En el mundo de los juegos Souls-like, donde la dificultad y la precisión son esenciales, Enotria: The Last Song busca destacar con una combinación de elementos inspirados en el folclore italiano y una dirección artística que inmediatamente llama la atención. El juego, desarrollado por Jyamma Games, promete ser una bocanada de aire fresco en el género, con su singular uso de máscaras y una narrativa que explora temas teatrales y mitológicos. Sin embargo, aunque visualmente deslumbra, su jugabilidad y ejecución no siempre logran estar a la altura de sus ambiciones.
Un escenario impresionante, pero sin profundidad jugable
Lo primero que salta a la vista en Enotria: The Last Song es su hermosa dirección artística. Ambientado en una Italia imaginaria, el juego te sumerge en entornos que evocan las tradiciones mediterráneas: plazas soleadas, ruinas antiguas y campos de girasoles que parecen sacados de una postal. El nivel de detalle es impresionante, con cada rincón del mundo recreado con cariño y atención. Desde los pequeños mercados hasta las grandes fortalezas en ruinas, la estética del juego es sin duda uno de sus mayores atractivos.
Sin embargo, esta belleza a menudo se siente superficial. Aunque los escenarios principales están diseñados con esmero, la falta de interactividad y la repetición de ciertos elementos visuales hacen que, a la larga, el mundo se sienta algo vacío. La promesa de un entorno vibrante inspirado en la rica cultura italiana se queda corta cuando el jugador descubre que, más allá de la apariencia, el mundo carece de verdadera profundidad jugable. El juego ofrece poco incentivo para la exploración más allá de su deslumbrante presentación visual.
Innovación sin equilibrio: las máscaras como mecánica central
Uno de los aspectos más originales de Enotria es su sistema de máscaras, que permite al jugador adoptar diferentes habilidades y atributos según la máscara que lleve. Cada máscara cambia drásticamente la manera en que el personaje se enfrenta a los desafíos del juego, desde mejoras en el combate cuerpo a cuerpo hasta habilidades mágicas más avanzadas. Esta mecánica aporta una capa de personalización que en teoría es fascinante, permitiendo adaptar el estilo de juego a las necesidades de cada situación.
Sin embargo, la ejecución de este sistema no es tan sólida como podría ser. Algunas máscaras se sienten claramente superiores a otras, lo que limita la verdadera libertad de elección. A menudo, el jugador se ve obligado a optar por las máscaras más efectivas, dejando de lado otras que podrían ofrecer estilos de juego más interesantes pero menos viables. Esta falta de equilibrio hace que, aunque el sistema de máscaras aporte frescura, no logre explotar todo su potencial.
Un combate desafiante, pero sin la fluidez deseada
El combate en Enotria sigue el esquema tradicional de los juegos Souls-like, con un énfasis en esquivar, atacar y parry con precisión. A primera vista, parece que el juego sigue las bases del género con fidelidad. Sin embargo, lo que distingue a Enotria es su sistema de energía basada en colores, donde los jugadores deben ajustar sus ataques y armas a los diferentes tipos de energía de los enemigos. Esta mecánica de combate, aunque única, introduce una capa de estrategia que a veces limita la creatividad del jugador en lugar de enriquecer la experiencia.
Uno de los mayores problemas con el combate es la inconsistencia en la respuesta de los controles. Mientras que los parries y contraataques son elementos clave, el sistema no siempre responde con la precisión necesaria. Esto, sumado a la dificultad ya inherente del género, puede convertir algunos enfrentamientos en una experiencia frustrante más por fallos del sistema que por falta de habilidad del jugador. Los jefes, aunque creativos en su diseño, presentan picos de dificultad que pueden resultar injustos, y la falta de precisión en los controles a menudo hace que el combate se sienta más arduo de lo necesario.
Una narrativa intrigante, pero dispersa y confusa
La historia de Enotria tiene una premisa interesante, ambientada en un mundo donde todos los personajes están atrapados en una obra de teatro eterna. Las máscaras, además de ser un elemento de juego, están profundamente ligadas a la narrativa, controlando el destino de los personajes en este mundo distópico. La combinación de folclore italiano y fantasía oscura crea una atmósfera única que podría haber sido una de las mayores fortalezas del juego.
Desafortunadamente, la narrativa se vuelve difícil de seguir debido a su enfoque fragmentado y críptico. La mayoría de los eventos se cuentan a través de la exploración y el entorno, lo cual es una técnica efectiva para los fanáticos de las historias ambientales. Sin embargo, para muchos jugadores, la falta de un hilo conductor claro puede ser frustrante. Aunque la historia promete grandes revelaciones, muchas preguntas quedan sin respuesta, lo que deja una sensación de desconexión que impide una verdadera inmersión en el mundo y sus personajes.
Fallos técnicos que empañan la experiencia
A pesar de su imponente presentación visual, Enotria no está exento de problemas técnicos. Las caídas de rendimiento son frecuentes en áreas más densas o durante las batallas más intensas, lo que afecta gravemente la fluidez del juego. Aunque los tiempos de carga no son excesivamente largos, resultan lo suficientemente notorios como para romper el ritmo, especialmente cuando el jugador muere repetidamente en las secciones más desafiantes.
Además, se han reportado bugs y glitches que, aunque no rompen el juego por completo, sí afectan a la experiencia. Problemas como colisiones fallidas, animaciones erráticas y caídas accidentales desde plataformas añaden una capa de frustración adicional que no debería estar presente en un título con las ambiciones de Enotria.
Conclusiones
Enotria: The Last Song es una obra que destaca por su belleza visual y originalidad temática, pero que no logra alcanzar el nivel de ejecución necesario en su jugabilidad. El sistema de máscaras, aunque innovador, no está bien equilibrado, y el combate, pilar esencial en cualquier Souls-like, se ve lastrado por controles imprecisos y mecánicas que limitan la libertad del jugador. La narrativa, aunque intrigante, no logra desarrollarse de manera coherente, lo que deja al jugador con más preguntas que respuestas.
A pesar de sus fallos, Enotria tiene momentos brillantes que pueden atraer a los fanáticos del género en busca de una experiencia diferente. Sin embargo, aquellos que esperen una evolución clara de la fórmula Souls-like probablemente se sentirán decepcionados. El juego es una mezcla de ambición y potencial que no siempre logra concretarse, y aunque ofrece destellos de genialidad, sufre por la falta de pulido y consistencia.
Enotria: The Last Song es una obra que destaca por su belleza visual y originalidad temática, pero que no logra alcanzar el nivel de ejecución necesario en su jugabilidad. El sistema de máscaras, aunque innovador, no está bien equilibrado, y el combate, pilar esencial en cualquier Souls-like, se ve lastrado por controles imprecisos y mecánicas que limitan la libertad del jugador. La narrativa, aunque intrigante, no logra desarrollarse de manera coherente, lo que deja al jugador con más preguntas que respuestas.
Apartado gráfico
Apartado sonoro
Apartado jugable
Apartado artístico
Dirección artística deslumbrante y escenarios hermosos
Sistema de máscaras con potencial estratégico
Un mundo basado en el folclore italiano que aporta frescura al género
Problemas de control y fluidez en el combate
Mecánicas innovadoras pero mal ejecutada
Narrativa confusa que no logra mantener la coherencia
Ingeniero de Telecomunicaciones. amante de SEGA y todo lo que tenga que ver con Sonic. Nintendero por bandera y Game Pass en el corazón. Muy fan de Halo y las sagas Gears of War o Forza. Siempre con mi Steam Deck en la mochila...