En el universo de 'Juego de Tronos' ha quedado bastante claro que los dragones sienten predilección por la familia real Targaryen. Originarios de la Vieja Valyria en Essos, los Targaryen son los únicos señores de dragones que sobrevivieron a la caída de Valyria, gracias a su huida a Rocadragón poco antes de la destrucción de su tierra natal. Esta capacidad única para controlar a los dragones ha sido clave en su ascenso al poder en Poniente, pues el vínculo entre jinete y dragón es profundo y vitalicio, otorgando a los Targaryen una ventaja inigualable.
La habilidad para montar dragones se atribuye a la sangre de los antiguos jinetes valyrios, una herencia que la Casa Targaryen ha protegido celosamente. Sin embargo, tras generaciones de mestizaje con otras casas de Poniente, la pureza de esta cualidad se ha diluido. En 'La casa del dragón' los Targaryen mantienen un control estricto sobre estos magníficos seres y los huevos que producen. Así, se perpetúa la idea de que solo los miembros de su casa pueden montar dragones, una afirmación que, aunque es muy útil políticamente, no es del todo cierta.
La expansión de la sangre valyria a través de matrimonios y alianzas con otras casas ha llevado a que otras líneas familiares también puedan tener la capacidad de montar dragones. La Casa Velaryon, también originaria de Valyria, es un ejemplo notable, aunque históricamente no montaban dragones. Sin embargo, con el tiempo, incluso ellos han producido jinetes de dragones. Este fenómeno sugiere que la capacidad de montar dragones no es exclusiva de los Targaryen, sino que puede aparecer en otros linajes con sangre valyria.
En el libro Fuego y Sangre de George R.R. Martin, que sirve de base para 'La casa del dragón', se describe cómo Daemon Targaryen, en un momento de desesperación, ofrece dragones a cualquier persona capaz de montarlos. Esta práctica da lugar a los llamados Semillas de Dragón, individuos de ascendencia desconocida que logran forjar vínculos con los dragones. Así, estos jinetes no son Targaryen, pero de alguna forma contienen sangre de la Vieja Valyria en sus venas.
Algunos ejemplos de estas semillas incluyen a varios bastardos de la familia, como Hugh Hammer, el herrero que apareció en el primer episodio de 'La casa del dragón'. Este tipo de jinetes suelen aparecer en momentos de máxima necesidad, pero son un claro ejemplo de que no hace falta ser un Targaryen para tener un dragón. Sin embargo, sí que parece ser indispensable tener algo de sangre Valyria para establecer un vínculo.
Por otro lado, hay casos como Ulf el Blanco, que no tiene conexión directa con los Targaryen. Este ejemplo indicaría que, más allá de la sangre, hay otros factores, como el temperamento y la habilidad personal, pueden influir en la capacidad de montar dragones. En resumen, mientras que los Targaryen han cultivado la imagen de ser los únicos capaces de montar dragones, la realidad es más compleja, y la capacidad de formar un vínculo con estas criaturas legendarias puede estar presente en otros con suficiente conexión valyria.
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