En el año atípico que nos ha tocado a todos vivir, el cine ha visto cómo muchas de sus producciones se iban retrasando progresivamente con la esperanza de un 2021 en el que obtener mejores resultados en taquilla. Esto ha provocado el consecuente retraso de la carrera de premios y de los Oscar, que se celebran el 25 de abril. Para la cita, hay una película que parte como indiscutible favorita, "Nomadland". El filme dirigido por Chloé Zhaoha arrasado con todos los demás galardonesy ya no se vislumbra otro escenario que no sea el de su consagración por parte de la Academia.
"Nomadland" pone su foco, literalmente, en Fern (Frances McDormand), una mujer cuyo pueblo acaba abandonado, sacudido por la crisis de 2008. Sin más hogar que su furgoneta y sin esperanza de conseguir un empleo estable, Fern decide recorrer todo el oeste de Estados Unidos, encadenando pequeños trabajos con los que pagar la gasolina y conviviendo en comunidades de personas en su misma situación. Un drama humano que aún puede (y, si es posible, debe) verse en cines y que llegará a Disney Plus el próximo 30 de abril.
Una receta perfecta
Quizá la mayor virtud de "Nomadland", lo que la ha convertido en un fenómeno de tal magnitud, sea el perfecto equilibrio en el que dispone todos sus elementos. La cinta trata un tema con el que no es difícil conectar pese a que la mayoría nunca hemos vivido algo semejante. Además, lo hace con una dirección muy sutil e inteligente, casi documental, por parte de Zhao, que consigue imprimir un ritmo tan inmóvil como hipnótico a través de planos larguísimos y abiertos. Por no hablar de McDormand, imperial sosteniendo por sí sola cada escena con tanta fuerza como delicadeza.
También es sensacional el juego de fotografía y banda sonora, que transmiten a la perfección la sensación de majestuosidad y grandeza del entorno frente al ser humano. En definitiva, "Nomadland" consigue ejecutar una complicada coreografía bailando con la sencillez de quien se ata unos cordones. Es un absorbente baile en el desierto en el que, una vez que entras, ya da igual el tiempo que pase, podrías quedarte ahí para siempre.
Todo pasa sin que pase nada
Sin embargo, en ese mencionado hipnotismo de lo inmóvil es donde puede encontrar más problemas el espectador medio. Y es que en "Nomadland", película sobre el desarrollo de un personaje, no pasa gran cosa. O más bien sí, pero no en los términos narrativos tradicionales. Toda la trama, toda su evolución, está dentro de Fern. Lo que la rodea permanece quieto, inerte. No hay enormes giros de guion que cambien por completo su historia, ni momentos de una gran carga dramática que sirvan para relanzar el argumento. Lo que se mueven son los sentimientos: soledad, melancolía, pena, esperanza, dolor...
Porque, por encima de todo, "Nomadland"es una película cocinada a fuego lento. Y, por ende, es un tipo de cine que a muchos se les hará cuesta arriba. Es una decisión plenamente consciente de Zhao, y está claro que le ha salido bien la jugada. Ha apostado por hacer un filme en el que lo más "accesible", además de su actriz, es la música de Ludovico Einaudi. Eso sí, que no se entienda esto como una crítica negativa, ni mucho menos. La cinta sabe lo que es y el terreno por el que se mueve. Y dentro de esos parámetros lo intenta hacer de la forma más abierta y agradable para el público. Estrategia que funciona como un reloj.
La presión del favorito
El otro gran punto débil de "Nomadland" no es en realidad culpa de la película. La falta de estrenos ha provocado que se convierta en una imparable ganadora de todos los premios posibles. De forma totalmente merecida, además. Pero hay que tener en cuenta que, aunque es una grandísima película, no es la nueva joya atemporal del séptimo arte, como pueda parecer que sugiere su envidiable palmarés. Es una muy buena cinta, pasará a la historia, será considerada como un reseñable producto de su tiempo, pero se antoja difícil que pase de ahí (ojalá).
El problema es que esto es una conclusión que solo se puede sacar una vez vista. Y, ante la predisposición provocada por el fenómeno mundial en el que se ha convertido, puede dejar algo frío -que no decepcionado- a quien espere una cosa distinta. Insistimos, esto es algo en lo que "Nomadland" poco puede hacer. En los últimos años ha habido cintas mejores ganando Oscars, sin duda. También peores. El paso del tiempo la colocará en su sitio.
Conclusión
En resumidas cuentas, de "Nomadland" no se puede decir otra cosa que no sea que es una película muy notable, un ejercicio de gran belleza que merece todo lo bueno que le ha pasado estos meses. Quizá no sea para todo el mundo, está claro. Y su abusiva carrera de premios le pesa sobremanera. Pero todos aquellos que consigan entrar se adentrarán en un impresionante viaje existencial de potente calado emocional y social. Una de las imperdibles maravillas que nos ha dejado el malherido cine en 2020.
En resumidas cuentas, de "Nomadland" no se puede decir otra cosa que no sea que es una película muy notable, un ejercicio de gran belleza que merece todo lo bueno que le ha pasado estos meses. Quizá no sea para todo el mundo, está claro. Y su abusiva carrera de premios le pesa sobremanera. Pero todos aquellos que consigan entrar se adentrarán en un impresionante viaje existencial de potente calado emocional y social. Una de las grandes e imperdibles maravillas que nos ha dejado el malherido cine en 2020.
La potencia de sus reflexiones
Frances McDormand
El tándem fotografía-banda sonora
La delicadeza de Zhao
Su falta de ritmo no enganchará a todos
La posible sublectura de la romantización de la pobreza