Los multijugadores masivos, al igual que los títulos centrados en los zombis, son dos variantes de nuestra industria sumamente comunes. Ambas vertientes han demostrado ser exitosas dentro de la comunidad tanto por su singular e infinito planteamiento como su ineludible interés contemporáneamente cultural, de manera respectiva, por lo que las obras que pertenecen a cualquiera de los dos géneros suele generar, por más mínimo que sea, un cierto grado de interés. Por tal motivo, al hablar de Dead Maze, el título de Atelier 801 que recientemente ha aterrizado en Steam, es inevitable tener en consideración que bebe de la dupla de clases para forjar su proposición, razón por la que, aunado a un fuerte componente social y a un muy bien logrado apartado estético, aunque con el detrimento de mecánicas negativamente sencillas y muy reminiscentes de los juegos flash, logra erigir una interesante producción gratuita.
Enfatizando su inherencia como MMO, esta creación depone gran importancia a su faceta cooperativa. Asimismo, ésto, si bien caracteriza a la estirpe desde su creación y siempre ha sido uno de sus basamentos más esenciales, toma un carácter aún más exponencial al juntarlo con el contexto argumental de la travesía: un apocalipsis zombi en el que muy pocos sobrevivientes, y recursos, restan en la Tierra. Partiendo desde tal punto, existe una conexión realmente grata entre el entorno que se nos dictamina desde un punto de vista del lore y las mecánicas que se imparten para construir el apartado lúdico, siendo así la génesis de una estructura que, en definitiva, requiere de acompañantes para disfrutarla en su máximo exponente.
Y es que, además de MMO, Dead Maze también es un juego de supervivencia: hay que dosificar los recursos y saber cómo administrarlos, acciones que sólo se podrán lograr tras, claro está, encontrarlos mediante la incesante búsqueda de rubros que satisfagan las necesidades de nuestro personalizable avatar. Específicamente, tendremos que cubrir el hambre, la sed y el descanso del personaje para que éste rinda de forma óptima ya que, incluso, no podrá realizar acciones en particular si no cuenta con el índice requerido de alguna de las opciones planteadas, según sean los respectivos casos.
Simultáneamente, junto a multijugador masivo y título de supervivencia, Atelier 801 no ha escatimado en la simbiosis de géneros y, por lo tanto, ha agregado tintes de rol para producir un videojuego aún más extenso. En este caso, siguiendo los lineamientos más básicos del legado que han dejado los RPG en la industria, no sólo contaremos con un inventario que nos almacenar objetos sino que, asimismo, contaremos con diversas habilidades especiales y la potestad de equiparnos tanto trajes como armas que harán variar nuestro estilo de juego porque modificarán las capacidades del avatar, permitiéndonos así que, paulatinamente, vayamos formando el personaje que deseamos según nuestros gustos jugables o, en su defecto, de rol.
En cualquiera de los casos, cada uno de las ramificaciones previamente determinadas se centran en su composición social como mecanismo principal para mover los anhelos de los jugadores por continuar jugando. El adoptar un papel dentro de un universo siempre ha sido característico de los RPG y, también, el verse en la obligación de hacerlo por, además, tener que cooperar con otros para subsistir hacen que dicha práctica tome un nivel aún más especial, pues la sensación de realmente formar parte de un ecosistema que está vivo, y que lo está gracias a la participación de personas reales, es completamente plausible.
No caben dudas en que, desde un prisma básico, Dead Maze cumple y divierte. Es un free-to-play sencillo cuyas pretensiones no son muchas pero, aun así, logra conceder una aventura que puede suponer horas y horas de diversión. Sin embargo, su inherencia flash se hace notar en demasía no sólo al referirnos a su jugabilidad, que resulta muy básica en lo que a combate e interacciones con el entorno se refiere, sino que, de modo paralelo, adolece de diversos problemas técnicos que se tornan incisivos en menguar el poderío que posee el acabado final.
En términos más precisos, las animaciones son muy pocas y, al exponernos prolongadamente a ellas, los enfrentamientos bélicos adoptan un tinte muy homogéneo que agrega monotonía a la ecuación; mecánicas como el establecimiento de campamentos, aunque agradables dentro de su simpleza, carecen de profundidad que los haga trascender en el tiempo; cuestiones dimensionales como el tamaño del inventario o de los mapas se sienten de baja magnitud; entre otros rasgos semejantes que, pese a que se comprenden por su filosofía gratuita, empañan el acabado del producto.
Quizá Dead Maze no sea ni el MMO, ni el juego de supervivencia, ni el RPG más completo pero, más allá de ello, recordando que no intenta serlo, hemos de reconocer que el proyecto de Atelier 801 concede a sus habitantes un juego que, cuando menos, merece la oportunidad de ser catado de primera mano.
En alusión a ello, su componente social es la más fuerte influencia que tiene sobre nosotros para recomendar, como mínimo, una rápida prueba –el peso del juego es más que minúsculo-, especialmente si se tiene amistades con las que jugar. A fin de cuentas, la intención del estudio francés era la de otorgar una labor concisa y entretenida que, aunque con pecados, merece el cielo por lograr tanto con tan poco, hecho que nos hará almacenarla entre loables recuerdos.