En muchas ocasiones, la tercera entrega de una saga se convierte en una gran decepción, arruinando y destrozando todo el universo creativo logrado por sus antecesoras (aquí puedes encontrar las peores secuelas de la historia del cine). En este artículo repasamos cinco terceras partes de películas que no solo desilusionaron a los fans, sino que dañaron la calidad y popularidad de sus respectivas sagas. Desde aventuras épicas hasta clásicos de acción, estas películas demuestran que cerrar una saga nunca es una tarea fácil.
Una saga aventurera que recuperó el espíritu de Indiana Jones a finales de los años 90 (parece que Indiana Jones y el Dial del Destino será la última entrega de la saga), convirtiéndose en una de las franquicias más rentables y exitosas basadas en un monstruo clásico de la Universal. Uno de los grandes aciertos de estas películas es su mezcla de humor socarrón y acción slapstick (comedia de acción que se apoya en caídas, golpes y persecuciones) sin embargo, en esta tercera parte la comedia falla estrepitosamente volviéndose aburrida y genérica.
Su guion es una contradicción llena de agujeros, con diálogos inoportunos y una historia que nunca termina de despegar en ese viaje, con cambio de decorado, de Egipto a China. Otra cosa que queda deslucida es el villano de la función, Jet Lee (mira que disfruto con sus películas de artes marciales) no logra pasar de ser un antagonista irrelevante. Para finalizar, la cinta tiene unos efectos especiales de saldo que empobrecen el acabado final de las secuencias.

Todos los que crecimos viendo esta saga le tenemos un cariño especial al detective más lenguaraz del cine, Axel Foley. Un personaje que no se merecía esta continuación desastrosa (aunque Netflix logró rescatar la franquicia de Superdetective en Hollywood el año pasado). Con un Eddie Murphy que empezaba a perder su estatus de estrella taquillera (que se pasó algunos años haciendo películas sencillamente malas), ni siquiera su carisma es capaz de levantar una cinta que peca de un ritmo cansino y una trama anodina.
La cinta esta llena de ideas que fluctúan entre la nostalgia y la desfachatez, la tensión narrativa se diluye entre planos insulsos y secuencias que rozan el hastío. Sus escenas de acción son demasiado endebles, se les ve las costuras en sus tiroteos mal planificados. Pero su mayor pecado es que su tono de comedia no alcanza el nivel de sus anteriores entregas, los chistes y las bromas no consiguen mantener la complicidad necesaria para mantener enganchado a los espectadores.

Esta película puede servir como un manual perfecto para aprender a cargarte una franquicia de éxito. Todo lo que funcionaba en las anteriores se convierte en un vulgar y ruidoso plagio de Terminator 2, pero sin la habilidad y el talento de James Cameron. Una cinta decepcionante en el que la ciencia ficción se convierte en un juguete roto por tanto viaje en el tiempo. Su guion inexistente, una tonta excusa para ofrecer una ensalada de tiroteos simples, ruidosos y espantosos. Escenas de acción que por otro lado son tan genéricas que producen más bostezos que alegrías.
La película es un claro ejemplo de cómo Hollywood intenta sacar dinero con los remakes, aunque sean insulsos, pero en su afán por recaudar se olvidan de generar buenas películas o por lo menos que respeten su legado (otra cosa hubiera sido si Ridley Scott hubiera aceptado los 20 millones de dólares para dirigirla). En este caso todas las incoherencias posibles están juntas en un relato que se carga sin pudor la historia de Terminator, y es que el verdadero futuro post apocalíptico es su desastrosa narrativa, sus secuencias de acción repetitivas y unas actuaciones decepcionantes.

Ya su segunda parte tuvo que ser aceptada por el cariño de los fans a su primera entrega (aquí puedes encontrar el orden para seguir la saga). Pero es que en esta tercera parte todo lo que antes había sido novedad y fascinación se convirtió en tedio y aburrimiento. Esa fascinación que provocó que se abrieran las puertas del éxito a la ciencia ficción ciberpunk quedó sepultada en el cementerio de las películas olvidables. Neo y Trinity se merecían un final mejor a su maravillosa historia de amor y rebelión contra la opresión de las máquinas, no esta pesadez que gira sin freno hacia el aburrimiento.
El cautivador espíritu de Matrix con su filosofía New Age, sus expansivas y revolucionarias secuencias de artes marciales y su atrayente mundo underground, quedan enterradas en unas secuencias monótonas recargadas de dinero y hueca ostentación. La cinta pierde la magia que la elevó a los altares de la ciencia ficción para convertirse en un pastiche de ideas que no terminan de cerrar con veracidad la trama. Una desastrosa epopeya que se carga lo que podía haber sido una mítica trilogía para la posteridad cinematográfica.
¡Spiderman bailando! Esta escena con la que se intenta demostrar que Spiderman se está volviendo malvado (una idea plagiada de Superman 3) nunca se la podré perdonar a mi querido San Raimi (quien siempre lamentó no haber podido hacer la cuarta parte). Esta secuencia es una demostración de que la sobriedad de sus primeras entregas se ha esfumado. Se intenta dar una ligereza juvenil que no termina de funcionar lastrando sus partes emotivas, dando como resultado una comedia disfuncional que se aleja de la verborrea cómica que hizo grande al personaje de Spiderman.
Su narrativa se vuelve confusa por culpa de meter con calzador tantos antagonistas, con demasiadas subtramas que no llevan a ninguna parte. Su estilo visual decae con respecto a las anteriores entregas con imágenes monótonas, secuencias planas carentes de emoción y escenas de acción que, aunque son entretenidas, no logran ser tan refinadas como las cintas anteriores. Sin embargo, el mayor pecado es que falla en el humor y el sentido de la diversión que hicieron grande a Spiderman como superhéroe.
Las terceras partes suelen acabar siendo la tumba de muchas sagas cinematográficas por culpa del afán recaudatorio de los estudios (aunque hay excepciones de películas que fueron mejor que su primera parte). El problema es que se busca el dinero fácil en vez de mantener el nivel de calidad de las primeras entregas, perdiéndose por el camino los elementos esenciales que hicieron disfrutar al público con sus primeras entregas. Estas cinco películas son un claro ejemplo de cómo por culpa de un cierre nefasto las franquicias más exitosas pueden desmoronarse.
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