El agente invisible es la película más importante del año en términos absolutos: con más de 200 millones de dólares de presupuesto, el fichaje de 3 estrellas del calibre de Ryan Gosling, Chris Evans y Ana de Armas y la dirección de los hermanos Russo anticipaba un éxito brutal. Y si bien ya se ha confirmado El agente invisible 2 y un spin-off para Netflix, la plataforma de streaming no puede estar contenta con los resultados en audiencia.
Me sorprende la celeridad con la que Netflix ha confirmado tanto la secuela, como el spin-off de esta película de los hermanos Russo. Esto me invitaba a pensar que sus cifras habrían sido apabullantes durante la primera semana, pero nada más lejos de la realidad.
Con esto no busco desacreditar a Netflix: si ellos consideran que ha sido un éxito, sus motivos tendrán. Pero la maniobra de confirmar la secuela y el spin-off horas antes de hacer públicos los datos de audiencia de su película más cara, ha captado mi atención. Sí creo que El agente invisible no ha sido ese triunfo que la plataforma de streaming está intentando vender en una época en la que ha perdido suscriptores (1,3 millones desde principios de año), y las perspectivas son todavía más negativas.
Quizás los números remontan en su segunda semana, que es lo más posible a estas alturas (el boca a boca está siendo más positivo que Alerta roja), pero por ahora, El agente invisible no ha justificado recibir el título de película con mayor presupuesto de Netflix.
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