Cuando George Miller anunció en 2015 que estrenaría Mad Max: Furia en la Carretera causó mucha confusión. El talentoso director se volvió conocido gracias a la saga original del guerrero de la carretera, pero tras terminar la tercera parte invirtió su tiempo en dirigir películas para niños. Debido a que sus proyectos más recientes habían sido Babe y Happy Feet muchos, dudaron que pudiera volver a capturar la esencia de sus primeras películas.
A pesar de las dudas, cuando Mad Max: Furia en la Carretera llegó al cine se convirtió rápidamente en un éxito. La recepción de la crítica y las audiencias fue muy positiva, logrando traer de vuelta a los fans de las cintas originales y produciendo también una nueva legión de seguidores. Es una de las pocas películas del género de acción que considero imprescindibles. Ahora que Amazon Prime Video la ha incluido en su catálogo, es la oportunidad perfecta para que la veáis si aún no lo habéis hecho.
Mad Max: Furia en la Carretera cuenta una nueva historia donde el papel del guerrero de la carretera es más secundario. Lo encontramos atrapado en una distópica ciudad en medio del inmenso desierto. Allí, un peligroso culto ha creado un estado totalitario que mantiene el control sobre las reservas de agua. Este recurso es uno de los más valiosos tras el apocalipsis, de modo que su poder sobre las personas de a pie es completo.
La trama de Mad Max: Furia en la Carretera es simple, ya que la principal motivación de sus personajes es la supervivencia. En este sentido, George Miller entiende perfectamente a su audiencia, es decir, si lo que buscas son peleas, cochazos y explosiones te va a encantar. A pesar de esa simplicidad, la película no es para nada plana. Bajo esa persecución en torno a la que gira la trama hay varias capas de historia que vamos descubriendo. Gracias a estos detalles, la realidad sobre este mundo llega al espectador a través de las acciones de sus habitantes.
La genialidad de su director brilla cuando descubrimos que la exposición está escondida de forma experta en cada escena. Los personajes se comportan como personas, evitando los diálogos de exposición antinaturales. A medida que vemos lo que sucede nos van surgiendo dudas sobre el culto de la ciudadela, sus personajes y lo que pretenden hacer. Las respuestas llegan de una manera orgánica, encajadas a la perfección en el caos de la acción.
Por último, cabe destacar que los personajes son parcos en palabras. Esto es algo muy importante, ya que, en vez de mostrarnos las personalidades de cada uno a través de diálogos largos y aburridos, nos las transmiten con sus acciones. Y es que, a no ser que el director sea Tarantino, muchas veces es mejor que sean sus actos los que les den esa profundidad. Al fin y al cabo, esto es cine, no un audiolibro.
Antes mencionaba que algunas de las claves de esta cinta son: los coches, la acción y el desierto post apocalíptico en el que se ambienta. Pues bien, Mad Max: Furia en la Carretera nos presenta un escenario lleno de ricos detalles. Nunca he visto una cinta que logre capturar de esta manera la inmensidad de un páramo y la sensación de desesperación y soledad que produce.
Además, los vehículos empleados en la cinta son reales, diseñados y construidos para la película. Todos ellos se mueven y son operativos, incluso los más alocados, como el camión que transporta a un lunático con una guitarra-lanzallamas. De esta forma, las escenas en las que vemos estos coches son muy realistas. Cuando acaban despedazados sentimos el peso de las partes de metal volando por los aires.
Además de estos efectos prácticos, la mayoría de las escenas de acción son reales. Cuando siete sectarios saltan de un camión en marcha hacia otro coche en movimiento, subidos a pértigas enormes, no hay trampa ni cartón. Como no encontró actores que pudieran realizar este tipo de stunts, George Miller contrató acróbatas del Circo del Sol.
El último detalle que me parece muy bien llevado en esta cinta es el de crear una sociedad después de un evento apocalíptico. En el desierto hay muy pocos recursos, pero no es el agua lo único que escasea. Miller propone un mundo en el que la esperanza y la felicidad son tan difíciles de encontrar como una mina de diamantes. Es por eso que cuando Furiosa y sus compañeros hallan una posibilidad de escapar de esta cruel realidad, están eufóricos.
En la mayoría de las cintas o videojuegos sobre el cataclismo nos topamos con una trama similar. Seguimos a un grupo de personajes que buscan el Edén: una ciudad apartada de la destrucción o una máquina que pueda revertir la muerte de su mundo. Pues bien, hacia el final de Mad Max: Furia en la Carretera este sueño se rompe y los protagonistas se sumergen en el abismo. Todo está perdido y es en ese momento cuando queda claro que no hay salida. Esa desesperación es una de las sensaciones más fuertes que he experimentado frente a una pantalla.
No quiero extenderme mucho más, pero espero que haya quedado claro que Mad Max: Furia en la Carretera es una de mis cintas favoritas. Siempre que la veo lo paso bien y encuentro nuevos detalles que me parecen geniales. Es un clásico instantáneo que tenéis que ver, aunque no os guste el cine de acción. Aprovechad ahora que está disponible en Amazon Prime Video y entrad en el frenesí de la carretera.
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