Lo que podría haber sido el día más feliz de sus vidas, se convierte en toda una pesadilla para Lola y Adolfo. Una pareja que acaba de darse el 'sí, quiero' y que sufre la mayor de las tragedias: al salir de la iglesia, Lola sufre un aborto y pierde no solo a su bebé; también a la posibilidad de seguir engendrando. La solución pasa por adoptar a Tin y Tina, dos pequeños dulces y angelicales... Que podrían ser los ángeles caídos que este matrimonio nunca hubiera querido tener en casa.
La secuencia inicial de Tin y Tina es brutal: el personaje de Milena Smit sufre un aborto delante de todos sus seres queridos, manchándose de sangre el vestido blanco y puro. Esta escena es una de las mejores presentaciones que recuerdo de personajes, cinco minutos de puro arte y que nos presentan una situación de impacto para los protagonistas. Sin embargo, esto es solo el comienzo: Tin y Tina va más allá y se sale de los estereotipos para regalarnos un thriller con tintes de terror, que también se mueve con holgura en el terreno de la comedia negra y que lejos de provocar miedo, remueve conciencias.
La sugestión, hecha película
El terror patrio se suele centrar en los jumpscares de mercadillo y en las historias presuntamente basadas en hechos reales. En tramas que siguen un patrón conocido en el género y que busca imitar al cine norteamericano, pero con pocos recursos y aún menos imaginación. Sin embargo, Rubin Stein acierta con su primera película, porque Tin y Tina es una película de terror que no busca dar miedo, sino sugerir y enfrentar. Y el verdadero terror es hasta dónde son capaces de llegar dos niños al interpretar de forma literal la Biblia. Entiéndase como una crítica hacia el fanatismo religioso, o como una correlación con el radicalismo islámico, pero utilizando para ello el cristianismo. Tin y Tina no dejará indiferente a nadie, removerá conciencias y dejará el estómago revuelto a los espectadores más convencionales con un guion que ahonda en temas universales como la familia, la religión, la figura maternal y paternal y el miedo la soledad.
Un reparto que sabe brillar con luz propia (y oscuridad)
Milena Smit ya nos conquistó en Madres paralelas interpretando a una madre rota tras la pérdida de su bebé. Y lo ha hecho durante los últimos años en películas como No matarás y en series como La chica de nieve. Si bien su ámbito interpretativo es bastante similar (mujeres perturbadas por un suceso desgarrador), Tin y Tina permite a la joven actriz lucirse como nunca. Atención a ese plano secuencia final en el que vemos a una madre rota por dentro, después de sufrir durante hora y media una serie de situaciones que dan forma a este thriller psicológico en el que se convierte la película. Es difícil conmover cómo Milena Smit lo hace durante casi 20 minutos de plano secuencia, pero lo consigue. También durante el resto del filme: una madre que pone todas sus esperanzas en la adopción, pero que se da de bruces con la realidad cuando el fanatismo religioso se apodera de sus vidas.
Jaime Lorente también sorprende para bien, demostrando que es un actor solvente y con un amplio registro interpretativo. En esta ocasión, Jaime da vida a un padre despreocupado que hace oídos sordos a los continuos avisos de su mujer. Si Tin y Tina es el fanatismo religioso, Lola es la voz de la denuncia y Adolfo es el agnóstico que en nada cree.
Ahora bien, son los jóvenes Carlos González Morollón y Anastasia Achikhmina los que roban el protagonismo. Sorprendido me encuentro con el talento que esconden estos dos pequeños y agradecido por el magnífico trabajo de casting que ha realizado el equipo de Tin y Tina. Estos dos jóvenes interpretan a dos niños consumidos por la religión y que interpretan de forma literal la Biblia. Esto les lleva por un viaje de juegos sádicos con consecuencias imprevisibles. Sin embargo, el magnetismo de sus miradas provoca que caigamos rendidos a su encanto, porque en el fondo, son niños. Eso sí, ¿son juegos de niños realmente?
Tin y Tina sorprenderá si buscas algo más que terror
En definitiva, Tin y Tina no es una película de terror al uso, sino un thriller psicológico en el que acompañamos al personaje de Lola por una montaña rusa de emociones en la que dejaremos de saber qué es real y qué es producto de su imaginación. El objetivo principal de Rubén Stein es incomodarnos, y esto es algo que consigue desde el minuto uno, con su brutal secuencia de apertura, hasta el final, con ese plano secuencia agobiante, oscuro y milimetrado, al mismo tiempo que revelador y necesario. Déjate conquistar por uno de los mejores debuts del género que recuerdo en España durante los últimos años, y deja de pensar que el terror va de dar miedo.
Tin y Tina se estrena el próximo 31 de marzo de 2023 en los cines de España.
Tin y Tina no es una película de terror al uso, sino un thriller psicológico en el que acompañamos al personaje de Lola por una montaña rusa de emociones en la que dejaremos de saber qué es real y qué es producto de su imaginación. El objetivo principal de Rubén Stein es incomodarnos, y esto es algo que consigue desde el minuto uno
Milena Smit y Jaime Lorente convencen
Los dos pequeños son las auténticas estrellas de Tin y Tina
Una película sugestiva e incómoda para el espectador
El plano secuencia del último tercio: brutal
Quizás el tramo centrar se alarga en exceso con situaciones y diálogos que se repiten
Netflix, HBO Max, Prime Video, Disney Plus y Filmin, mis plataformas de streaming favoritas. Harry Potter, Marvel, DC, James Bond y Fast & Furious, mis películas comerciales preferidas. La vida es bella, mi película favorita. Así soy yo, y así seguiré.