Disney es una de las empresas más importantes en el terreno de la animación, pero tengo la sensación de que algunas de sus películas están sobrevaloradas. Es una afirmación polémica, lo entiendo, pero de los últimos clásicos Disney, Mundo Extraño, Frozen II o Bolt no están a la altura de las expectativas. Si estás cansado de la fórmula Disney, quizás es momento de ver algunas alternativas. Y El rey mono, la nueva película de Netflix en el terreno de la animación, es una muy buena opción.
El rey mono es la versión animada de la leyenda mitológica asiática 'Viaje al Oeste' y sigue las aventuras del Rey Mono, Sun Wukong. Dragones, dioses e incluso demonios son los peligros a los cuales se enfrentará El Rey Mono con su bastón mágico. No obstante, el peor enemigo que afrontará será quien menos se espera.
Al ser una película de animación, es raro hablar de reparto, pero en esta ocasión mencionaré a Anthony Stacchi, su director, responsable de películas de animación como Los Boxtrolls o Colegas en el bosque. Y a Stephen Chow, su productor y responsable de obras como... ¡Dragon Ball Evolution!
Después de haber visto El rey mono, en lo personal me quedo con la mezcla cultural que impregna cada minuto de la película. Me ha sorprendido comprobar cómo una historia centenaria de raíces asiáticas ha calado en mis primos pequeños, quienes me han preguntado desde entonces por la cultura china y su mitología. Esto significa que el guion de El rey mono es potente, está muy bien escrito, y lo que es mejor: lo disfrutan tanto pequeños como mayores.
En el caso de los adultos, seguramente acabemos enamorados de algunas de sus secuencias de acción: se nota el esfuerzo que ha puesto Pearl Studio (su productora) a la hora de crear una película de animación que no luzca cutre, característica de la que adolecen algunos estrenos de Netflix en este campo. Así, son varias las escenas no tienen nada que envidiar a la competencia, gracias a un apartado artístico a la altura de las expectativas. Si quieres ver una película por la que rezume China por los cuatro costados, esta lo hace.
Y los más pequeños de la casa se divertirán por las elevadas dosis de humor que posee la película, un humor más inteligente de lo que hubiera imaginado y que no apuesta tanto por golpes o caídas, como sí por pequeños toques divertidos que la hacen brillar cuando la trama se vuelve demasiado intensa.
En resumen, El rey mono funciona casi en todo momento y tan solo erra en el interés que suscita su protagonista. Menos mal que el resto de personajes atrapa y que ese sorprendente giro final te dejará con la mandíbula desencajada.
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