Tras el caos que sembró Sapochnick en el episodio de la semana pasada, muchos creían que "Juego de Tronos" no sería capaz de mantener la apuesta de cara a su desenlace. Sin embargo, David Nutter ha vuelto a sorprender poniendo sobre la mesa cartas nuevas que seguirán dando juego de cara a los próximos dos episodios. ¿Cuál es el problema? Que quizás no son los ases que los fans esperaban.
Dejando de lado la posible incoherencia de lo sucedido en la Batalla de Invernalia, el cuarto episodio de la octava temporada parece querer recuperar el tono palaciego del pasado con una preparación bélica trufada líos de alcoba y negociaciones internas. Tejemanejes que a pesar de enriquecer el trasfondo de una temporada de por sí plana, no logran encajar de forma orgánica en el pastiche de fanservice.
Sí, "Juego de Tronos" sigue siendo una serie disfrutable, pero más como pasatiempos que como ficción con la que enredarse y obsesionarse. A continuación recopilamos los 5 momentos más decepcionantes del episodio de esta semana. Acontecimientos que reflejan la deriva sin rumbo que ha tomado la "adaptación".
¿Dama o guerrera? Arya pasó por las dos vertientes en el último episodio, pero esta semana por fin se ha decidido. Aunque su escarceo sexual con Gendry avivó los sueños más tórridos de los fans, la más pequeña de los Stark ha decidido optar por el camino de la asesina; ni heroína del norte tras acabar con El Rey de la Noche, ni señora de Bastión de Tormentas.
¿Por qué es decepcionante? Aunque su desarrollo a lo largo de la serie invitaba a pensar en un desenlace así, que el personaje regrese a la misma dinámica de las primeras temporadas sabe a traición. ¿No ha servido de nada todo el desarrollo de Arya? ¿No era el momento de implantar un punto de inflexión en su recorrido? Junto al Perro ahora está avocada a la intrascendencia.
Gwendoline Christie no creía que fuera a pasar, pero terminó pasando. Pese a mantener una relación de todo menos romántica, los showrunners de "Juego de Tronos" terminaron empujando a Brienne y a Jaime a la cama. Este encuentro sexual sin embargo, se sentía correcto. Como uno de esos amores imposibles que nunca terminan de dar sus frutos en las películas. Hasta que él decide marcharse para hacerse ¿el héroe?
¿Por qué es decepcionante? Con dos episodios por delante, la llegada de Jaime en Desembarco se presiente evanescente. Cersei tiene sus propios planes, y a pesar de tener un hijo suyo en la barriga, no le incluyen. Euron está de por medio, y no parece haber mucho que hacer para que el incesto vuelva a nacer entre los hermanos. ¿Morirá poéticamente? ¿De qué bando se pondrá? Los showrunners han sido condescendientes con los fans tirando por tierra a Tormund para absolutamente nada.
Su aparición en la Batalla de Invernalia dio esperanzas a más de uno, pero finalmente ha sido solo un espejismo. Benioff y Weiss aclararon en el pasado que la desaparición de los lobos huargos se debía exclusivamente a razones económicas. Pero Fantasma parecía saltarse esa norma en el pasado episodio. Sí, su participación en la batalla era cercana a cero, pero verlo en el tráiler del cuarto episodio hacía pensar en su viaje hacia Desembarco. Todo era mentira.
¿Por qué es decepcionante? No hace falta responder a esta pregunta. Ver marchar al lobo huargo de Jon con Tormund no solo es desalentador, sino que además está totalmente injustificado. Jon no tiene, literalmente, ninguna razón para tomar esa decisión, más si cabe después de verle viajando hacia el sur a caballo. ¿Por qué no se lleva con él a Fantasma? La repuesta imaginamos que la tendrá el departamento de VFX.
De ser uno de los personajes más enigmáticos y atractivos de todo el reparto, a servir como florero de las cosas de mayores. El destino que los showrunners le han dado a Bran es una de las cosas más insultantes que se han visto en televisión en los últimos años. Ni hizo nada contra El Rey de la Noche, ni parece que vaya a tener nada que ver con la batalla por el Trono de Hierro.
¿Por qué es decepcionante? Al final ha dado igual que fuera el Cuervo de Tres Ojos, que Hodor se sacrificara por él, y que pudiera wargear. La contribución de Bran a la octava temporada ha sido liderar la intervención de los Stark a Jon tras verle hacer el pagafantas por Invernalia.
Los showrunners llevan siete largos años generando expectación en torno a estas criaturas, y en menos de dos temporadas ha logrado ya quitárselas de encima. Daenerys asusta más que otra cosa. Y es que sus dragones se han demostrado poderosos atacantes, pero pésimos supervivientes. Primero fue Viserion y una lanza de hielo (algo más justificado), y esta semana le ha tocado el turno a Rhaegal.
¿Por qué es decepcionante? Benioff y Weiss podrían haber optado por cualquier otra solución para igualar el combate frente a Cersei. Sin embargo han decidido quitarse de en medio al segundo dragón de la Targaryen en una escena irrelevante y carente de toda épica. En menos de 15 segundos se acaba con uno de los referentes de la serie. ¿Con qué objetivo? Esperemos que no sea convertir a su Madre en La Reina Loca.
Si quieres leer la crítica del último episodio, puedes hacerlo desde aquí.
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