Si alguna vez pensaste que el fracaso era sinónimo de pérdida total, el mundo del coleccionismo está aquí para destrozar completamente esa lógica. Estas tres consolas que fueron auténticos desastres comerciales en su época ahora cuestan más que el salario de tres meses de muchos españoles, y la cruel paradoja es que precisamente por haber fracasado tan estrepitosamente se han convertido en objetos de deseo para coleccionistas con carteras infladas.
El mercado del retrogaming ha creado una realidad perversa donde menos ventas equivale a más valor, y donde los mayores fracasos de la industria se han transformado en auténticos tesoros. El coleccionismo puede ser una afición preciosa, pero conociendo la situación actual del mercado, sobre todo con todo aquello que tiene que ver con plataformas retro, empezar a coleccionar puede generar cierta incertidumbre.
Aquí tienes las tres consolas que nadie quiso en su momento pero que ahora todos codician sin poder pagarlas, convertidas en fetiches de una industria que premia la escasez por encima del éxito.
La Philips CD-i ostenta el dudoso honor de ser uno de los fracasos más épicos de la historia del gaming, y precisamente por eso se ha convertido en una de las máquinas más caras del mercado de coleccionismo. Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Lo que hace absolutamente demencial el precio de la CD-i es la tormenta perfecta que se creó en su contra. Philips junto con Sony desarrollaron un nuevo formato basado en los CD, llamado CD-i (añadiendo la «i» de «Interactivo») para diversos programas multimedia. El primer reproductor orientado al consumidor de Philips se lanzó en 1991 con un precio de 700 dólares.
Era demasiado cara para ser una consola, demasiado limitada para ser un ordenador, y demasiado complicada para el usuario medio. Su catálogo de juegos era patético, con excepción de dos juegos de Zelda que Nintendo jamás debería haber autorizado y que ahora son legendarios por lo malos que eran.
Pero aquí viene la cruel ironía: precisamente esos juegos de Zelda terribles son los que han convertido la CD-i en oro puro. Zelda's Adventure se vende por $429.95 en estado suelto, $1,138.43 completo y hasta $2,277.00 nuevo. Una consola completa puede alcanzar fácilmente los 600 euros, y encontrar una en perfecto estado es como ganar la lotería.
Los coleccionistas de Nintendo la consideran imprescindible para tener la colección completa de Zelda, sin importar lo horribles que sean los juegos. Es más cara que una PlayStation 5 nueva, y la demanda sigue subiendo porque cada vez hay menos unidades disponibles.
Nintendo Virtual Boy es la bomba nuclear del coleccionismo, el mayor fracaso en la historia de Nintendo convertido en uno de los objetos más codiciados del planeta gaming. En 1995, Nintendo sacó al mercado un sistema de juegos 3D y "realidad virtual", en el que los jugadores tenían que colocarse cerca de unos lentes durante mucho tiempo y en la misma posición, lo que causaba dolor de cabeza y cuello por usarlo. Fue el primer fracaso de la compañía japonesa.
La historia de Virtual Boy es pura tragedia: prometía realidad virtual y entregaba dolor de cabeza. Solo funcionaba en rojo y negro, te destrozaba el cuello después de 10 minutos de juego, y Nintendo la mató antes de que cumpliera un año en el mercado. solo se lanzaron nueve juegos para él. Nunca se lanzó fuera de Japón.
Vendió solo 770.000 unidades mundial, cuando Nintendo esperaba millones. Fue un desastre tan monumental que la compañía tardó años en volver a mencionar la realidad virtual.
Pero precisamente esa escasez brutal ha convertido la Virtual Boy en santo grial del coleccionismo. Una consola completa con caja y manuales puede superar los 500 euros fácilmente, y los juegos más raros alcanzan cifras estratosféricas. Los completistas de Nintendo simplemente no pueden terminar su colección sin ella.
La cruel realidad es que esta consola que nadie quería en 1995 ahora cuesta más que dos Nintendo Switch, y encontrar una requiere contactos en el mundillo del coleccionismo y suerte extrema.
Atari Jaguar es el último suspiro de una leyenda convertido en tesoro maldito. La Atari Jaguar es una videoconsola introducida en 1993 como plataforma de alcance para la siguiente generación (futuras Playstation y Sega Saturn). En principio la Jaguar iba a ser lanzada al mercado un par de años después de la Atari Panther, pero al final la Panther no paso de proyecto y la Jaguar fue un fracaso en ventas.
La Jaguar prometía 64 bits cuando la competencia seguía en 16 bits, pero la realidad era que utilizaba cinco procesadores de 32 bits funcionando en paralelo, lo que la convertía en una pesadilla para programar. En realidad conseguían los 64 bits usando 5 procesadores de 32 bits contenidos en dos chips (Tom Y Jerry) funcionando en paralelo y un coprocesador Motorola 68000.
Era técnicamente impresionante pero comercialmente suicida. Atari no tenía dinero para marketing, los desarrolladores huían de su complejidad técnica, y el catálogo de juegos era escasísimo. Vendió menos de 250.000 unidades antes de que Atari quebrase definitivamente.
Pero esa escasez extrema ha convertido la Jaguar en una de las consolas más buscadas del mercado. Consola buscadísima por coleccionistas, todo un unicornio casi imposible de conseguir en estas condiciones. Una unidad completa en buen estado se mueve fácilmente entre 400 y 600 euros, pero ejemplares perfectos han superado ampliamente estas cifras.
Los entendidos la consideran imprescindible para cualquier colección seria de consolas, que no es poco decir considerando que fue el último intento de Atari por mantenerse relevante.
Si después de leer esto te has deprimido pensando en lo absurdo que es el mercado del coleccionismo, no estás solo. hay gente que está pidiendo préstamos o que llega justísima a final de mes porque destina mucho dinero a coleccionar, dejándose llevar por el miedo a no comprar hoy algo que mañana sea más caro.
La cruel verdad es que el fracaso comercial se ha convertido en garantía de valor futuro. Mientras las consolas exitosas se vendieron millones y son fáciles de encontrar, estos desastres épicos son raros por definición.
Pero quizás la lección real es que no necesitas poseer físicamente estas consolas para disfrutar de su historia. La nostalgia y la fascinación por estos fracasos no tienen precio de mercado, y ningún coleccionista puede comprarte eso.
¿Has sufrido alguna vez el shock de ver el precio de una consola que fracasó? ¿O eres de los valientes que han hipotecado su futuro por una reliquia del gaming? El mercado del coleccionismo está lleno de historias épicas de obsesiones que cuestan más que un coche.
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