Así, como lo oís: Salma Hayek, una de las actrices más importantes de la historia reciente, tiene claro que la sociedad da de lado a los hombres con fortunas multimillonarias como su marido, François-Henri Pinault. No es una broma de mal gusto ni nada por el estilo: son unas declaraciones reales que la intérprete ha concedido en las últimas horas al podcast Armchair expert y en las que ha dicho: “cuando me casé con él, todos dijeron: ‘oh, es un matrimonio arreglado, ella se casó con él por dinero’. Quince años más tarde estamos muy enamorados”.
Pinault es director ejecutivo de Kering, grupo que controla marcas de lujo como Yves Saint Laurent y Gucci, y su fortuna se estima en 30.000 millones de dólares. Casi nada. Pero ella defiende su amor en todo momento aunque tenga que decir barbaridades: “en las imágenes no puedes observar la magia que hay en él. Me ha hecho convertirme en una persona mucho mejor y crecer de una manera buena y saludable. Hay discriminación hacia los hombres ricos. Inmediatamente piensas que porque alguien es rico puede que no sea una buena persona, que podría ser materialista... podría ser alguien incluso estúpido o que no se lo merece o que para tener mucho dinero hizo el mal. Existen todos esos prejuicios y los escuché, pordesgracia”.
Es cierto, eso sí, que en un primer momento no le convencía Pinault: “al principio no era mi tipo para nada. Llegué con las ideas preconcebidas, pero por fortuna, él las deshizo todas”. En definitiva, se aprecia que Salma Hayek está perdidamente enamorada hacia su esposo, pero creer que hay una discriminación hacia personas como él que lo tienen todo en esta vida, es un tanto aventurado.
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