Atención: Este artículo de Lightyear es una opinión completamente PERSONAL sobre una situación ayer vivida.
Junio, mes del orgullo LGBTIQ+, y todavía hay millones de personas que se preguntan por qué no hay un 'mes del orgullo heterosexual'. Personas privilegiadas que viven en su burbuja y no tienen miedo a salir a la calle por ser chicos que aman a otro chico, por haber comenzado un proceso de transición transgénero o por, en general, ser libres y mantener relaciones sexuales sin dar explicaciones. Lo que nunca hubiera imaginado es que fuese Lightyear la película que lanzase una carta de amor al viento, y recibiera un duro varapalo por ello.
Ayer escribí un artículo sobre el relativo fracaso económico de Lightyear, por motivos AJENOS a lo que muchos señalan. Y es que un beso entre dos chicas es la causa, al menos para algunos energúmenos, de que la última película de Pixar haya quedado por debajo de las expectativas en taquilla. Y en ese artículo aparecen algunos comentarios que, antes de borrarlos por ser inapropiados y ofensivos, he decidido señalar y denunciar públicamente por ser el ejemplo perfecto de LGBTIfobia.
"El adoctrinamiento LGBT para niños". ¿Qué es este adoctrinamiento? ¿Por qué los más pequeños de la casa deben tener clases de educación sexual, y no prepararles para una sociedad que vive en el siglo XXI? ¿Por qué no se puede decir con libertad que dos mujeres como las que aparecen en Lightyear pueden formar una FAMILIA? ¿Adoctrinamiento LGBT? ¿En serio?
No hablo ya de esta frase que es sin duda una perla: "porque quieren meterle el 'homosexualismo' y sus derivados por los ojos a la gente (...). No respetan ni las posturas de la gente ni mucho menos a DIOS". Ahí, bien en grande, porque la industria cinematográfica no respeta "las posturas de la gente", pero ellos sí, cuando se quejan de un supuesto adoctrinamiento LGBTIQ+. Porque sí, hay tantas formas de amar, que ninguno puede juzgarlas sin caer en la fobia. Porque lo que sentís todos aquellos que pensáis así es FOBIA, miedo y asco. Tres conceptos que no deberían existir en esto que muchos llamamos 'amar'.
Uno de los comentarios deja bien claro que los más pequeños de la casa no se extrañan por ver a dos chicas dándose un beso. Tampoco porque lo hagan dos hombres en plena calle. Porque al final, los prejuicios son exclusivos de la población adulta. Porque, en definitiva, el miedo y la fobia es de aquellos que nos han educado. De un sistema familiar y educativo que aboga por una libertad plena, menos en algo tan importante como el respeto.
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