Su carrera definió su imagen, pero esta última terminó condicionando a su carrera. Kristen Stewart ya había trabajado en 18 películas cuando Catherine Hardwicke se interesó en ella para el papel de Bella Swan, pero a partir de ese momento su vida cambió para siempre. Su romance con el vampiro en la saga Crepúsculo creó una falsa apariencia que a la estrella le costó años quitarse de encima, y que convirtió su salida del armario en motivo de acoso por parte de determinados fans. Ahora, con su debut en la dirección ya a la vista, y su regreso al blockbuster encima de la mesa, repasa sus vivencias.
El inminente estreno del reboot de "Los Ángeles de Charlie" la ha vuelto a poner en el mapa para la prensa, y esta no ha dudado en abrirse por completo para dejar salir todo el dolor que durante mucho tiempo le profesó la homofobia e incomprensión de sus seguidores. En una entrevista para Bazar, la estrella hablaba precisamente de cómo ciertos organismos la etiquetaban solo por querer compaginar su vida sexual con su faceta profesional.
"Creo que sólo quería disfrutar de mi vida. Y eso tuvo prioridad sobre protegerla, porque al hacerlo la estaba arruinando", confesaba. "¿Cómo qué? ¿No puedes salir con quien estás? ¿No puedes hablar de ello en una entrevista? Una persona con una mentalidad de la vieja escuela me llegó a decir: 'quieres preservar tu carrera, tu éxito y tu productividad, y hay gente en el mundo a la que no le gustas, a la que no le gusta que salgas con chicas, y no le gusta que no te identifiques como una 'lesbiana', pero tampoco que te identifiques como una'heterosexual'. Y a la gente le gusta saber cosas, así que, ¿qué coño eres tú?'".
Del espionaje internacional, a la exploración de la oscuridad oceánica. Kristen Stewart está a pocas semanas de debutar en el morboso reboot de "Los Ángeles de Charlie", pero ya tiene entre manos otros tantos proyectos. Empezando por su debut...
Stewart, amparada en la confianza que le había dado una generación más comprensible y empática, le dio las fuerzas necesarias para no sentirse obligada a responder a ese tipo de comentarios. Y de haberse sentido coaccionada, tampoco habría tenido una respuesta firme. No porque no tuviera autoestima suficiente, sino porque no se identifica ni como bisexual ni como lesbiana. Simplemente no le gustan las etiquetas. "Creo que todos estamos llegando a un punto en el que -no sé, la evolución es algo raro- todos nos estamos volviendo increíblemente ambiguos", explicaba. "Y es una cosa realmente hermosa."
Esta misma persona además le lanzaría una frase que se le ha quedado grabada en el subconsciente durante todo este tiempo, y que ahora enarbola como bandera de sus derechos: "Si no salieses en público con tu novia de la mano, podrías conseguir una película de Marvel" ¿Le afectó? Sí, pero con el tiempo fue madurando como persona, hasta alcanzar la posición férrea que hoy defiende frente a sus fans y frente a la prensa. "No quiero trabajar con gente así". Ahora, por el contrario, la gente se acerca a ella, atraída por esa sexualidad indefinida, queriendo hacer películas sobre ella. Stewart se relaja y afirma con naturalidad: "La vida es literalmente como un gran concurso de popularidad."
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