Estaba hace un rato en el super delante de la estantería de los quesos con una amplísima variedad de marcas y tipos diferentes entre los que escoger. Ha sido entonces cuando, confundido por la rabia que estaba sintiendo al ver semejante compendio de opciones innecesarias, he pensado: ''joder, solo quiero queso, me da igual cuál sea''.
Esto me ha llevado a pensar, por otra parte, en cómo mi vida (y seguro que también la de muchos de vosotros) se ha convertido últimamente en una vorágine de información que gestionar: hablo con un amigo que vive en otra ciudad, mientras leo una noticia de un Triangle Strategy que se está desarrollando en Japón y, al mismo tiempo, escucho un podcast hecho por un equipo de críticos en Estados Unidos.
Así es normal que se nos tilde de una generación rebosante de ansiedad: necesitamos métodos de entretenimiento que nos ayuden a parar un poco los pies de vez en cuando y, sobre todo, que nos echen un cable a la hora de disfrutar del momento sin que se nos distraiga con otros mil estímulos más... necesitamos más juegos como Triangle Strategy.
No ha sido una coincidencia que haya mencionado este último juego hasta en dos ocasiones, porque de él vengo a hablaros aquí: ya he podido probarlo durante un rato para contaros qué primeras sensaciones han empezado a coger forma dentro de mi pecho. Eso sí, teniendo en cuenta que ha sido muy poquito lo que he podido disfrutar de él, a continuación me centraré en los dos apartados a los que más partido he podido sacar: su historia y su sistema de combate.
Si antes he comentado que Triangle Strategy es un juego que me ha invitado a parar por un momento durante varios de los días más ajetreados para mi de los últimos meses ha sido por la calma con la que empieza su aventura. Pero, ¿de qué va la cosa exactamente?
Supongo que ya lo habréis visto en los tráilers que han ido saliendo a la luz de Triangle Strategy, pero el segundo factor que hace que el juego haya calmado mis nervios estos últimos días tiene que ver con su sistema de combate. Y aquí no os quiero engañar, no soy nada fan de los juegos cuyas peleas se deciden a través de los turnos pero, por algún motivo, si de los que nos proponen enfrentamientos tácticos.
Según los poquitos combates que he podido jugar, podéis esperaros lo típico del género, pero con algún girito inesperado que le da una profundidad al combate que te deja bastante loco por lo bien que funciona. Una serie de mecánicas base que permiten hacer combos que te harán sentir mucho más inteligente de lo que eres. Y cuanto me gusta que me hagan sentir así:
Me gustaría hacer honor a la manera en la que he empezado estas primeras impresiones sobre Triangle Strategy haciendo énfasis en lo valioso que es tener tiempo hoy en día. Así que, en lugar de darle más vueltas a si lo que he jugado del título me ha gustado o no, creo que será más efectivo dejaros con unas tarjetas a las que podéis darle la vuelta para saber cómo me ha impactado cada apartado del juego:
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