El agente 007 se ha enfrentado a uno de los mayores peligros de su larga carrera cinematográfica: al SARS-CoV-2, nombre que recibe este nuevo coronavirus que ha puesto en jaque a los sistemas sanitarios de todo el mundo. La nueva entrega de la longeva saga se ha retrasado más de medio año, por lo que "Sin tiempo para morir" no verá la luz hasta el próximo mes de noviembre, en lugar de hacerlo el más cercano 2 de abril. El motivo: evitar que una posible bajada de afluencia a las salas de cine provoque un fracaso financiero para el estudio, Metro Goldwyn Meyer. Eso sí, este cambio de última hora también le saldrá caro a sus responsables.
Según ha confirmado The Hollywood Reporter a través de una consulta con varias fuentes, el retraso de casi siete meses al que se enfrenta "Sin tiempo para morir" costará a la productora entre 30 y 50 millones de dólares. Este dinero proviene de la cuantía dedicada a la parte de marketing y distribución global, que ya habría comenzado a funcionar desde hace algunas semanas, y que se ha paralizado con su correspondiente pérdida económica. Por suerte, Metro Goldwyn Meyer respira aliviada porque el gran montante publicitario de la película no había sido encargado aún.
Países como China, Italia o Corea del Sur han cerrado las salas de cine de su respectivo territorio como medida para evitar la propagación del virus entre los habitantes; esto es un grave problema para una cinta como la presente, ya que su anterior entrega, "Spectre", recaudó hasta un 10% del total en el país asiático donde comenzó el brote y que ha clausurado temporalmente sus más de 70.000 salas. Por lo tanto, los directivos del estudio han preferido un retraso general, a un estreno escalonado como ocurrirá, por ejemplo, con "Mulán".
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