Desde el estreno de la saga Conjuring, el universo creado por James Wan se ha convertido en la comidilla del cine de terror de los últimos años. Si bien es cierto que al género se le achaca el hecho de no producir películas de calidad y que simplemente buscan el divertimento facilón y simple con el que arrasar en taquilla gracias a los sustos y al morbo que da el hecho de ver una película de miedo en la gran pantalla, desde 2013 tenemos en cartelera una franquicia que consigue eso, siendo la más lucrativa del género de la historia, a la par que construye una mitología propia que seguir explorando entrega a entrega.
Una saga que aterriza de nuevo en las salas de cine con, además, su marca de mayor calidad, “Expediente Warren”, que consiguió elevar con su dos primeras películas el cine de demonios y casas encantadas, consiguiendo recuperar algunos elementos que funcionaban en el pasado, pero añadiendo dos muy golosos, uno, el hecho de estar basada en historias reales, y otro, conseguir, crear dos personajes muy sólidos a los que siempre es un gusto ver en la gran pantalla, Ed y Lorraine Warren, interpretados por unos geniales Patrick Wilson y Vera Farmiga.
“Expediente Warren” había conseguido tanto con su primera entrega como con “El Caso Enfield”, además de ser un divertimento para los más fans del género, conseguir sembrar una duda a la que solo unos valientes se enfrentan alguna vez en su vida: ¿Existen los Demonios? No es que reinvente nada en el género o que muestre algo que no se haya visto nunca, pero con James Wan al frente, un tipo que si algo sabe es colocar la cámara donde el espectador se encuentre más en peligro, además de una puesta en escena gótica y sombría, consigue que al menos te plantees tener un crucifijo a mano por si, Dios no lo quiera, el mal ha decidido echarte de tu casa más violentamente que un casero cabreado.
Eso sí, para esta tercera entrega, “Obligado por el Demonio”, ya no tenemos a James Wan en la dirección. Su silla la ocupa Michael Chaves, quien para mí ha dirigido, hasta ahora, la peor película del universo Conjuring, “La Llorona”; que más que una maldición hacia una familia la siento como una tortura hacia el propio espectador que tiene que aguantar como un chamán sin gracia tiene que montar una parafernalia ridícula para evitar que un espíritu irrumpa en una casa familiar por un trauma del que ni me acuerdo. Ingredientes que pueden echar para atrás a cualquiera, pero con los que nos ha tocado lidiar a los fans de esta saga de cara a “Obligado por el Demonio”
Lo cierto es que, irónicamente al comienzo de esta tercera película le sienta bien el cambio de director, ya que rompe con la estructura más clásica del género que Wan había utilizado en las anteriores películas de los Warren. Si has llegado a esta tercera entrega, no necesitas más preámbulos demoníacos y un afán un tanto extraño de esos espíritus que están dispuestos a sacar de quicio a sus víctimas con sus torturas psicológicas. Si has llegado hasta aquí, ya tienes ese crucifijo guardado en la cartera por si hace falta ponerse a replicar a Dios con el fin de que un espíritu maligno se vaya de vacaciones a los más bajo de los fuegos del infierno.
Y esto, Chaves lo entiende a la perfección con un inicio que homenajea a la película más legendaria del género, “El Exorcista”, y con ese arranque que plantea la duda de siempre: el enfrentamiento entre los escépticos y unos Warren que tienen más objetos demoníacos en su casa que un pujante cualquiera de un garaje de subastas del Estado. Sin embargo, lo curioso de “Obligado por el Demonio” es el caso que inspira este eterno debate, que ya vimos en “El Caso Enfield”, y que se trata del más oscuro hasta la fecha: un joven llamado Arne que, tras asesinar a uno de sus amigos, argumenta que estaba poseído por el demonio. Se trata del primer caso de este tipo en la historia de Estados Unidos, en la que se argumenta este hecho para demostrar la inocencia de un enjuiciado.
Como era de esperar, y a pesar de ese buen inicio, Michael Chaves está a años luz de James Wan en términos de puesta en escena y como resultado, esta tercera parte no da tanto miedo. Sí, el miedo es subjetivo a cada espectador, pero en términos generales “Obligado por el Demonio” no tiene la solidez ni artística ni narrativa que convertía a sus dos predecesoras en todo un desafío para el espectador más curtido. Por ello, la película se queda en un tren de la bruja a medio gas que como punto positivo consigue expandir aún más la mitología del Warrenverso, escapando de las casas embrujadas, para presentarnos a personas profanas que han encontrado en el mismo Diablo su estilo de vida.
Por lo menos, si algo demuestra esta “Obligado por el Demonio” es que los Warren son unos personajes muy sólidos, pero que roban cada escena, lo que desdibuja al resto de los personajes. Al final la película se queda en una demostración de que con Patrick Wilson y Vera Farmiga bajaríamos al mismísimo infierno para rescatar, incluso, a ese familiar que no nos cae tan bien y que nos tenemos que tragar en esas fechas tan señaladas, y eso es la demostración más pura de que la franquicia sigue funcionando.
En definitiva, si esperabas una horror movie tan sólida como las dos primeras entregas de “Expediente Warren” mejor huye de “Obligado por el Demonio”, pero si eres de esas personas que ya han cambiado el yoga por la oración como método de relajación, y que se horroriza cada vez que oye a los niños jugar a las palmadas, te invitamos a que disfrutes de esta nueva aventura de los Warren porque sigue siendo una propuesta disfrutable.
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