Ayer eran buenas tardes y hoy puedo confirmar que son solo tardes: ya no podremos jugar a Starfield y Redfall en 2022 y tendremos que esperar al año que viene. Tengo sensaciones muy contradictorias con respecto a esta última noticia: por un lado, soy de los que piensan que no hay que darle importancia a cuándo llegará un juego y que solo nos tenemos que limitar a jugarlos cuando salgan. Pero, por otro, no puedo evitar sentirme algo más vacío de la cuenta que hace unas horas.
La razón de esto último está más que clara: me gusta Xbox, pago religiosamente el Game Pass cada mes con tal de que mi biblioteca se sature de juegos a los que jugar y siempre celebro cuando la compañía compra un estudio que sirva para ensanchar aún más su catálogo. Pero es que, si soy fan de Xbox, tengo que definirme como un auténtico loco de Bethesda; literalmente me gusta todo lo que sacan desde que probé por primera vez aquel The Elder Scrolls IV: Oblivion cuanto tenía 15 años.
Pero es que después del retraso de Starfield y Redfall me he puesto a pensar en los juegos que hay anunciados de Xbox para este año y ha sido inevitable que piense en la siguiente pregunta... ¿realmente, qué nos queda?
¿Cómo os sentís vosotros y vosotras con todo esto? Os leo con atención en los comentarios.
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