Análisis Aragami
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ANÁLISIS

Análisis Aragami

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Cada vez son más los desarrolladores españoles que consiguen hacer llegar sus productos a las grandes plataformas. En los últimos años hemos tenido grandes éxitos como Deadlight y otros proyectos no tan resultones como el reciente Zenith. Por suerte, el juego que ocupa este análisis, Aragami, está más cerca del primero que del segundo.

Obra de un pequeño estudio indie barcelonés llamado Lince Works, Aragami es un título que nace para PlayStation 4 y PC como continuación del que fue el primer proyecto de este grupo, Path of Shadows. Empujados por las ganas de hacer un juego de sigilo e inspirados por los grandes del género como Metal Gear Solid, Tenchu o Dishonored, en Lince Works se pusieron las pilas no solo para hacerles homenaje, sino para aportar también su granito de arena a este tipo de juegos. Veamos si lo ha conseguido.

Nacido en la oscuridad

El juego nos pone en la piel de Aragami, un espíritu de las sombras que ha sido invocado en plena noche por Yamiko para ayudarla. Esta ha sido atrapada por el clan de la luz, y necesita que la liberen, y ahí es donde entra en juego Aragami y sus poderes, que deberá usar para obtener los seis talismanes que la retienen prisionera. Por suerte, Yamiko podrá proyectarse a nuestro lado para darnos consejos y guiarnos.

Hasta aquí la trama puede parecer algo sencilla, pero no hay que pedir más a un título que tiene en su eje central la jugabilidad. Pese a que podría estar más desarrollado y cuenta con algunos clichés del género, es lo suficientemente efectivo como para ponernos en escena antes de empezar a usar las sombras.

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Para conseguir su objetivo Aragami tendrá que cruzar por diferentes niveles llenos de enemigos, y hay que dejar claro des del primer momento que enfrentarnos a ellos en combate directo no es una opción. Al principio del análisis se hablaba de las fuentes de inspiración del título citando entre otros a la saga Metal Gear Solid y a Dishonored. Ambas, pese a primar más los elementos de sigilo, nos dan la opción de entrar por la puerta grande y pasar a la acción directa sin demasiadas repercusiones. En Aragami esto no da resultado. No podemos atacar a los enemigos cual Corvo o Solid Snake, y un solo golpe suyo nos eliminará. Eso no quiere decir que no podamos acabar con todos ellos, pero sí que debemos hacerlo con inteligencia y cuidado.

Fantasmas y demonios

En este momento es donde entran en juego nuestras habilidades. Como espíritu de las sombras podemos usarlas a nuestro antojo para realizar diferentes acciones, como teletransportarnos, hacernos invisibles o eliminar enemigos. Para usar dichas habilidades necesitaremos energía, que extraemos de las sombras. Nuestro personaje se oscurecerá al entrar en una y nuestro medidor se llenará. Al usar una técnica como el teletransporte este bajará, y tendremos que buscar el cobijo de las sombras para volverlo a llenar. Por el contrario, si nos acercamos demasiado a una fuente de luz nos quedaremos rápidamente sin energía además de ser mucho más visibles, dejándonos totalmente indefensos. Por otra parte, las habilidades más complejas tienen un número limitado de usos, y para volverlas a usar deberemos buscar pequeños templos dispersos por los niveles que nos permitan emplearlas de nuevo. Las habilidades en Aragami son variadas a pesar de no ser demasiadas, y se dividen en tres categorías principales: habilidades generales, ofensivas y defensivas.

Esta división genera dos estilos de juego bien diferenciados. Por un lado podemos jugar como un fantasma, haciendo hincapié en la vertiente del sigilo y pasando por los escenarios sin ser detectados ni una sola vez. Por otro podemos hacerlo como un demonio, eliminando silenciosamente a todos los enemigos y haciéndolos desaparecer para siempre, dejando a nuestro paso nada más que silencio y muerte. Hay que tener en cuenta que elegir cualquiera de estos dos caminos es en Aragami una cuestión de gusto y de comodidad para el jugador, ya que no habrá consecuencias por optar por uno u otro como sí sucedía, por ejemplo, en Dishonored.

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Quizá haya quien piense que esto puede ir en detrimento de la trama y la profundidad argumental, pero se trata de una decisión pensada para dar más manga ancha en apartado jugable, creando un título disfrutable en este aspecto en el que no tenernos que preocuparnos por nada más que cómo avanzar. Además encaja perfectamente con el resto de elementos jugables ya que pese a contar con un desarrollo basado en niveles lineales, estos tienen varias formas de ser superados. Los escenarios no son pasilleros, y podremos darnos una vuelta por los mismos. En este sentido, y pese a que la dificultad no es demasiado elevada –eso sí, habrá veces en las que nos atascaremos en algún lugar concreto-, el juego nos instiga mucho al ensayo y error, probando nuevas rutas y formas de superar un desafío, algo que invita a la rejugabilidad. Quizá los puntos de control podrían estar menos espaciados, pero eso también es parte del reto de Aragami.

El diseño de los niveles y sus opciones también encaja con el comportamiento de la IA enemiga. Escondidos en las sombras seremos casi invisibles a sus ojos, sobretodo si estamos agachados, pero si salimos de ellas, corremos o nos acercamos a luz acabaremos siendo vistos. Los enemigos tienen un sistema de detección muy parecido al de la saga Far Cry, en el que si la IA intuye nuestra presencia se nos indicará desde donde lo hace con un marcador blanco. Si este se vuelve amarillo, nos han visto, y vendrán a inspeccionar la zona, y si pasa a rojo es que nos han detectado, y entonces atacarán o llamarán a los refuerzos. Nuestra mejor opción será eliminar algunos guardias o escondernos hasta que dejen de buscarnos, pero aun así los guardias pasarán a estar más alerta. Esto también ocurrirá si encuentran un cadáver, así que en los primeros compases será importante que, sobretodo si nos planteamos seguir el camino del asesino, conseguir la habilidad de hacer desaparecer los cadáveres. Para ello, así como para el resto, deberemos buscar los pergaminos escondidos por los niveles, que nos otorgarán puntos con que podremos gastar en nuevos poderes o en mejorar algunos de los existentes.

Como guinda del pastel, podremos contar con un amigo  para ayudarnos en nuestro viaje, ya que Aragami cuenta con un modo cooperativo en línea que será implementado desde el lanzamiento y nos permitirá jugar a todos los niveles en compañía.

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La noche nos envuelve

Uno de los elementos más llamativos de un juego basado en las luces y las sombras es su apartado gráfico, y en el Aragami cumple de forma más que suficiente. Si bien se aleja de la calidad de los triple A, no aspira a ello, y sus gráficos estilo cell-shading, que recuerdan ligeramente a los vistos en algunos juegos de TellTales por poner algún ejemplo, son correctos sin ser un portento. El estilo es sobrio, las luces y sombras se manejan de forma efectiva y la paleta de colores consigue que, a pesar de suceder en plena noche, el juego no sea demasiado oscuro. El diseño de personajes y sus animaciones es algo más tosco. Yamiko y Aragami están bien trabajados, a pesar de contar con animaciones sencillas y rostros estáticos, pero los diseños de los enemigos son poco variados aunque sin llegar a ser un problema grave.

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Uno de los puntos que sí se han trabajado más es la integración de elementos en pantalla. No tenemos un HUD como tal, si no que, por ejemplo, el medidor de sombras y el contador de uso de las habilidades están integradas en los dibujos de la capa de Aragami, y podremos ver en todo momento cuando nos queda de una forma muy bien integrada. Esto ocurre con el paso entre sombra y luz, ya que nuestro protagonista se volverá negro del todo cuando estemos protegidos. La única pega a todo esto es la pista de subtítulos, que es necesaria ya que el juego no cuenta con doblaje en ningún idioma pero que se presenta en un estilo que rompe con la estética del título.

El apartado sonoro es algo más sobrio que el resto. A la falta de doblaje anteriormente mencionada, suplida por unos efectos sonoros al estilo Ori and the Blind Forest, se le debe añadir que, pese a unos efectos correctos, la banda sonora no destaca en ningún momento más allá de cambiar cuando somos detectados.

Conclusión

Aragami es un título que sabe de donde viene, lo que puede dar y lo que quiere dar, y cumple con todo ello de forma correcta. No va a suponer ninguna revolución en el género del sigilo, pero su precio reducido y la forma que tiene de inspirarse en los grandes de la saga sin ser una copia y aportando su propio granito de arena lo hacen una opción más que interesante para los amantes de los juegos de sigilo.

Redactado por:

Periodista que quedó enganchado a un mando desde pequeño y amante de las series, el cine y, en general, las grandes historias.