Hace unos días que llegaba al mercado 2084, un shooter cyberpunk con un aspecto espectacular y que, para muchos, puede ser la mayor esperanza para poder esperar de la mejor manera de cara a Cyberpunk 2077, el esperado videojuego de CD Projekt RED. Nosotros ya hemos jugado a esta primera versión de 2084 y traemos un pequeño avance con lo más destacado del videojuego.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta al entrar a 2084 es que se trata de un título que, si bien luce un apartado visual espectacular, es esencialmente una obra de carácter completamente independiente nacida de una Game Jam, por lo que sus ambiciones son totalmente limitadas en lo técnico. Esto se hace palpable sobre todo en sus entornos, que aunque lucen como un triple A, reducen recursos siendo simplemente pasillos o pequeñas salas de una escala increíblemente reducida.
Y esto choca directamente con la jugabilidad, ya que hace que todos los enfrentamientos con los enemigos sean más una lucha por escapar de ellos mientras disparamos que la sensación que realmente buscamos en un shooter. Los enemigos son veloces, aparecen de la nada y el mayor problema viene de no tener espacio para maniobrar o ni siquiera darnos cuenta de dónde están saliendo todos ellos, porque pueden llegar a aparecer, literalmente, en el punto en el que estamos si por alguna casualidad acabamos en su punto de aparición. No morimos por fallar, morimos porque el videojuego nos hace morir, y eso convierte toda la experiencia de 2084 en algo frustrante.

Pero 2084 es un videojuego al que aún le queda mucho camino por recorrer. Se trata de una obra que apenas acaba de aterrizar en este acceso anticipado y que, pese a esto, tiene elementos con un potencial increíble. Sin irnos demasiado lejos, la propia jugabilidad tiene detalles que permiten tener una visión optimista del futuro de la obra, con un gunplay más que decente y una mecánica de hackeo que se explota a todo momento y pone a prueba nuestros reflejos.
Pero es el apartado visual lo más destacado de 2084, no solo por su calidad técnica, sino por su increíble apartado artístico. Blade Runner se hace videojuego con 2084 gracias a entornos cargados de tonalidades oscuras con temas digitales que chocan con colores neón e una reimaginación nada optimista del futuro de la humanidad.

En resumen, 2084 es una obra que se nota que acaba de llegar al acceso anticipado. Hay fallos muy gordos y la experiencia, en general, no es para nada positiva a día de hoy. Sin embargo, en esa montaña oscura se aprecia con claridad un brillo, un diamante en bruto que con esmero puede llegar a ser toda una joya. Habrá que volver aquí dentro de unos meses para salir de dudas y ver cómo ha evolucionado el juego. Pero, al menos, con nosotros ha logrado captar la atención suficiente para tenerlo en nuestro radar de cara a 2019.
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