema de la revista y los periodistas no es más que la excusa que el director ha encontrado para construir un castillo de naipes en el que él, y solo él, es el rey. En "La Crónica Francesa" cada movimiento de cámara, cada composición de fotograma, cada frase del guion, los colores pastel... Todo es un homenaje al estilo que le ha llevado a lo más alto, a ser uno de los directores más admirados (y odiados) del planeta. Esto está muy bien para sus fans más acérrimos. A mí, aunque esperaba algo más, no me molestó ni mucho menos, ver sus películas siempre me transmite una cierta calma. Pero sus detractores van a encontrar bastantes motivos para aborrecer la cinta.
Lo cierto es que "La Crónica Francesa" acaba siendo una sucesión de momentos "andersonianos", donde el cineasta incluso copia las ocurrencias de sus películas más brillantes como "El Gran Hotel Budapest", "Fantástico Sr. Fox" o "Moonrise Kingdom". Está claro que ese ácido sentido del humor que le caracteriza como director sigue totalmente en forma, y sus acólitos podremos seguir degustándolo película tras película. Esos silencios incómodos, esa amplitud de planos, esos ligeros movimientos donde se descubren inesperadas sorpresas... Al menos ahí Wes Andersonsigue siendo tan desternillante como siempre.
Hay algo clave en esta filme tan estilizado y excesivo que es "La Crónica Francesa". Muchas veces, como le ocurre a sus puestas en escena, la fachada se queda en eso, una fachada. Un decorado sin nada detrás. Y de entre las historias que la componen, en al menos la mitad de ellas es fácil desconectar porque no tienen la gracia y el punch que deberían. A nivel formal será un absoluto prodigio, pero sin nada interesante que contar una película nunca estará del todo llena. Por suerte, también tiene otras historias sensacionales. La mejor es, para mi gusto, la del pintor asesino. Benicio del Toro, Léa Seydoux y Adrien Brody están perfectos, y la turbulenta y romántica trama consigue imprimirle a la película todo el corazón del que en otras ocasiones carece.
Pequeñas innovaciones
Es totalmente necesario advertir de que "La Crónica Francesa" es un copia y pega de su filmografía anterior, pero sería igualmente injusto no señalar que Anderson también nos ha traído algunas sorpresas para complementarlo/se. La más obvia es el uso del blanco y negro, poco visto hasta ahora en sus películas salvo en escenas contadas. Aquí toda la cinta juega con la alternancia entre el color y el fotograma monocromo en una mecánica bastante sencilla de percibir. Y muy acertada, por cierto. Como os comentaba antes, uno de esos pequeños chistes cinematográficos que tanto le gustan y con los que tanto disfrutamos los fans de su cine.
La otra gran novedad se encuentra en la última de las tres grandes historias que componen el eje vertebrador de la película. Es una historia de un secuestro que creo que tanto a mí como a casi cualquiera le parecerá la más floja de toda "La Crónica Francesa". O al menos esa impresión da hasta que llega una secuencia de animación 2D, algo radicalmente opuesto a su icónico stop-motion. Esta secuencia, además de divertida, se empeña en recrear el estilo de las viñetas de revista europea del siglo XX. Fondos muy detallados y elegantes, gran atención a las reacciones desproporcionadas de los personajes... Una maravilla por la que de verdad merece la pena ver la película entera.
Conclusión
En resumidas cuentas, "La Crónica Francesa" es un ejercicio de Wes Anderson por intentar ser lo más Wes Anderson que puede. Hasta el punto de emborracharse de su propio ego. El resultado es bastante irregular, con momentos geniales y otros absolutamente vacíos. Pero, en cualquier caso, si os gustan sus películas creo que la disfrutaréis sin problemas. ¿Que a alguien de su talla se le podía pedir más? Pues sí. No es tan brillante como sus obras más lúcidas. Pero tampoco es floja, y seguir sin un patinazo grave después de tantos años es más de lo que muchos cineastas pueden decir.
En resumidas cuentas, "La Crónica Francesa" es un ejercicio de Wes Anderson por intentar ser lo más Wes Anderson que puede. El resultado es bastante irregular, con momentos geniales y otros absolutamente vacíos. Pero, en cualquier caso, si os gustan sus películas creo que la disfrutaréis sin problemas. ¿Que a alguien de su talla se le podía pedir más? Pues sí. No es tan brillante como sus obras más lúcidas. Pero tampoco es floja, y seguir sin un patinazo grave después de tantos años es más de lo que muchos cineastas pueden decir.
Es la consagración de su estilo
La historia del pintor es fascinante
Tiene experimentos muy acertados como la animación en 2D
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