Tiburones, acción y mucha sangre son tan solo algunos de los ingredientes de En las profundidades del Sena, la nueva película francesa que acaba de aterrizar en Netflix y que promete arrasar este final de primavera en la plataforma de streaming. Muchos aseguran que el verano no empieza hasta que no se estrena una película de tiburones. Pues bien, esa película ya está aquí y os aseguro que después de haberla visto, me parece bastante más buena que la mayoría de obras similares que nos llegan desde Hollywood.
La científica Sophie se ve obligada a enfrentarse a su trágico pasado para salvar París de un baño de sangre cuando un tiburón gigante aparece en el Sena. Esta es la escueta sinopsis de En las profundidades del Sena, una película dirigida por Xavier Gens (Budapest, La piel fría, The Crucifixion) y escrita por un equipo de hasta 5 guionistas en el que se incluye a Gens.
En el reparto de la película destacan Bérénice Bejo, Nassim Lyes, Léa Léviant, Anaïs Parello y Sandra Parfait, entre otros muchos rostros conocidos en la industria audiovisual francesa.
En las profundidades del Sena es una coproducción Francia-Estados Unidos, algo que se nota principalmente en el presupuesto de la película, y no tanto en su equipo creativo y técnico. Con un reparto eminentemente francés y un director galo, esta cinta de tiburones se ve y se disfruta como si de un pequeño blockbuster se tratara, guardando todas las diferencias posibles. Es precisamente en lo técnico donde mejor funciona En las profundidades del Sena, un proyecto que luce increíblemente bien debajo del agua, y que se tambalea cuando sus personajes salen a superficie.
Sin engañar a nadie, esta película francesa tiene un guion bastante malo como ya es habitual en este subgénero. Ni siquiera su marcada crítica medioambiental suscita interés al espectador, que en muchos casos se pone del lado del tiburón y querrá que acabe con la vida de todos los protagonistas. También aburre ya que en este tipo de cine deba existir sí o sí diálogos con tecnicismos que no llevan a ninguna parte, como si tuviéramos que pensar que el equipo de guionistas se ha documentado. ¿Y? ¡Solo quiero ver a tiburones comiendo gente!
Pese a todo, las logradas secuencias de acción y los correctos efectos especiales elevan a En las profundidades del Sena por encima de la media en un género que se ha visto afectado por continuos intentos de imitar lo que un día consiguió Steven Spielberg: que los tiburones se hagan con el cine.
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