No se podría decir que la espera haya sido demasiado larga. Tras 500 episodios de "Naruto Shippuden", los fans de la obra de Masashi Kishimoto solo han tenido que aguardar unas pocas semanas para poder seguir disfrutando de los ninjas. Y es que, la pasada semana se estrenaba la que está llamada a ser la gran continuación de un shonnen que ha marcado a toda una generación. "Boruto: Naruto Next Generations" tiene la oportunidad de mejorar las anteriores series, pero también corre el peligro de fatigar a los fans. El primer episodio dejó muy buenas sensaciones después de la visión del futuro con la que abrió la serie, y en la que se podía ver al hijo del Hokage en lo que parecía ser una batalla a vida o muerte. Sin embargo, rápidamente volvimos al presente y fuimos conscientes de lo que se avecina las próximas semanas. Boruto ha de andar el mismo camino que su padre, pero sus seguidores todo eso ya lo conocen.
Es lógico pensar que los creadores de la serie quieran mantener el excelente nivel de audiencia de "Naruto Shippuden", sin embargo para ello han de enfrentarse a algunos dilemas importantes. Por un lado son conscientes de que han de construir desde 0 a nuevos personajes, con nuevas personalidades y técnicas. Esto podría provocar un ritmo excesivamente lento durante los primeros episodios que provoquen la pérdida irremediable de seguidores. Además, al mismo tiempo deben saber mantener la misma esencia que provocó el éxito en el pasado, con referencias y elementos ya conocidos de las primeras temporadas. En el segundo episodio estrenado en el día de hoy hemos podido ver un poco de las dos vertientes, y la combinación no está dando muy buenos resultados en "Boruto: Naruto Next Generations".
Tras la llegada de Boruto a la Academia, toca el momento de las presentaciones y las primeras relaciones. El hijo del Hokage, a diferencia de su padre, no parte como un marginado social, sino que es visto como un ninja muy popular y con mucho potencial. Este hecho ya destierra de base la posibilidad de introducir a un personaje que cumpla un papel similar al que tenía Sasuke. Si bien es cierto que en este episodio hemos podido atisbar cierta rivalidad entre Injojin, el hijo de Ino y Sai, y Boruto, el choque no es tan palpable como el que tenían el Uchiha y Uzumaki. En esta ocasión el héroe no estará solo, y contará con la compañía de Denki, a quien ya vimos la semana pasada y quien promete tener más protagonismo en el pasado, Shikadai, y Sarada.
En esta ocasión sin embargo el enfrentamiento no lo ha tenido con Inojin, sino con Iwabee, un ninja repetidor que se ha mostrado agresivo contra el protagonista desde un primer momento. Tras un combate de lo más predecible, y con una animación pobre si la comparamos con el pasado, la balanza se volcaba del lado de Boruto. No obstante, pronto quedó desvelado que esto simplemente había sido una treta organizada por Inojin para probar a Uzumaki.
Está claro que estos episodios serán de transición hacia lo que de verdad constituirá el centro de la primera temporada. Es normal que los creadores quieran presentar a los nuevos personajes, sin embargo la fórmula recuerda demasiado a la serie original de "Naruto", y eso lleva a un ritmo lento y previsible. Por el momento sabemos que la semana que viene se introducirá al hijo de Lee en el episodio llamado "Metal Lee Desencadenado", y a simple vista no parece que vaya a ocurrir nada de importancia en sucesivos capítulos. "Boruto: Naruto Next Generations" necesita un revulsivo si no quiere morir antes de nacer.
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