Recientemente he comenzado a leer Jagaan y me ha enganchado demasiado. Pero tiene cosas que me dan demasiado asco. Antes de hablar de ello, os pondré en contexto sobre la obra y el autor.
Jagaan está escrito por Muneyuki Kaneshiro, que actualmente escribe la historia para Blue Lock y no dibuja sus guiones. Kaneshiro ha colaborado con Kensuke Nishida como ilustrador para llevar a cabo el manga, que se encuentra terminado con menos de 150 capítulos.
Jagaan comenzó a publicarse en 2017 y finalizó en 2021. Mientras esta publicación estaba en el aire también escribió Grashros (ilustrada por Akeji Fujimura) y Blue Lock (dibujo por Yusuke Nomura). Por lo que siempre tuvo al menos dos obras a la vez en su cabeza. Llegando a coincidir durante muy pocos meses las tres.
El talento y habilidad de Kaneshiro es obvio, sus historias son distintas y variopintas. Es un autor muy prolífico y esperemos que nos traiga muchas buenas historias.
Jagaan nos presenta a un joven policía, Jagasaki, que odia su vida y se encuentra en una crisis. Pero de repente comienzan a caer ranas del cielo que entran en el cuerpo de las personas y las transforman en monstruos. Al más puro estilo Parasyte. Algunos humanos logran controlar esa transformación y desarrollar poderes sobrehumanos, pero siempre con el riesgo de ser corrompidos totalmente.
Eso sería un resumen de la serie, ya que ahora pasaré a contaros mi problema con la misma (y algunas cosas buenas). A continuación habrá SPOILERS, aunque también explicaré porque se parece a Gantz.
Jagaan tiene una historia atrapante, aunque para nada innovadora. Jagasaki recuerda a Kei Kurono de Gantz, ambos luchando por el "bien" pero siendo unos adolescentes irracionales y con decisiones cuestionables de vez en cuando. Tanto la ambientación como los personajes y poderes recuerdan mucho a la estética de la obra de Hiroya Oku
El plantel de personajes es completo e interesante, aunque algunos me sobran. Los poderes son bastante originales y el riesgo de poder volverte un monstruo es un limitante que le da emoción a las peleas y limita mucho al protagonista al no poder usar todo su poder.
Pero hay algo que odio con toda mi alma, es algo que no entiendo de los japoneses. Me pasó en Berserk, me ha pasado en otros animes y mangas. Parece que los japoneses no saben poner escenas crudas, crear traumas y demás sin sexo.
Y es que es repugnante. Entiendo la dureza de una violación para hacernos odiar a un personaje y presentarlo como alguien repugnante. Pero es horrible ver como uno de los personajes, Motomu Robahata, logra controlar su forma fracturada y hace uso de su poder.
El cual es controlar a las mujeres y hacer que deseen tener sexo con él. Literalmente nos pasamos los 50 primeros capítulos de la serie viendo a este sujeto violando mujeres. Y es algo que no soporto, existen mil formas de hacer que odie a un personaje.
Odio a Griffith por mucho más allá de lo que le hizo a Casca, odio a personajes como Gabi de Shingeki o Makima de Chainsawman. No es necesario recurrir a algo tan asqueroso. A parte de que en algunos momentos se representa a Robahata como alguien guay y triunfador. Pero al menos, Muneyuki Kaneshiro sabe reconducir al personaje al darle ese aura de asqueroso y hacer que se sienta vacío por mucho que haga lo que le dé la gana.
Si, me gusta Jagaan y seguiré leyéndolo. Pero hay cosas que no paro de ver muy recurrentemente en el mundo del anime/manga que no puedo seguir tolerando. La realidad debe ser representada, pero hay temas que a mi, personalmente, me repugnan y prefiero no ver.
Esto no hace a la obra mejor ni peor, cada autor hace su historia como quiere y debe ser respetado siempre que esté dentro de unos límites, pero esto es algo que no me gusta.
"El agente de policía Shintarô Jagasaki lleva una pacífica vida junto a su novia. Si todo sigue su curso, lo más probable es que acaben casándose y teniendo hijos... Un estilo de vida de lo más anodino. Hasta que un día, ¡un Fracturado se manifiesta ante él y su brazo derecho se transforma...!"
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