Muchos se preguntaban cuál sería el destino de HBO ahora que "Juego de Tronos" ya no estaría para hacer el "mayo". Esa respuesta es todavía complicada de dar, pero parece que la ruta de escape de la plataforma no pasará solo por una producción. La primera pista al enigma la ha dado estas últimas semanas "Euphoria", una serie que empezaba arrancando más titulares que aplausos, y que ha terminado por conquistar por su calidad narrativa y su atrevimiento formal.
La ficción de Sam Levinson se despedía el pasado domingo con un episodio en el que la narrativa se fragmentaba, y los ya famosos cold opens de las anteriores semanas dejaban paso a una historia coral e introspectiva de cada uno de los protagonistas. Mientras los fans todavía intentan averiguar dónde encajar ese inesperado "All For Us" con una Zendaya en su vertiente musical, la cadena ya se frota las manos ante el recibimiento que tendrá la confirmada segunda temporada.
Y es que de acuerdo a datos de Variety, el finale de "Euphoria" logró reunir a 1.200.000 espectadores en todo el mundo (a través de todas las plataformas del servicio). En directo, la serie consiguió congregar durante la noche del pasado 5 de agosto a nada más y nada menos que 500.000 personas. Estos números están lejos de lo obtenido por la adaptación de "Canción de Hielo y Fuego", e incluso se quedan escasos para los 2 millones de suscriptores que siguieron el final de la segunda temporada de "Big Little Lies", pero dibuja una senda interesante para el futuro de la compañía.
"Euphoria" solo se ha quedado con un trozo de la tarta, con el público más joven (dos tercios de su audiencia tiene entre 18 y 34 años), la serie de Marc Vallé se ha hecho con el resto del espectro sixtuplicando cifras. Semanas antes "Chernobyl" o "Years and Years" mantenían el prestigio de HBO. Los intereses de WarnerMedia ahora son totalitarios, pero la estrategia para alcanzar ese estatus divino que perfila Disney tendrá que ser diverso y arriesgado.
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