Recuerdo leer hace meses una entrevista de El Confidencial a Fernando Ramallo, actor español de 43 años que habló sin pelos en la lengua sobre la situación de la industria cinematográfica y televisiva en nuestro país. En esta charla, descubrimos que sigue siendo intérprete, pero también ha tenido rachas en las que "ha sido uno más" en la cola del paro. Y sorprende, porque hubo un momento en la que este actor podría haberse convertido en toda una estrella, estando nominado incluso a los Goya en 1997 como Mejor actor revelación por su papel en Carreteras secundarias.
¿Cómo es posible que alguien como Fernando Ramallo pasase de protagonizar películas en los 90, a estar mendigando trabajo porque no le llegan tantas ofertas como se merece? ¿Qué ha sido de Fernando Ramallo? ¿Qué es ahora de él?
¿Sabías que Fernando Ramallo no buscó ser actor? El cineasta David Trueba acudió a un instituto a hacer un casting para su primera película, La buena vida, y se fijó en Fernando Ramallo tras hacer pruebas a más de mil candidatos. Algo tuvo que ver en él, ¿no? Pues bien, con tan solo 15 años, el joven Fernando estaba ya rodando su nueva película; al año siguiente grabó Carreteras secundarias, con Antonio Resines, Maribel Verdú y Antonio de la Torre. Y en 1997 fue nominado por este papel a los Premios Goya como Mejor actor revelación. Algunos críticos describieron su interpretación como un salvavidas para convertirse en el futuro del cine español.
En esta entrevista con Fernando Ramallo, el actor aseguró haber tenido que trabajar durante años en otros empleos diferentes al cine: "me tuve que poner a trabajar en otras cosas porque no salía nada. Fui teleoperador, hice animación en fiestas de niños, estuve de dependiente en una tienda de ropa... la gente entraba en la tienda y flipaba (...). Era deprimente. Lo normal es empezar a trabajar en lo que sea y acabar de actor; mi carrera ha sido al revés".
Por eso, aunque en los últimos años también ha estado ligado al cine y a la televisión, ha tenido que combinar trabajos: "si empalmas una obra con otra, da para sobrevivir. Y empalmar es difícil, porque en el teatro sí que no existen los 'castings': los directores llaman a sus amigos, con quienes saben que trabajan bien".
En resumen, la vida de Fernando Ramallo es una montaña rusa: ha pasado de tocar la gloria en los 90, a ser un secundario cuyos últimos proyectos son Casi 40 (2018), ¿Qué fue de Jorge Sanz? (2016) y Derecho a soñar (2019).
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