Hace ya unos años que Bethesda confirmaba al mundo que The Elder Scrolls VI es una realidad y el proyecto ya se encuentra en preproducción. Pese a que todo indica que su lanzamiento queda aún a unos cuantos años de distancia, desde Areajugones hemos querido aprovechar QuakeCon at Home para hablar de nuestras expectativas respecto a este título que tantas pasiones levanta, ha levantado y levantará entre los millones de fans de la franquicia.
Parece bastante obvio que The Elder Scrolls VI, llegando a tantos años de Skyrim, supondrá un importante salto técnico para la franquicia. Sin embargo, cuando hablamos de que esperamos un salto técnico no lo hacemos tanto en materia de gráficos como sobre todo desde el punto de vista del motor.
Si bien Skyrim es una obra para muchos de culto dentro del RPG de acción, a día de hoy se le notan las costuras (incluso a su versión remasterizada) en el motor gráfico que usa. Desde las físicas hasta el sistema de combate, todo pide a gritos una importante renovación que ha de comenzar, necesariamente, por un salto técnico que permite mejorar estos aspectos y hacer del juego algo más manejable, justo y agradable a nivel visual.
Ya mencionábamos que el primer paso para mejorar la jugabilidad era hacerlo a través del motor. Pero, después de años en los que hemos disfrutado de obras como Sekiro: Shadows Die Twice, el manejo de las armas en The Elder Scrolls se antoja, a día de hoy, completamente arcaico.
Nuevas posibilidades que permitan combates más estratégicos, más complejos y más centrados en la habilidad que únicamente en las estadísticas se antojan necesarios si, como parece el caso, The Elder Scrolls VI quiere seguir apostando por una mezcla de rol y acción. En este sentido, se debe añadir tanto profundidad como una mejor sensación de manejo de armas al videojuego si Bethesda quiere cosechar éxito.
El mundo abierto es uno de los pilares de las obras de Bethesda, tanto dentro de la franquicia The Elder Scrolls como Fallout. Es por ello que The Elder Scrolls VI es un juego que debe prestar especial atención a este detalle. Si bien Skyrim ofrece un mundo muy amplio, lo cierto es que el tiempo avanza y son muchas las cosas que se necesitan incluir en un nuevo título para que destaque.
Uno de los mayores ejemplos es The Legend of Zelda: Breath of the Wild, un juego que ofrece interacciones completamente únicas con su mundo y que recoge a la perfección la sensación de exploración. Después de la obra de Nintendo, volver a Skyrim es como dar un gran paso atrás, y esta sensación es lo último que queremos encontrarnos en The Elder Scrolls VI. La nueva entrega de la franquicia debe apostar por un mundo que no solo sea amplio, sino que sea interactivo, que reaccione a nuestro paso y que funcione casi como un personaje más, interactuando con nosotros.
El aspecto narrativo es uno de esos puntos en los que The Elder Scrolls VI debe distanciarse del pasado de la franquicia y dar un paso adelante. Si bien Skyrim ofrece partes de su historia que envuelven conflictos políticos interesantes, a día de hoy tanto el ritmo como la estructura se sienten demasiado anticuadas. Y esto es algo que The Elder Scrolls VI debe solucionar.
Poniendo, de nuevo, a un videojuego como ejemplo a seguir, hablaremos de The Witcher 3. La obra de CD Projekt no solo expone una historia interesante sino que es capaz de hacer lo mismo con los objetivos secundarios, entremezclando la narrativa con el mundo abierto y proponiendo un título en el que cualquier recoveco resulta interesante desde el punto de vista narrativo. The Elder Scrolls VI deberá hacer lo mismo si quiere volver a colocar a la franquicia en lo más alto del rol de acción.
La magia es uno de los elementos clave dentro del universo de The Elder Scrolls. En Skyrim podíamos aprender hechizos de diferentes escuelas que modificaban en cierta manera nuestra forma de jugar y nos permitían algunas interacciones únicas. Los cambios técnicos sufridos desde este juego aportan a The Elder Scrolls VI la posibilidad de llevar esto mucho más allá.
Una de las cosas que más nos gustaría ver en la nueva entrega es esta magia llevada mucho más allá. Que los diferentes hechizos sirvan, además de para el combate, para interactuar con el mundo y los personajes. Que nos abran la puerta a nuevos sistemas de juego, nuevas maneras de resolver las situaciones que se nos plantea, y que no sean únicamente un arma más.
Desde el lanzamiento de Skyrim hemos disfrutado de mundos abiertos como Breath of the Wild, The Witcher 3 o varias entregas de Assassin's Creed que han llevado estos mundos mucho más allá de lo que creíamos imaginable, tanto por tamaño como por densidad y complejidad. Es por ello que con The Elder Scrolls VI esperamos que Bethesda abandone la tradición de centrar el videojuego en una sola región del mundo.
Un mapa enorme, con mucho que hacer y una narrativa compleja que se entremezcle con los conflictos de la gente en diferentes lugares es lo que esperamos de The Elder Scrolls VI. Y en este sentido, el mejor ejemplo podría ser The Elder Scrolls Online y su enorme mapa en donde los conflictos entre diferentes zonas se mezclan con conflictos internos y los asuntos de la gente de a pie.
Sea como fuere, todo esto no son más que deseos que tenemos de cara a The Elder Scrolls VI, pero la realidad es que el videojuego aún queda muy lejos en el tiempo. Antes de The Elder Scrolls VI, Bethesda tendrá su prueba de fuego con Starfield, un juego que se espera que reinvente la fórmula del RPG del estudio americano. Estaremos atentos para traer cualquier novedad que surja al respecto.
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