El pasado miércoles arrancó finalmente la cuarta temporada de "Arrow". Tras una tercera temporada que decepcionó terriblemente a muchos, incluido al que escribe estas líneas, el escepticismo era una de las barreras que tiene que solventar este año la serie, y en primer lugar, la gran prueba la tenía que pasar el primer episodio, "Green Arrow", que iba a ser el indicativo de si las cosas podían cambiar o si seguían por los mismos derroteros. ¿Ha conseguido "Arrow" transmitir algo de fe a sus espectadores? Vamos a comentar.
Como vengo haciendo con los comentarios de "Gotham" y los de "The Flash", os dejo nada más empezar el análisis que un servidor realizó de la tercera temporada de "Arrow". ¿Por qué? Porque en caso de que alguno de vosotros se aburra tanto como para querer echarle un ojo, podrá apreciar si hay evolución en lo que me ha transmitido la serie en este inicio de temporada o no.
Ya en el análisis señalé dos de los principales problemas de la cuarta temporada: la dejadez de los guionistas, que llegaron hasta insultar a la inteligencia del espectador, y el terrible y exagerado protagonismo de Felicity, que encima había desplazado a la gran mayoría de los personajes principales a un segundo o incluso tercer plano. Por tanto, a la hora de encarar este estreno he de confesar que, aunque muchas cosas que se habían dicho de la temporada me habían gustado, me mantenía muy escéptico si tenemos en cuenta que consideraba al protagonismo de Felicity un problema y que, por imposición del destino, el inicio de la temporada tenía que mostrarnos a Oliver y Felicity viviendo felices y comiendo perdices. Pero he de decir que, con todos estos ingredientes, me he llevado una grata sorpresa.
Al menos en este episodio, ha vuelto la Felicity de las dos primeras temporadas. Esa que no se empeñaban en convertir el centro del Universo hasta el punto de que ningún personaje podía funcionar sin ella; esa cuyas apariciones se limitaban a ser lo que tenían que ser; esa que no se tiraba constantemente intentando hacer que lloraba y oponiéndose a todo el mundo. No. Tenemos a una Felicity que tiene su rol en el equipo, que sigue soltando sus chascarrillos (muchas veces sin gracia) pero que, quitando su relación con Oliver, no es el centro del episodio, de esa trama que se supone que debería ser más importante en una serie de superhéroes.
Y esa es la trama protagonizada por Damien Dahrk, el que será uno de los grandes antagonistas de esta temporada de "Arrow". Pese a que de primeras no me llamaba la atención como gran villano, también me he llevado una grata sorpresa pues supone un tipo de amenaza nueva. Es cierto que no deja de ser el villano que quiere acabar/conquistar la ciudad (en eso sí que podrían variar un poquito, porque ya empieza a ser repetitivo), pero supone un avance con respecto al paso atrás que dieron la temporada pasada. Después de incluir superpoderes en su segunda temporada, en la tercera parecieron volver a recelar de ello. Sin embargo, arranca la temporada y de golpe y porrazo tenemos magia, señores. Magia. Esto plantea un reto diferente para nuestro equipo protagonista y que ofrece muchas posibilidades. Bien jugado.
Otro de los grandes cambios que vemos en este episodio es, efectivamente, el final del mismo, el que atañe a la nueva identidad del héroe. Ya desde que empezaron a hablar de la nueva temporada nos anunciaron que se querían acercar más al cómic pero que tampoco se iban a alejar mucho de lo visto hasta ahora. Efectivamente, ha sido así, quizás demasiado. Pese al sentimiento de emoción que supone para un fan del cómic como yo escuchar después de tres temporadas enteras a Oliver Queen decir las palabras "I am the Green Arrow", lo cierto es que, más allá de eso, no vemos cambios en el héroe y probablemente no los veamos. Sí que apreciamos cambios en la personalidad de Oliver, que efectivamente parece más feliz, pero cuando se pone la capucha, se llame Arrow o se llame Green Arrow, el personaje sigue siendo Batman. Y es una pena, porque la verdad es que la evolución y la explicación que dan a por qué Oliver ya no quiere ser un vigilante oscuro y quiere aportar esperanza está bastante bien llevado y resulta tan lógico que te lo crees, pero más allá de eso, por ahora, no notamos cambio. Habrá que ver cómo maduran esto pero lo cierto es que "Arrow", a día de hoy, sigue pareciendo más una serie de Batman que de Green Arrow, como los conocedores del cómic habrán apreciado.
En relación también a todo esto, hay algo que chirría un poco. Y no es otra cosa que el hecho de que Lance no sume dos y dos y se figure que Green Arrow es Oliver Queen. Tras ese giro del final en el que vemos que Lance está aliado con Dahrk, ambos hablan de Green Arrow, que se ha presentado a la ciudad como una figura nueva e independiente de Arrow (cuya identidad es, a ojos de la ciudad, la de Roy Harper), y sorprende que Lance no haya deducido que este Green Arrow pueda ser Oliver Queen cuando el buen policía nunca se tragó lo de Roy, como precisamente deja claro en este mismo episodio. Quizás sí lo sepa y se lo esté guardando bajo la manga por algún motivo, pero lo cierto es que, con la manía que le tiene a Oliver, resulta difícil pensar que no le diga su identidad a Dahrk para que éste acabe con él.
Por lo demás, el resto de personajes, pese a tener menos protagonismo que todo esto comentado, están ahí, que ya es más de lo que podíamos decir el año pasado. Se ha vuelto a traer el tema de HIVE con relación a Diggle, como ya se veía venir, y se espera que tenga bastante relevancia al estar relacionado con Dahrk, además de tratar la nueva situación en la amistad que tiene (o tenía) Diggle con Oliver; Thea sigue luchando contra el crimen como Speedy (aunque ella insiste en que se la llame Red Arrow) y parece empezar a mostrar los efectos secundarios tras su resurrección en la Fosa de Lázaro; finalmente, Laurel es quizás la que menos cambio tiene, si bien la vemos evolucionar como luchadora contra el crimen, aunque no estaría de más que la empezaran a dar el protagonismo que se merece.
En cuanto a la historia de los flashbacks, de momento, poco podemos sacar. La buena noticia es que Oliver vuelve a la isla de Lian Yu, lo que mitiga las preocupaciones de muchos de que fueran a ser incoherentes con el arranque de la serie. Ahora esperemos que sepan generar una trama interesante, a diferencia de la instrascendente historia de Hong Kong.
Por último, tenemos ese final inesperado, situado seis meses en el futuro, en el que vemos a Oliver Queen frente a la tumba de uno de sus aliados (con cameo de Barry Allen, interpretado por Grant Gustin). La verdad es que la idea me ha gustado, porque genera un misterio que probablemente no se vaya a resolver hasta el final de temporada, si tenemos en cuenta que, normalmente, la serie suele llevar una cronología similar al paso del tiempo real. Muchos ya están haciendo apuestas sobre que la que se encuentra bajo tierra es Felicity, y que por eso la presencia de Barry, ya que también está vinculado estrechamente a ella, aunque puede que esté ahí por ser simplemente su amigo. Personalmente, creo que quieren que pensemos exactamente esto y que luego no va a ser así, pero lo cierto es que tienen un misterio entre manos que nos va a dar muchos quebraderos de cabeza a lo largo de la temporada. Esperemos que la resolución no decepcione.
En definitiva, un arranque de temporada que, sin ser perfecto, sí que deja un buen sabor de boca. Hace mucho tiempo que no veía un episodio de esta serie sin echarme las manos a la cabeza o sin echarme a reír por no llorar. Hay que tener en cuenta que estamos ante una temporada con muchos capítulos por delante por lo que es mejor ser precavidos y esperar un poco a ver qué nos depara la temporada, pero lo cierto es que este "Green Arrow" ha sido un episodio que sí que aporta algo de esperanza de que podamos tener una cuarta temporada a la altura de la segunda y muy, muy alejada de la tercera.
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