Para describir lo que emula un videojuego, podemos utilizar muchas palabras. Sin embargo, una de las que más describe con exactitud qué hace sentir una obra interactiva es, por ponernos anticuados y poéticos, epopeya. Esa sensación de viaje, descubrimiento y crecimiento que, mediante la encarnación de un avatar, nos permite experimentar travesías de toda índole imaginable; desde la idea de ser un supersoldado hasta la fantasía de ser un mismísimo Jedi. Estas formas de representación, por supuesto, no son exclusivas de ningún género, pero hay uno en particular que se encarga perfectamente de llevar las fantasías de poder a su máxima expresión: acción y aventuras.
En sí, es difícil encasillar esta clase de producciones pues, desde que se afianzó la fusión de géneros como una práctica más que deseable de cara al público, se han difuminado las líneas de qué le pertenece y qué no le pertenece. Pese a ello, no caben dudas de que hay trabajos en particular que, con sublime calidad, logran generar en nosotros más afán por la exploración, por el ansia de desvelar qué hay tras cada nueva esquina, de incidir hasta en sus últimos recovecos, sean argumentales o mecánicos. Y esas mismas son las que verán a continuación en nuestra lista de los mejores juegos de acción y aventuras para PC, Xbox One, PlayStation 4 y Nintendo Switch.
No podemos empezar esta lista si no es con Nathan Drake. Y es que lo único verdaderamente lamentable de lo que supone la última travesía del abanderado de Sony es el hecho de no estar disponible en más plataformas pues, en lo que al género y a la saga respecta, es la exponenciación definitiva. Ciertamente, se trata de la perfección de la fórmula que, durante años, Naughty Dog supo explotar con temple y sabiduría; una fusión idílica entre cinematografía y jugabilidad que nos obligará con una fuerza imparable a sentarnos en el sillón a vivirla con toda la euforia posible, ya que ofrece una de las experiencias más intensas y brillantes que se encuentran en el mercado.
Entender la relevancia de Metal Gear Solid en la comprensión del videojuego como medio interactivo, profundo y con mensajes y matices es aceptar que la obra de Hideo Kojima cambió la industria. Por ello, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, la última incursión de Big Boss al campo de batalla, no solo era un hito en sí mismo, pues representaba el culmen de una de las sagas más emblemáticas que ha visto la historia, sino que, además, se alzó como uno de los juegos más sobresalientes de toda la década. Un argumento soberbio, con la jugabilidad más refinada de la franquicia, secretos por doquier, temas excepcionales e inauditas magnitudes de la excentricidad del nipón que, con los pros y contras que de tal realidad devienen, hacen de “A HIDEO KOJIMA GAME” una única e indispensable adquisición.
FromSoftware es de las desarrolladoras más prolijas que esta joven industria ha tenido el placer de conocer. La compañía de Hidetaka Miyazaki, creadora de tantas obras maestras como las manos permiten enumerar, encontró en la saga Souls su lanzamiento al estrellato, pero con Bloodborne demostraron que su maestría va más allá del eterno ciclo del no-muerto y, con Sekiro: Shadows Die Twice, afianzaron que son un estudio sin par alguno. El viaje de El Lobo implica la suma de todos los aprendizajes que la compañía ha aunado con los años, uno para el cual necesitaríamos miles de palabras para hacerle justicia pero, a falta de ellas, solo cabe describirlo como lo que es: un juego imprescindible.
Si el 2017 quedó marcado por algo, fue por Nintendo. Porque, no, no les bastó con publicar The Legend of Zelda: Breath of the Wild, un título que ha redefinido la concepción de los mundos abiertos, sino que, en conjunción, liberaron Super Mario Odyssey: el más perfecto recordatorio de que nadie, absolutamente nadie, hace productos iguales a los de la Gran N. Sin importar el hecho de pertenecer a una saga con una infinidad de títulos y aproximaciones distintas a un mismo núcleo jugable, Mario se reinventó a sí mismo para, a su vez, reivindicar su puesto como el rey de las plataformas, ofreciendo una experiencia que será estudiada a lo largo de los próximos años en aras de comprender cómo se hace una obra maestra del género.
Y, sí, Hideo Kojima se adjudica la propiedad de dos trabajos en esta lista, pero resulta inevitable: el nipón sabe hacer videojuegos como ningún otro. Death Stranding es, seguramente, el título no indie más singular que se ha tenido la dicha de catar de la era contemporánea, y es que el viaje de Sam Bridges queda grabado en la psique por ser lo que es: único. En este sentido, resulta sumamente difícil describir qué es y qué no es, y por ello se torna comprensible el por qué genera críticas tan dispares, mas lo cierto es que nos hallamos ante un periplo atrevido, revolucionario y, dependiendo del futuro, precursor de una nueva forma de entender el medio.
Dejando de lado los juegos de Batman de Rocksteady, el siglo actual ha quedado marcado por la ausencia de representaciones verdaderamente destacables de los superhéroes dentro de la industria. Sin embargo, antes de que los años ’10 culminasen, Marvel’s Spider-Man llegó para maravillar a, básicamente, toda la industria, convidándonos a una comprensión de las bondades del arácnido personaje como nunca se había visto. En materia de exclusivos, de los mejores buques de Sony, cuya compra no puede ser sino recomendada a todo aquel que posea una PlayStation 4 y tenga deseos de sentir de primera mano cómo es ser el mismísimo Spider-Man.
Control es de esos trabajos que ha ocasionado férreas percepciones dicotómicas. Aunque el medio no ha logrado formar un consenso respecto al trabajo de Remedy Entertainment, luego de un icónico Alan Wake y de un modesto Quantum Break, el viaje de Jesse Faden es considerablemente particular y atractivo de experimentar. Incluso sin ser el conjunto más redondo, el estudio gestó una épica llamativa que, de vernos en la obligación de describirla bajo un único adjetivo, sería espectacular, y es que refleja las mejores destrezas de sus autores en un videojuego que jugable, visual y auditivamente se convierte en un placer de percibir y explorar a profundidad.
No caben dudas en que, como esta misma lista logra evidenciar, PlayStation 4 está cargada de exclusivos colosales en lo que al género se refiere, y The Last of Us bien podría ser el pináculo de esa afirmación. Naughty Dog, asentada como uno de los estudios de mayor capacidad artística del sector, produjo un viaje que evoca tantos sentimientos que se hace difícil encontrarle una descripción. La narración de Joel y Ellie es una fantástica representación de cómo el videojuego puede transmitir como ningún otro medio y, en lo que a la idea de aventura se refiere, a pesar de que toma un lúgubre tono para cimentar su propuesta, es de las propuestas más envidiables que la industria tiene para ofrecer.
El comentario que establecíamos previamente respecto a Batman y la falta de representación fidedigna de superhéroes bien se puede ajustar a Star Wars y la falta de representación fidedigna de los Jedi. Aunque, el caso de esta última franquicia, las dos entregas más recientes de Battlefront lograron suplir en notable medida las necesidades de videojuegos ambientados en los films, no es sino hasta Star Wars: Jedi Fallen Order que logramos experimentar verdaderamente cómo es sentirse un Jedi. Un título excelente que, pese a sus innegables errores, resulta un asombroso representante del género de acción y aventuras.
A pesar de que la historia ha relegado a Luigi a un segundo plano ante el arraigado protagonismo de Mario, nosotros no seremos parte de esa línea, y menos cuando Luigi’s Mansion 3 existe. En este sentido, tildar de infravaloradas a las creaciones protagonizadas por el también icónico fontanero, tal vez, no sea la mejor forma de describir el estatus en el que se hallan, pero no por ello es menos cierto que, como mínimo, la entrega destacada merece reconocimiento como lo que efectivamente es: una obra encantadora, creativa, original y fácilmente distinguible ante la preponderancia bélica de las últimas generaciones.
Está claro que las lenguas son lo suficientemente vastas como para darnos la potestad de describir con palabras básicamente todo. Empero, curiosamente, es de tal capacidad de la que Journey se desprende en su totalidad para ofrecernos una aventura que, paradójicamente, logra decir más que la amplia mayoría de los videojuegos del mercado. Al mismo tiempo, es difícil caracterizarlo a pesar de lo ingente del castellano, de modo que únicamente nos tomaremos la osadía de invitarlos con gran énfasis a disfrutar del Viaje de thatgamecompany; y es que, quizá, su propio nombre sea la manera más adecuada de definirlo.
Horizon Zero Dawn es de esos títulos que, a veces sin saber cómo, te adentra hondamente en su universo. El concepto que Guerrilla Games maneja para el viaje de Aloy es el de la exploración en su máximo esplendor, de sentir que somos una aventurera en la incesante búsqueda de nuevas y maravillosas experiencias que solo un mundo como el aquí presentado puede otorgar. Las sensaciones generadas por cada encuentro con su singular fauna, hallada en un denso mundo que nos invita paso a paso a revelar su totalidad, son parte esencial de lo que convierte a los títulos de aventura en lo que son: una combinación de emociones a base de descubrimientos.
Si hablamos de compañías que han ocupado la última década para, primero, perfeccionar su estilo y, segundo, ser debidamente reconocida como la indescriptiblemente destacada desarrolladora que es, PlatinumGames entra en la discusión sí o sí. Los nipones, no conformes con trabajos como Bayonetta, Vanquish, Metal Gear Rising, NieR: Automata y más, trajeron otra IP inédita al mercado: Astral Chain. Y lo hicieron bajo el modelo que más les gusta: dosis desenfrenadas de acción celérica, trepidante, adictiva e impresionante que todo poseedor de una Nintendo Switch debe darse el placer de experimentar.
Contadas son las trilogías que pueden hacer frente al titán que es BioShock. La generación pasada quedó marcada por presenciar el origen de sagas que, a día de hoy, son iconos mundiales, y la de Irrational Games se encuentra en ese Olimpo como una de las primeras. Los periplos de Rapture y Columbia, dos de las ambientaciones más deslumbrantes e inmersivas en la historia del videojuego, han sentado cátedra de cómo hacer de la narrativa un pilar vivo, fundamental e interconectado con el resto de apartados que logra trascender del argumento y las líneas de diálogo, por lo que desentrañar los misterios ocultos en las distopías de Andrew Ryan y Zachary Comstock son estímulos que aún carecen de símiles.
El caso de Dreams es sumamente interesante debido a que, si bien se encuentra en esta lista, podría estarlo en una de sandbox, una de plataformas, una de walking simulator, una de rompecabezas o una de herramientas de desarrollo de videojuegos… Porque Dreams lo puede ser todo. En cualquier caso, lo único que comparten estas valoraciones de las posibles ramificaciones del título de Media Molecule es la capacidad de trasladarnos a universos de todo tipo, de hacernos experimentar sensaciones de indescifrables gamas y de situarnos como los protagonistas de un sinfín de narraciones diferentes, ergo, el propio Dreams es una aventura en sí mismo.
Si Arkane Studios no había demostrado, mediante las dos entregas de Dishonored y sus respectivos DLCs, que eran unos maestros del diseño, Prey se encargó de disipar cualquier resquicio de duda posible. Hasta cierto punto, resulta increíble el número de opciones que su más reciente producción es capaz de ofrecer, cuya inspiración en iconos como System Shock y BioShock se hace palpable en la conformación de la aventura. Un juego donde la exploración va más allá de la idea de descubrir ya que, a su vez, se trata de crear, de inventar y de imaginar, teniendo un mundo impresionante de posibilidades para permitirnos tales verbos.
Es axiomático reconocer que el género de acción y aventuras no cuenta con parámetros definidos en lo que a elementos como duración, jugabilidad o temática respecta, y Ori and the Will of the Wisps, precisamente, rompe con los prototipos de los videojuegos de esta lista para convidarnos a una obra simple y llanamente hermosa. Hermosa de ver, de escuchar, de protagonizar y de descubrir. Es una demostración inmejorable, además de increíblemente intensa, de una aventura fugaz pero profunda, capaz de evocar sentimientos con una facilidad insólita y, por qué no admitirlo, con una jugabilidad que perfecciona un sistema de por sí idílico ante los ojos de muchos estudios.
Arte y Team ICO son, para sintetizar la situación, sinónimos. Es imposible, con todo lo tajante de la aseveración, separar las creaciones del estudio de su intencionalidad artística. En este sentido, qué producción bajo el sello del equipo es su magnum opus queda a consideraciones personales pero, a ojos de la contemporaneidad, Shadow of the Colossus Remastered representa el recordatorio más reciente de sus habilidades, ergo, la más actualizada interpretación de uno de los viajes más significativos del medio interactivo. Entonces, se adjudica nuestra recomendación por un motivo tan sencillo como inamovible: es Shadow of the Colossus.
La osadía con la que Ninja Theory orquestó Hellblade: Senua’s Sacrifice es, entre otras valoraciones, alucinante. Siendo uno de los baluartes primigenios del concepto de obras AA, este título se deslinda de las justificaciones atribuidas a la presencia de los demás juegos de esta lista al ser un viaje interno, una exploración intrínseca de la protagonista del mismo que retrata tópicos que no han sido ni por atisbo protagónicos en el sector, y menos en obras de esta magnitud. Por ello, por ser crudo, real y, muy a su forma, fantástico, es que la introspección de Senua no dejará indiferente a nadie.
Por supuesto que, no, Assassin’s Creed no podía faltar en esta recopilación, y menos si se trata de Odyssey, la mejor entrega que Ubisoft ha dado a la saga en mucho, mucho tiempo. Mientras Origins se encargó de sentar las bases con incuestionable excelencia, el desplazamiento hacia una de las mejores representaciones de la Antigua Grecia que hemos visto en el ámbito no podía ser dejada de lado, y menos cuando la IP ha significado tanto para el género desde el periplo de Altaïr. Un producto que rememora lo que la empresa gala más sabe hacer: crear mundos preciosos, densos, repletos de actividades por hacer, de enigmas por desvelar y de parajes por explorar.
Quizá fuimos parcialmente engañosos al dejar inferir que SotC Remastered sería la única obra de Team ICO en esta lista, pero no podíamos olvidar al verdadero recordatorio más reciente de sus habilidades. Sí, The Last Guardianno es ni Shadow of the Colossus ni ICO, pero ello no resta mérito a una entrega valiente que, al igual que sus predecesores espirituales, carece de auténticos congéneres y que, también en consonancia con ambos títulos, logra emular las características de una aventura como pocos otros videojuegos en el siglo han sabido hacerlo.
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