Cuando me preguntan por qué no me hypeo con los lanzamientos de videojuegos que están por venir, siempre doy la misma respuesta: me agobia pensar en los años que tendré cuando pueda catar ese juego que tanto espero, así que por ello me limito a disfrutar del presente y de los títulos que van saliendo a corto plazo; aunque bien es cierto que esto no impide que tenga cierta ilusión por títulos que pertenecen a sagas que han supuesto un antes y un después en mi vida. Y, precisamente, eso mismo es lo que me ocurre con The Elder Scrolls VI.
Vivimos en la industria de los retrasos o, más bien, de los anuncios de fechas de lanzamiento que se utilizan como potentes herramientas de marketing: si te digo que un juego saldrá tal día, es inevitable que sientas un enorme hype en ese momento, pero esto no quita que la fecha se vaya a retrasar hasta en 3 o 4 ocasiones diferentes. Pues bien; ¿Os acordáis cuando Bethesda mostró aquel primer teaser de The Elder Scrolls IV? Han pasado ya la friolera de 5 años... y parece que al juego le quedan, como mínimo, otros 5 más para ver la luz.
Pensar en el hecho de que tendré entre 34 y 35 años cuando pueda jugar a The Elder Scrolls VI es una idea que me da escalofríos de todos los tipos. ¿Se entiende mejor ahora cuando digo que prefiero disfrutar de los juegos que vayan saliendo ahora en lugar de desesperarme por futuros lanzamientos que a todas luces se van a retrasar aún más? ¿Qué pensáis vosotros y vosotras de todo esto? Os leo en los comentarios.
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