Desde hace varios años, los videojuegos como servicio se han ido haciendo muy populares, en parte gracias a que es una forma de fidelizar jugadores si se hace con cabeza. Vamos, siguiendo el modelo de Destiny (o Destiny 2) y The Division, con expansiones de calidad y actualizaciones constantes expandiendo la experiencia sin caer en la sobre explotación económica.
Esta semana saltó la noticia bomba que nadie se esperaba: PlayStation compra Bungie, y aunque imaginar lo que pasará es cómo sacar la bola del futuro, la compañía va ofreciendo nuevos datos. Hoy, en el último reporte trimestral, también se ha hablado de esta adquisición, pero sobre todo, se ha hablado sobre los ambiciosos planes que la empresa posee sobre los videojuegos como servicio.
En definitiva, Sony llega algo tarde al campo de los videojuegos como servicio, pero no lo suficiente como para fracasar. Y probará suerte con Bungie de la mano, una de las compañías expertas en este tipo de títulos con experiencias como Destiny o Destiny 2 a sus espaldas.
Este cambio de dirección no supondrá el abandono de PlayStation de las franquicias clásicas y de las experiencias de juego tradicionales, por supuesto. Es tan solo una nueva línea de negocio para ampliar aún más la marca a todo tipo de jugadores.
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