Se estrenó el pasado 9 de agosto, y desde entonces, no ha dejado indiferente a nadie. Con tan solo saber que Roland Emmerich se encontraba en el equipo de producción y dirección, podíamos intuir que 'Those About to Die' no es una serie que busque la fidelidad histórica o la profundidad argumental. Y así ha sido: 'Those About to Die' es una serie histórica, sí, pero más centrada en los entresijos políticos y en la acción que en presentar una documentación especialmente trabajada.
Quizás por ello se ha convertido en una serie de moda: ni 'Shogun', ni 'La casa del dragón', posiblemente sea 'Those About to Die' la ficción de la que todos estén hablando en estos momentos. Y al menos a mí no me sorprende: tiene todos los ingredientes para generar controversia, aunque considero que no es tan mala como algunos espectadores han escrito en redes sociales.
Las expectativas no siempre son recomendables. Es cierto que los avances de 'Those About to Die' prometían una serie espectacular en lo técnico, un nuevo punto y a parte en Amazon Prime Video. Pero los responsables de la ficción son los que son: Roland Emmerich es uno de sus directores, cineasta detrás de 'Independence Day', '2012', 'Moonfall', pero también de la estimable 'Midway'. Quizás el nombre de 'Robert Rodat', su showrunner, invitaba algo más al optimismo al haber escrito el guion de 'El patriota' o de la obra maestra 'Salvar al soldado Ryan', en ambos casos acompañado de otros escritores.
Como iba diciendo, si esperabas una serie al estilo 'Gladiator' o 'Roma', evidentemente te ibas a llevar un chasco. Hablamos de una de las mejores películas de la historia y de una ficción histórica que difícilmente se ha repetido desde hace casi 2 décadas. Pero si llegas sin expectativas, 'Those About to Die' incluso te puede sorprender, sobre todo si te gustó 'Spartacus' y toleras un buen espectáculo por muchas patadas que le de a los libros de historia.
Robert Rodat y Jill Robi escriben un guion que se acerca al despropósito, al mismo tiempo que entretiene con sus muchas meteduras de pata. Roma, año 79 d.C. Una ciudad que se ha convertido en el centro del Imperio Romano y en la urbe más rica del mundo, a la que llegan esclavos obreros para hacer el trabajo sucio. Un lugar que se mantiene a raya a la población romana, aburrida, inquieta y violenta, gracias a dos cosas: pan y circo, sangre y deporte. Y cuando el gusto del pueblo por el entretenimiento se vuelve más sanguinario, se diseñará un estadio especialmente para los combates de gladiadores: el Coliseo.
Puede que el argumento te llame la atención por estar centrado en el origen del Coliseo Romano; o bien porque el periodo histórico te interesa per sé. Pero ni Anthony Hopkins como Vaspasiano salva un guion que se olvida de este personaje (aparece poquísimo pese a ser su principal reclamo) y que apuesta por 'coralizar' al máximo la serie.
Pese a todo, es un espectáculo a nivel técnico y al menos a mi, la ambientación me ha conquistado. Se nota mucho que hay dinero detrás del proyecto y que su principal objetivo es entrar por los ojos. Conmigo lo ha conseguido, y me han enganchado sus interminables complots políticos o sus numerosas peleas de gladiadores, muy próximas a la violencia y a la crudeza que vimos en 'Scarlatus'. Para mi, una serie recomendable.
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