Este mismo fin de semana, Konami decidió brindar felicidad a los más nostálgicos de la industria con el regreso de los inicios de algunas de sus sagas más icónicas. Precisamente, Metal Gear, Metal Gear Solid y Metal Gear Solid 2, junto a la Konami Collector's Series -que trae consigo los tres primeros juegos de Castlevania y los dos primeros de Contra-, han arribado a ordenadores a través de GOG, de modo que tanto aquellos que hayan jugado a sus propuestas originales como aquellos que no hayan tenido la potestad se encuentran ante una oportunidad idónea para disfrutarlas a través del formato digital.
Así pues, el retorno de tan afamadas aventuras no es un acontecimiento ligero y, desde Areajugones, hemos podido catar estas obras con la intención de compartir con ustedes qué tan bien les ha sentado al conjunto de producciones la llegada a la contemporaneidad en PC. Entonces, ¿se trata de una serie de valiosas adquisiciones o de una ocasión desaprovechada para realzar sus respectivos legados? Esta y más dudas esperamos despejarlas en este artículo sobre nuestras impresiones sobre la colección retro de Konami.
Primeramente, es imperativo señalar que se trata del primer lanzamiento en digital para ordenadores de estas obras. Este hecho, cabe destacar, representa el más importante pilar de la antología, ya que simboliza su disponibilidad en un formato que permitirá que trasciendan en el tiempo. A pesar de que, en el pasado, estas producciones ya habían hecho acto de presencia en PC, tan solo lo habían hecho por medio del formato físico, lo que suponía una amenaza para la integridad histórica de la industria debido a la actual dificultad que implica la adquisición de una de tales copias.
Por su parte, asimismo es importante resaltar que la vuelta al protagonismo de iconos como Solid Snake, Raiden y los Belmont se ha materializado con ciertas modificaciones respecto a sus variantes originales, convirtiéndose en títulos más accesibles y deseables para el público de hoy. Por ello, encontramos una modalidad de guardado rápido en todos los juegos indicados, aunque títulos como Metal Gear Solid -totalmente en inglés- y Metal Gear Solid 2 -textos en español- han recibido mejoras más significativas que tan solo la posibilidad, pese a que sumamente útil, de registrar nuestro progreso en cualquier punto de las campañas.
En tal sentido, la epopeya de Solid Snake cuenta con inclusiones como una modalidad opcional en primera persona y misiones en realidad virtual, mientras que la de Raiden se corresponde a la versión Substance. Esto último es de indispensable mención puesto que, gracias a ello, el producto ofrece 350 misiones de VR y 150 misiones alternativas, la posibilidad de jugar como Solid Snake y diversos personajes jugables y modos de juego, de modo que se trata de la composición más completa bajo la que se puede jugar a la segunda entrega de los MGS.
En lo que a los Castlevania y los Contra se refiere, siendo el mismo trato para Metal Gear, las novedades únicamente recaen en, como mencionábamos con anterioridad, la práctica potestad de grabar la partida en cualquier punto de nuestro trayecto y la también útil posibilidad de configurar los controles según deseemos. Es decir, no suponen una gran diferencia en relación a sus homólogos primigenios, pero continúan siendo obras de inconmensurable importancia en tanto son representaciones fidedignas de la historia del medio interactivo.
Para responder tal incógnita, primero es inexorable recordar que, más allá de las sumatorias previamente descritas, los volúmenes se encuentran completamente intactos respecto a los de las décadas pasadas. Ergo, al no tratarse de remasterizaciones de ninguna índole, no existen mejoras gráficas o jugables sustanciales, a diferencia de lo que se ha podido apreciar en el pasado con, por ejemplo, la Metal Gear Solid HD Collection y la Metal Gear Solid Legacy Collection: un par de antologías en las que, desde la generación de consolas anterior, ya era posible revivir los periplos de Snake y Raiden.
Empero, al hablar de Sons of Liberty existe una diferenciación especial: es la primera vez que la versión Substance recibe un relanzamiento, de forma que, salvo el producto original, no hay otra manera de disfrutar de tan especial expansión. Obviando esta salvedad, creemos que las colecciones HD y Legacy, especialmente la primera al estar disponible en Xbox One vía retrocompatibilidad, son ocasiones más recomendables para incursionarse en Shadow Moses y Big Shell, especialmente porque los controles -de por sí enrevesados y complejos de acostumbrarse- resultan mucho más intuitivos que en su reciente adaptación a PC.
Siguiendo esta última línea, hemos de enfatizar que, mientras los controles son, precisamente, uno de los fuertes de las antologías de consola, en este caso son el talón de Aquiles pues, a pesar de poder asignarlos de manera voluntaria, el proceso de hacerlo es tedioso y poco intuitivo, aún más debido a la deposición original de los mismos. Por ello, antes de empezar a jugar, es necesario atravesar por un procedimiento de prueba y error laborioso y desestimulante de cara a encontrar la configuración más cómoda de los comandos, y ello es aplicable tanto a los tres Metal Gear como a la Konami Collector's Series -para la que, incluso, tendremos que leer un manual en PDF si deseamos enterarnos de cómo gestionar el producto correctamente-.
Es posible que, entrando en comparaciones, haya mejores formas de jugar a múltiples de los productos aquí evaluados, pero ello no resta relevancia a su actual disponibilidad en PC. Sí, en términos de controles son incómodos y la no evolución gráfica afecta hasta la resolución en la que podemos disfrutar de los títulos -solo MGS 2 se puede jugar en auténtica pantalla completa-, sin embargo, al mismo tiempo, casos como los de Substance, los Castlevania y los Contra son oportunidades de oro para poder catar juegos que, de otra manera, sería prácticamente imposible; he ahí su más genuino valor.
Por ello, al final del día, consideramos que es más que elogiable y admirable la labor de Konami de adaptar tales obras a ordenadores, especialmente sobre aquellas que no encuentran otra representación moderna en la digitalidad -Metal Gear y Metal Gear Solid, en cambio, sí tienen mejores versiones en el mercado-. Por ende, si están dispuestos a asumir que son, en líneas generales, exactamente los mismos productos que los del pasado, nos hallamos delante de una grata oportunidad de acrecentar el número de fanáticos que estas IPs ya poseen, mientras en simultáneo se mantiene con vida el legado que la industria del videojuego ha dejado con el transcurso de los años.
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