El jefe de división de Microsoft, Phil Spencer, ha reconocido en una entrevista con GamesRadar, que Kinect 2.0 ha sido un auténtico error.
La historia comenzó allá por 2013, cuando Microsoft lanzó su consola de sobremesa obligando a sus jugadores a comprarla con el periférico Kinect, con el correspondiente aumento de precio. Esta actitud de la compañía no gustó entre los consumidores que, sin pensarlo dos veces, se decantaron por la máquina que ofrecía Sony que además de unos 100 euros más barata, era en principio más potente que Xbox One.
Con el paso del tiempo, los de Redmond se dieron cuenta de que su consola no era bien acogida en el mercado y decidieron finalmente dar un paso hacia atrás y retirar Kinect de los packs de Xbox One, lo que se tradujo en una reducción en el precio y en un aumento considerable de las ventas.
Por todo ello, ahora Phil Spencer declara que él también cree que Kinect no aporta mucho a la mejora de la experiencia jugable, siendo un periférico que sólo encaja en ciertos géneros:
"Hay géneros en donde Kinect funciona realmente bien, pero si estás jugando a Halo o Call of Duty, no es una situación en la que digas, ¡Ey necesito Kinect!".
No obstante, aunque reconoce que ha sido un fallo, aseguró que se seguirán haciendo juegos para aquellos jugadores que reclamen esta tecnología.
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