Hace unos cuantos meses que, durante la conferencia de Bethesda en el E3, Arkane Studios anunciaba una de las sorpresas que nos dejaba la feria angelina. Dishonored 2, título que llegaba al mercado a finales del pasado 2016, volvería en este 2017 con un DLC standalone (es decir, que no requiere el juego base) titulado La muerte del Forastero. A lo largo de estos meses hemos ido conociendo diversos detalles de la obra e incluso hemos podido charlar con su máximo responsable, Harvey Smith. Con los detalles que nos podíamos ir conociendo, la sensación era extraordinaria y todos los fans de esta franquicia nos frotábamos las manos. Sin embargo, ahora que se ha puesto a la venta este título, ¿es justificada la emoción o nos hemos subido demasiado pronto en el tren del hype? Acompañadnos en nuestro análisis de Dishonored: La muerte del Forastero para descubrirlo.
Desde el anuncio de Dishonored: La muerte del Forastero sus responsables han ido remarcando por activa y por pasiva que se trata de una aventura independiente, no solo porque no requiere tener Dishonored 2 para jugar, sino porque no hace falta saber nada de esta saga para poder disfrutarlo. Tanto jugable como narrativamente se puede sostener por sí mismo, o eso dicen desde Arkane Studios.
Está claro que, desde el punto de vista jugable, es totalmente independiente del resto. El juego comienza con unos niveles bastante sencillos en los que los pocos enemigos y muchos objetivos secundarios van dejándonos ver de qué va Dishonored. Como si de un tutorial se tratara, en las primeras zonas aprendemos cómo funciona el sigilo, cuál es la forma de actuar, qué tipo de objetivos hay y, sobre todo, que no existe una forma correcta o errónea de proceder, sino que tenemos libertad de acción.
En cuanto al apartado narrativo, no tengo tan claro que sea independiente. Sí, la historia que se cuenta no es una continuación directa de ningún hecho anterior; pero precisamente las historias como tal no son el fuerte de Dishonored. En esta ocasión, nos volvemos a encontrar con una historia que desde el primer momento tenemos claro cómo va a acabar y que simplemente sirve de excusa para ir de un lado a otro hasta llegar al objetivo final. Pero el plato fuerte de la narrativa de Dishonored está en su universo, sus personajes y las innumerables relaciones que existen entre todos los acontecimientos que ocurren y han ocurrido a lo largo de la saga. En este sentido, La muerte del Forastero vuelve a presentar la madurez de los DLCs del Dishonored original y nos mete de lleno en una misión en la que los fantasmas de nuestro pasado como asesinos de una emperatriz son más peligrosos que cualquier enemigo. Las relaciones con otros personajes, los crímenes que hemos cometido, las vidas que hemos arrebatado y salvado; todo nos acompaña en esta aventura que, sin duda alguna, consigue atraparnos para querer saber más, para querer acabar con el Forastero. Para comprender el porqué de todas las dudas, decisiones y encuentros de los protagonistas de esta entrega es más que necesario haber jugado a los títulos anteriores y, aunque La muerte del Forastero de por sí pueda resultar divertido, perderse el aspecto narrativo que llega cargado de referencias a sus predecesores es dejarlo cojo.
Como remate a este aspecto, La muerte del Forastero incluye, como no podía ser de otra manera viniendo de Arkane Studios, una cantidad enorme de textos para leer. Diferentes historietas que, más allá de ofrecer pistas para las misiones y datos de ciertos personajes, nos dan una visión del universo en el que nos sumergimos. Los orígenes del Forastero, el porqué de algunas costumbres, las motivaciones de diferentes sectas y un sinfín de increíbles relatos es a lo que tenemos acceso si, opcionalmente, decidimos leer todo lo que nos encontramos por el camino. Y creedme si os digo que merece la pena.
Dishonored 2 ya es un título realmente continuista respecto a la fórmula jugable que proponía en su momento el Dishonored original. La mezcla de sigilo, acción y exploración que ya ha dado resultado a Arkane dos veces sigue presente en este DLC, como no podía ser de otra manera. Con su base en Dishonored 2, la mayoría de mecánicas del juego se mantienen prácticamente inalteradas y, en esencia, la jugabilidad es clavada a lo ya visto. Sin embargo, hay determinados cambios que consiguen darle un toque de frescura a esta nueva propuesta.
En primer lugar, como ya avisaban desde Arkane Studios y Bethesda, Billie Lurk, nuestra protagonista, se presenta en La muerte del Forastero con un arsenal totalmente renovado respecto a lo visto en la saga principal. Nuestra asesina viene equipada, no solo con un clásico puñal para acuchillar, sino con diversos artilugios y poderes inéditos hasta el momento. Entre los artilugios a nuestro alcance encontramos nuevas minas y munición, tanto letales como no. Pero lo que más destaca son los poderes de los que disponemos en este DLC y que, en su mayoría, cambian radicalmente respecto a Dishonored 2. Billie tiene tres poderes principales (pero pueden ser modificados). Con ellos tendremos la ocasión de realizar el clásico teletransporte, aunque algo cambiado; la novedosa suplantación de identidad con la que adoptar la forma de cualquier ser humano para pasar desapercibidos; y el Presagio, con el cual podemos adoptar una forma etérea y detener el tiempo para investigar la zona a nuestro antojo. Estos poderes y artilugios, aunque puedan parecer un cambio insustancial, ofrecen nuevas formas de jugar y de aprovechar lo que el entorno nos ofrece en Dishonored. La imaginación está a nuestro servicio y las combinaciones que podemos hacer con todas las nuevas posibilidades son casi ilimitadas.
Por otra parte, otro de los cambios introducidos en esta entrega independiente se centra en los objetivos secundarios. Para La muerte del Forastero, Arkane ha creado un sistema de contratos que podemos seleccionar cuando vamos al mercado negro (o al comienzo de la misión, depende de la zona del juego en la que estemos) y que nos otorgan recompensas económicas por realizar ciertos encargos. La mayoría de estas tareas están más dirigidas que las misiones principales y nos instan a acabar con algunos objetivos de una cierta manera, o robar determinados elementos sin ser detectados. Pero lo mejor de ellos es que se reparten de forma excelente por el mapa, haciéndonos explorar diversas zonas y obligándonos a darnos de bruces con el genial diseño de niveles del que, una vez más, Dishonored hace gala.
El resto del apartado jugable, incluyendo la progresión de nuestro personaje, se mantiene casi invariable respecto al juego base. Seguimos contando con el sistema de amuletos que nos permite fabricar, deshacer y repartir las mejoras que queremos tener activas. También volvemos a poder comprar más huecos para amuletos e incluso algunos especiales en las tiendas del mercado negro.
Con La muerte del Forastero volvemos a visitar Karnaca, el paraíso de aspecto mediterráneo bañado por el sol que vimos en decadencia a lo largo de Dishonored 2 debido a la plaga de moscas de la sangre. Sin embargo, no volvemos a pasar por los mismos lugares, de forma que todos los niveles que recorremos son totalmente nuevos. El diseño de niveles mantiene la esencia de la franquicia, ofreciendo zonas abiertas con caminos por todos lados y en donde nosotros y nuestra forma de jugar son los factores que dictan por dónde hemos de ir. Pero, por desgracia, a pesar de que la esencia es la misma, los niveles de La muerte del Forastero no están a la altura de los que vimos en Dishonored 2. Para nada quiere esto decir que sean malos, pero tampoco esperéis encontraros con zonas tan memorables como la mansión de Kirin Jindosh. Además, la mayoría de enemigos son versiones de aquellos a los que ya hemos hecho frente en el pasado, sin modificar en absoluto sus habilidades.
A lo largo de toda nuestra nueva estancia en Karnaca (y alrededores, porque también visitamos zonas nuevas), los entornos siguen luciendo estupendamente bien gracias a un apartado artístico sobresaliente. De la misma manera que ocurría en el título original, el mundo de Dishonored está increíblemente bien caracterizado a nivel visual. La publicidad, la arquitectura y cualquier pequeño detalle con el que nos crucemos se siente en su lugar, haciendo que toda la ciudad se note real sin necesidad de unos gráficos fotorrealistas. Y, de nuevo, como ya ocurría en el juego original, la banda sonora vuelve a estar ahí para lucir y acompañar en todas las situaciones, demostrando la calidad del tristemente fallecido Daniel Licht, al cual todo el equipo de Arkane le rinde un pequeño homenaje al comienzo de los créditos de la obra.
Entrando en el pantanoso terreno del rendimiento, aspecto que levantaba un buen número de sospechas antes del lanzamiento del juego, nos encontramos con una estupenda noticia: el juego rinde a la perfección. Lejos parecen quedar los problemas de rendimiento que tenía durante los primeros días la versión de PC de Dishonored 2, y es que La muerte del Forastero no nos ha dado ni un solo problema a lo largo del tiempo que hemos jugado. En la versión de PC, el framerate es estable y, en nuestro caso, con una máquina que cumple los requisitos recomendados, hemos podido jugar a 1080p en calidad alta sin ningún problema.
En cuanto a la duración del título, nos encontramos con algo bastante subjetivo dada la cantidad de objetivos secundarios y al ya implementado de serie New Game +. Nuestra experiencia, completando alrededor de la mitad de contratos y jugando en difícil, ha durado alrededor de 6 horas y media.
En definitiva, Dishonored: La muerte del Forastero es un DLC a la altura de lo esperado. Arkane Studios vuelve a hacer un magnífico trabajo trayendo una aventura que, aunque se pueda jugar de forma independiente, se hace mucho más agradable conociendo la historia y el universo de Dishonored. El apartado jugable viene confeccionado con la misma base que Dishonored 2 pero incluyendo una pequeña vuelta de tuerca gracias a la implementación de los nuevos poderes y artilugios de nuestra protagonista, Billie Lurk. Por su lado, el apartado narrativo vuelve a dar un paso adelante para, con una historia a priori sosa, ofrecernos un auténtico repertorio de lore y dilemas morales con el que hacer disfrutar a todos los fans de la saga.
La muerte del Forastero es un nuevo ejemplo de lo que un DLC debe ser. Ofrece más de lo mismo y, aunque en aspectos como el diseño de niveles pueda no estar a la altura del juego base, es un contenido totalmente recomendable con una fórmula de sobresaliente y que, sin duda alguna, volverá a enamorar a aquellos que, como nosotros, ya cayeron prendados en su momento. Siendo sinceros, esta caza a un dios en la piel de una asesina de élite es el final soñado para la aventura que comenzaba en 2012 con el asesinato de la emperatriz Jessamine Kaldwin.