En una fiesta a la que no dejan de llegar invitados nunca hay alcohol suficiente. Aunque Netflix se ha forjado la imagen de "churrería de series", lo cierto es que todavía considera no haber alcanzado la cantidad de producción deseada para defender su posición en el mercado durante los próximos años. La llegada de Disney Play, DC Universe, y Apple ha reescrito por completo las reglas del juego, imponiéndose una ley del más fuerte de la que ni Reed Hastings ni ninguno de los jugadores se querrán despegar si quieren salir victoriosos. La producción en masa será el "qué", y el catálogo original será el "cómo".
Según un nuevo estudio de Ampere Analysys difundido por THR el pasado martes, tanto Netflix como Amazon están planeando doblar su contenido original en un futuro próximo. En el caso de los de Hastings su repertorio pasaría de las actuales 229 producciones propias, a casi 500 con la llegada de 250 nuevas series y películas. Por su parte Jeff Bezzos intentará seguir el ritmo de la competencia multiplicando por dos las 105 producciones originales que día de hoy posee el catálogo de Amazon Prime Video.
Este gran incremento vendría en parte provocado por el descenso de productoras externas. Hasta el momento Netflix se apoyaba sin reparo en compañías terceras para sacar adelante muchas de las producciones financiadas con su propio dinero, sin embargo, la mayor parte de esas empresas ahora regresarán a sus matrices para operar bajo el paraguas de la competencia originalmente poseedora de las mismas. Los recursos de Disney se volcarán en las series Disney, y lo mismo sucederá con el resto de plataformas. ¿Qué solución ha ideado Netflix? La especialización.
Según el estudio de Ampere, durante el último año el servicio ha "mantenido su foco en géneros de comedia de tono juvenil, y en la ciencia ficción, lo que ha supuesto un éxito de récord para la compañía". Eso ha permitido aumentar el rendimiento de explotación sobre determinados nichos -cada vez más importantes-, pero al mismo tiempo ha provocado un desequilibrio en la variedad de la que tanto se jactaba Netflix hace unos años. Como ejemplo, solo el 29% del catálogo de Amazon son dramas, mientras que en el caso de los de Hastings, la cifra desciende hasta el 17%.
"Todos los grandes jugadores han expandido su número de producciones originales de cara a una creciente competitividad de mercado", explica el analista Richard Cooper. "Lo interesante es ver cómo los perfiles de audiencia de cada uno de los servicios están volcándose hacia el contenido original, sugiriendo al mismo tiempo su especialización en distintos nichos del mercado de vídeo bajo demanda". A diferencia de otras industrias que siguen a rajatabla la lógica capitalista, y terminan operando bajo grandes economías de escala, el mercado del SVOD está viviendo el proceso contrario.
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