Yo creo que todos hemos sido injustos en alguna ocasión con Kristen Stewart. Le ha pesado mucho que casi todos la conociésemos con Crepúsculo, una saga que se ganó el odio de millones de personas que no comprendían cómo triunfaba algo de tan poca calidad. Y el papel de Bella no es que fuese malo, es que era una protagonista inexpresiva que no sacaba a relucir la calidad interpretativa de la intérprete.
Pero el tiempo me ha acabado dando la razón: la primera vez que me percaté de que Kristen Stewart era una buena actriz fue con Siempre Alice. Pero con el paso de los años su filmografía se ha convertido en un ejemplo de buen gusto: proyectos como Café Society, La estación de la felicidad, Underwater (desde aquí la reivindico) y Spencer le han permitido ir ganando confianza.
Ahora bien, si sus personajes han cambiado con el paso de los años, también lo ha hecho la propia Kristen Stewart. Atentos al cambio físico que la actriz nos ha regalado desde que comenzó (la primera vez la vimos en La habitación del pánico, de David Fincher, allá por 2002), hasta que ha dado vida a la mismísima Lady Di con Spencer, película que le puede dar su primer Oscar.
Podemos decir que Kristen Stewart es una actriz de muchos contrastes. Debe irse de nuestra cabeza el papel de Bella: sí, fue un éxito comercial, pero no le permitía sacar ni el 10% de su jugo. Ella vale mucho más que ese personaje vacío e inexpresivo: ella es la actriz más prometedora de su generación, y va a dar mucho de qué hablar.
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