Análisis Puyo Puyo Tetris
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Análisis Puyo Puyo Tetris

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La combinación entre franquicias, pese a que no es completamente usual dentro de nuestro arte, sí ha sido una practica aplicada en previas ocasiones. Aunque, en líneas generales, se trata de adiciones no tan determinantes como la presencia de Ezio en Soul Calibur V o, en su defecto, los diversos spin-offs entre las sagas mayormente de Nintendo, lo cierto es que su aplicación suele ofrecer un resultado agradable. Sin embargo, en el caso de Puyo Puyo Tetris, nos hallamos ante una unión que no sólo consiste en una serie de agregados sino que, en cambio, funde las dos icónicas franquicias de lógica en una única producción para ofrecernos un juego que, incluso siendo conservador, logra un más que grato resultado.

Una innecesaria travesía

No obstante a lo previamente plasmado, y para desplazar hacia un lado el principal detrimento de la adquisición, SEGA ha añadido un modo campaña que, en el mejor de los juicios, es innecesario. Con excesivamente largas secciones de diálogo, personajes vacíos, situaciones insulsas y, en general, un guion que nos hace viajar sin gracia alguna, la historia representa una inexplicable excusa para implementar mayor contenido al producto; y es inexplicable porque, desde un principio, el jugador ha de estar consciente de que tanto Tetris como Puyo Puyo comparten un ideal donde lo mecánico prepondera como único aspecto fundamental, convergiendo así en que este componente, en líneas generales, sea más una pretensión de travesía que una sección en la que verdaderamente sea valedero invertir horas en ella.

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Entretenimiento puro

Obviando lo anteriormente estipulado, y teniendo en consideración que, salvando tal error, todo lo demás resulta haber sido creado en buena lid, hemos de afirmar que Puyo Puyo Tetris es lo que debería ser: entretenimiento puro. Su esencia, desde el primer contacto, queda más que determinada como una obra cuyo mayor objetivo es el de divertir, el de hacernos pasar un buen rato mediante aquellas propuestas que, en su momento, lograron revolucionar el mundo y que, ahora, adaptándose a lo contemporáneo pero manteniéndose fieles a sus orígenes, continúan demostrando por qué son piezas que trascienden de las concepciones del tiempo.

En términos más particulares, la idea es tan simple como el nombre del juego: Puyo Puyo y Tetris se conocen en un mismo escenario. Lo interesante del tropo, sin embargo, se encuentra en las diferentes modalidades que ostenta la producción y, especialmente, en su faceta multijugador, características que permiten que las tan conocidas mecánicas de la dupla de fenómenos prosigan siendo igual de adictivas que siempre, pero más diferentes que nunca. Mantenerlo simple, aunque añadiendo particulares aproximaciones a lo jugable, ha sido la forma perfecta en la que SEGA abordó esta fusión; perfecta no por estar completamente exenta de errores, sino por no necesitar de más ni de menos para alcanzar lo que consigue.

Así, pues, cabe detallar que contamos con seis modalidades distintas de juego: Versus, en donde cada jugador es libre de escoger si desea jugar Tetris o Puyo Puyo; Fusion, en el que tanto los Puyos como los Tetriminos caerán simultáneamente en el recuadro; Swap, variante en donde contaremos con recuadros independientes de ambos juegos, los cuales se alternarán cada cierto tiempo; Party, versión en la que se busca conseguir la mayor cantidad de puntos al tener infinitas vidas; Big Bang, modo en donde lo competitivo toma otro nivel al centrarse en la obstrucción de los recuadros rivales al eliminar nuestras líneas de Tetris o unir nuestros Puyos; y Challenge, que cuenta con desafíos para probar las habilidades del usuario, permitiéndonos así disfrutar de la base esencial del título por medio del formato que más afinidad nos genere.

Lo multijugador como estandarte

En los juegos donde las mecánicas son su principal atractivo, es muy, muy atípico el caso en donde una faceta multijugador no exponencie la diversión que representa. En tal sentido, la inclusión de competitivo a Puyo Puyo Tetris ha sido un movimiento más que idóneo y adecuado para extender la vida útil del producto, el cual toma un valor aún más alto como inversión debido a que, al considerar cuánto remunera en horas de contenido, la respuesta es bastante positiva. Ésto, sumado a la más que fluida manera en que ambas franquicias funcionan juntas, pues su relativa similitud aunque notoria diferenciación hacen que el equilibrio sea excelente, causa que el global que consigue conceda un porte aún más pulcro, libre de manchas que deterioren su apuesta.

Grato diseño visual

Mientras Tetris se había caracterizado desde su génesis por ser tan sólo una serie de figuras sin más, Puyo Puyo sí delegó más esfuerzos a crear una identidad propia desde un prisma visual. Independientemente de ello, ambas exhibiciones artísticas son distinguibles a leguas de distancia, razón por la que, al mezclarlas, obtenemos un resultado cuya colorida puesta en escena es bastante agradable para el sentido óptico, incluso llegando a ofrecer la también característica dosis de satisfacción al momento de unir las piezas homogéneas. Asimismo, la adición de personajes y marcos artísticos para cada partida hacen que el juego cobre una mayor personalidad, ésto tanto por el buen nivel per se de los diseños como por la interesante suma que se logra.

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Dos clásicos en una simbiosis mecánica impoluta

Sí, la inclusión de un modo campaña ha sido un movimiento totalmente innecesario por parte de SEGA, pues carece de fundamento desde todo ámbito que sea evaluado, pero tal desliz no es ni remotamente capaz de hacer frente a la sobresaliente combinación de estilos que los desarrolladores han logrado al adicionar las dos variantes estratégicas.

Por consiguiente, aseveramos que Puyo Puyo Tetris, incluso siendo miembro de dos legados cuyo historial es inmensurablemente extenso, logra adecuarse a su propio espacio dentro de la dualidad de IPs, hito que obtiene al nunca olvidar que su fin primordial y último es el de conceder entretenimiento sin par, hazaña que consigue a través de mecánicas desenfadadas y perfectamente fusionadas que nos hacen rememorar parte de los inicios de la industria y parte de lo que es en la actualidad, además de mantenernos detrás de la pantalla sin deseos de desprendernos.

Redactado por:

Politólogo a tiempo completo, economista a tiempo parcial. Asiduo al medio interactivo por su capacidad de hacernos vivir las historias, no contarlas. Joven venezolano amante de Bad Bunny, Itachi y los RPGs que busca cooperar en la evolución de una industria huérfana de horizontes.